Ciudad de México, México-.Más de 100 horas pasó una familia turca bajo los escombros de su casa tras el terremoto que devastó su país, cuando los rescatistas lograron sacarlos.
Pese a que la esperanza de encontrar a supervivientes se desvanece después de 72 horas – más del 90 % de los sobrevivientes de terremotos son rescatados en los tres días siguientes-, este viernes se efectuó otro rescate milagroso en Turquía.
El hecho transcurrió en la ciudad de Nurdag, en la provincia de Gaziantep. Allí los equipos de salvamento lograron rescatar con vida a los cinco miembros de una familia.
Los especialistas rescataron primero a la madre y a una de las hijas y después localizaron al padre, que insistió en que liberaran primero a otras dos hijas atrapadas cerca, explica El Tiempo.
AP News reportó que las personas se refugiaron en un pequeño espacio que se creó entre los escombros.
En la multitud que se concentraba alrededor del rescate estaba Furkan Oktay, el único miembro de la familia que no se encontraba en la casa durante el siniestro. Con lágrimas en los ojos, el joven observó cómo sacaban con vida a sus hermanos y padres.
Otros rescates sorprendentes
La agencia Anadolu informó que también en Nurdag, una mujer embarazada de seis meses fue rescatada con vida tras pasar 115 horas bajo un amasijo de ruinas. Y una hora después, salvaron a su hija de seis años.Por otra parte salvaron a un adolescente que sobrevivió bebiendo su propio orine.
Aunque son múltiples las noticias de rescates esperanzadores, probablemente la más simbólica es la de Aya, que en árabe significa “señal de Dios”, una bebé que nació bajo los escombros del edificio de cinco plantas donde vivía su familia y que sepultó a su madre, sus hermanos y su papá.
Contra todo pronóstico la niña nació sana, sin daños en la columna y sobrevivió unas 10 horas luego de que un sismo de magnitud 7.8 destruyera la vida de más de 26 mil personas en el norte de Siria y el sureste de Turquía.
Los rescatistas descubrieron a la niña en la tarde del lunes, cuando cavaban buscando sobrevivientes. La bebé yacía junto al cuerpo de su mamá, Afraa Abu Hadiya, conectadas mediante el cordón umbilical.
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