CDMX, México. – Vestido con uniforme militar, la cabeza rapada y fuertes rasgos, el rostro de Yevgeny Prigozhin ha ocupado en los últimos días las portadas de los principales medios del mundo. Este multimillonario de 62 años, fundador y comandante del grupo de mercenarios Wagner, se sublevó contra el Kremlin después de haber hecho el trabajo sucio de su “amigo” Vladímir Putin durante años. De hecho, su última “tarea asignada” fue Ucrania, donde consiguió una de las pocas victorias rotundas que se ha anotado el régimen ruso recientemente, después de más de un año de invasión: la conquista de la ciudad de Bajmut.
Sin embargo, a Prigozhin no solo se le conoce por su papel en Ucrania. Anteriormente había estado en la mira del FBI por supuestamente dirigir una granja de trolls, conocida como la Agencia de Investigación de Internet, IRA, que se inmiscuyó en las elecciones estadounidenses, según los reportes de varios medios internacionales. Las operaciones del IRA, asegura una investigación de Bellingcat, están estrechamente ligadas al GRU, brazo de inteligencia del Ministerio de Defensa Ruso.
Original de San Petersburgo (antigua Leningrado), Yevgeny proviene de un estrato humilde: aprendió a sobrevivir en las calles hasta que con solo 20 años fue condenado por robo y fraude. Después de cumplir nueve años de prisión (de una condena de 13), el hoy multimillonario salió de la cárcel y se topó con un país diferente, que comenzaba a transformar su economía. Los tiempos de la URSS habían quedado atrás y él estaba listo para adaptarse como “emprendedor”.
¿Cómo un vendedor de perros calientes llegó a ganar millones?
En los 90, Prigozhin se reinsertó socialmente como vendedor de perros calientes. Luego abrió su propio restaurante que lo convirtió en un hombre de negocios. Ahí supo establecer inteligentes alianzas. El restaurante prosperó y Yevgeny amplió su mercado. “Isla Nueva” es el nombré del barco que compró para navegar el río Neva y donde servía lujosas cenas. Su cliente más ilustre era Vladímir Putin, a quien conoció cerca del año 2000, según indica un perfil publicado por El Heraldo de España. El presidente ruso, incluso, llegó a celebrar al menos uno de sus cumpleaños en el barco. Prigozhin se consolidaba como “el cocinero de Putin”. Este sobrenombre, según él, le fue adjudicado por el opositor ruso Alekséi Navalny, actualmente en prisión.
El contacto con Putin le permitió ganar las licitaciones que comenzaron a darle sostenibilidad a la empresa de catering que abrió. Inició como suministrador de alimentos al Ejército y a los colegios públicos. Su negocio creció indeteniblemente, así como sus ganancias. Sin embargo, en 2014 el “amigo” de Putin dejó la hostelería para dedicarse a otro negocio más lucrativo: la guerra.
Wagner: los mercenarios que amaba el Kremlin
Las leyes rusas castigan severamente el reclutamiento de mercenarios, excepto cuando lo hace el Grupo Wagner. Bajo las órdenes de Yevgeny Prigozhin, Rusia ha usado como “fuerza laboral” a reos, a quienes les ha ofrecido su futura libertad a cambio de su integración a la milicia.
Eso sí, las reglas están claras desde el inicio: quien deserte o se una al otro bando será ejecutado sin miramientos legales. En redes circuló un video donde el grupo aplastó la cabeza de uno de sus desertores a golpe de martillazos.
Rusia necesitaba a la compañía de mercenarios para que interviniesen en otros países de interés; mientras, el Kremlin negaba públicamente estar relacionado con Wagner. Los mercenarios, tan crueles como bestiales, han sido acusados de participar en serias violaciones de derechos humanos en Oriente Medio. Su papel en Siria ―en alianza con el dictador Bashar al-Assad― y África también ha sido documentado. Como pago, los mercenarios se llenan los bolsillos con el oro y recursos de las regiones donde han intervenido. Wagner pasó de ser un grupo de mercenarios dispuestos a todo a un ejército con artillería y cazabombarderos propios.
Prigozhin ha reconocido que fundó la compañía en 2014, justo durante la guerra del Donbás.
Sin embargo, a medida que la compañía conseguía más poder y recaudaba más dinero se hacía, también, más difícil de controlar. Una muestra la vimos este fin de semana cuando el grupo se sublevó contra el Estado ruso, específicamente contra el ministro de Defensa, Serguéi Shoigú. (Antes Prigozhin ya le había dedicado varios videos y audios repletos de insultos, amenazas y gritos). El argumento del “cocinero de Putin” es que en las últimas semanas sus filas han sido objeto de ataques del Ejército ruso, específicamente durante el repliegue y la retirada. El viernes 23, Prigozhin responsabilizó al departamento de Shoigú de bombardear sus campamentos, sus armas giraron a Moscú.
Wagner abandonó el territorio ucraniano para ocupar la ciudad rusa de Rostov del Don y desde allí posteriormente avanzó hasta Moscú. Solo se detuvo cuando Putin cedió y acordó no tomar represalias.