MIAMI, Estados Unidos. — Un nuevo experimento impulsado desde Cuba permite al régimen de la Isla obtener ganancias por la exportación de arándanos azules, un fruto mayormente cultivado en países fríos.
De acuerdo con la activista cubana Salomé García Bacallao, se trata de una práctica de hace varios años que tiene su base en las provincias de Pinar del Río y Matanzas.
“Más de 720 plántulas procedentes de Chile forman parte del experimento en la empresa agroindustrial Enrique Troncoso, de Pinar del Río, cuyos suelos se caracterizan por ser ácidos y arenosos, tal y como lo demanda esta variedad de cultivo”, señala un reporte publicado por la agencia Prensa Latina en 2017 y que fue citado por García Bacallao en redes sociales.
Según la información recopilada por la joven, los arándanos azules producidos en Cuba son comercializados por quienes manejan la tienda online en divisas mercocaribe.com.
“Merco Caribe está administrada por Intenza Export SL, una compañía radicada en La Coruña, España que se dedica a vender Marabú por internet”, explica García Bacallao.
La activista señala que los administradores de la compañía son Jaime Luis Mera Sánchez, Frank Carlos Vázquez Orraca, Rolando Cáceres León y Jenry Arliury Miranda Llano.
También puntualiza que en Google la empresa no aparece como Intenza, sino como la Asesoría Mera & Sánchez.
“Intenza Export SL se llamaba Jupinar Travel SL. Casualidad que uno de sus administradores tenga el mismo nombre de Frank Carlos Vázquez (Díaz), agente de la Seguridad del Estado que recibió una medalla por ser un infiltrado en cultura cuando el destape de ´Zunzuneo´ y que ha vivido en A Coruña (…) ¿Paranoia mía? No”.
Entre los dueños de Intenza también se encuentra Rolando Cáceres León, quien “sí promociona la compañía abiertamente”.
García Bacallao reveló que Cáceres León fue director del Programa Vídeo Club Juvenil de la Batalla de Ideas y hoy maneja un negocio de venta de productos nacionales en divisas por internet.
“Todas las personas que viven en Europa saben que las fresas, arándanos, y otras bayas, son de los sectores de la agricultura dónde más explotación laboral hay, y por eso son extremadamente caros. ¿Cuánto les pagarán a los agricultores cubanos que los cosechan?”, cuestionó la activista.
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