LA HABANA, Cuba. – Como vienen haciendo desde hace varios años con motivo del Día de las Madres, el Fondo Cubano de Bienes Culturales y el Ministerio de Cultura realizan hasta este sábado la feria “Arte para Mamá”, en el amplio local de Línea y 18, en El Vedado, que antaño fue un paradero de tranvías y autobuses.
El lugar abarca una manzana completa, con dos naves para los expositores, y un patio central, ocupado por los vendedores de alimentos ligeros.
La asistencia de público es bien elevada, si tenemos en cuenta la poca promoción, pues en el exterior del local no existe ningún cartel que divulgue el evento. Los que acuden se enteraron por familiares o amigos, o a través de las redes digitales.
Cuando llegué, me encontré con una cola para entrar de unos 100 metros. Dentro, el local estaba atiborrado de personas.
Me sorprendió el precio de entrada al recinto. La primera vez que asistí, hace años, valía 10 pesos. La segunda, 20. Esta vez me costó 50 pesos.
Quienes estaban allí para acceder al establecimiento se quejaban del elevado costo, pues por esta cantidad solamente se podía mirar lo que había en exposición.
Había una oferta general de mercancías en gran abundancia y de buena calidad. La mitad de lo que se vende es industrial. Lo artesanal está confeccionado en su mayoría con materiales importados.
Los vendedores son cuentapropistas, o de las llamadas mipymes, con ubicación fija de venta en locales arrendados o propios, ubicados en otros lugares, y poseen calidad certificada. Esto sin descartar que detrás de ellos esté la “empresa estatal socialista”.
La organización de los stands, que es de acuerdo al producto que ofrecen, facilita encontrar lo que se quiera comprar. Aunque hay un abarrotamiento de mercancía, no se aprecian ofertas de competencia, pues los precios son similares en todos los kioscos.
De susto, de infarto, son los precios de los artículos propuestos. Cualquier mercancía vale varios cientos o miles de pesos.
Algunos ejemplos para que se tenga una idea: sandalias para mujer y zapatos de hombre, desde 1.500 pesos las más sencillas hasta 13.300 las más elaboradas; orfebrería de fantasía, a partir de 300 pesos (piezas de plata entre 2.000 y 3.000); velas y jabones artesanales entre 200 y 350 pesos; una camisa cuesta 10.000 pesos, un traje 38.000 y la ropa femenina no baja de 2.500; las carteras y billeteras de piel, desde 800 hasta 5.000 pesos y los cinturones, 2.500.
Allí también se encuentran útiles para el hogar de plástico y cristal, alfombras para baños, telas, adornos y juegos de ollas de cocina a 19.000 y 20.000 pesos, y las ollas de presión pequeñas a 13.000.
En el patio interior central se ubican las carpas con la venta de alimentos ligeros. Cervezas, maltas, refrescos, jugos, pizzas, panes con hamburguesas, confituras y otros productos son las ofertas, con un costo igual o superior a los existentes en cualquier otro lugar de la ciudad.
Pareciera que a esta feria hay que acudir con un saco de dinero mayor que el de Santa Claus. Sin embargo, asombra comprobar que a pesar de los elevados precios de las mercancías, no faltan personas que las compren. Pero una gran parte de los asistentes solamente pueden mirar y tienen que irse sin poder comprar el regalo para mamá.
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