AREQUIPA, Perú – Apenas unos cuatro días luego de las protestas populares en la Isla que exigía libertad, comida y electricidad, el primer ministro cubano, Manuel Marrero Cruz, llegó este jueves a Venezuela en una “visita de trabajo”.
Un reporte del medio oficial Cubadebate indica que Marrero Cruz cumple una agenda que incluye encuentros con personal cubano laborando en ese país. No obstante, la estancia del primer ministro pudiera también servir para negociar dádivas a su mejor aliado en la región en forma de más combustible y recursos que alivien la crisis en Cuba.
Al respecto, el jefe de Gobierno fue recibido en el Despacho Uno del Palacio de Miraflores por el dictador Nicolás Maduro, con quien repasó el estado de las relaciones entre ambos países.
“En el encuentro (…) evaluaron, además, asuntos de interés bilateral y el fortalecimiento de posiciones comunes en defensa de la autodeterminación de los pueblos”, señala la nota.
En febrero, los envíos de petróleo de Venezuela a Cuba cerraron en torno a los 34.000 barriles diarios, una cantidad ligeramente superior a la de enero, pero por debajo de la media de los 56.000 de 2023.
Es la falta de combustible uno de las principales causas de los apagones de hasta 20 horas existentes en la Isla, los mismos que constituyeron uno de los detonantes de las recientes manifestaciones en Santiago de Cuba, Granma y Matanzas.
Durante su estancia en Venezuela, Marrero Cruz se reunió con profesionales de distintas áreas que la dictadura cubana exporta y explota en ese territorio.
Además, el primer ministro abordó la situación en la que se encuentra Cuba y la marcha del paquetazo de medidas económicas que el régimen eufemísticamente llama “proceso de implementación de las proyecciones de Gobierno para corregir distorsiones y reimpulsar la economía”.
La visita de Marrero Cruz estuvo precedida por un encuentro de trabajo en Caracas entre la vicepresidenta ejecutiva de Venezuela, Delcy Rodríguez, y el presidente de la Cámara de Comercio de Cuba, Antonio Carricarte.
Según el reporte, la reunión tuvo por objetivo “seguir impulsando la economía y el desarrollo productivo de las dos naciones”, una relación que el régimen de La Habana ha utilizado históricamente con sus aliados desde una postura más parásita que simbiótica.
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