Considerado entre los mejores libros del año en las listas de medios tan influyentes como The New Yorker, TIME, Kirkus Reviews y Vanity Fair, así como en la ya habitual lista anual de recomendaciones del expresidente norteamericano Barack Obama, Dead and Alive. Essays (Penguin Press, 2025), de Zadie Smith (Londres, 1975), no ha dejado de cosechar elogios y también algunas críticas por ciertos planteamientos en torno a “la política real”.
De acuerdo con la editorial, la autora de la aclamada novela debut White Teeth “aplica sus habilidades únicas como ensayista” a un amplio rango de temas: “Analiza con gran detalle a los artistas Toyin Ojih Odutola, Kara Walker y Celia Paul”, avisa. “Nos invita al cine para ver y reflexionar sobre Tár, y a Nueva York para reflexionar sobre los momentos espontáneos que nos conectan. Nos lleva a dar un paseo por Kilburn High Road, en su querido noroeste de Londres, y nos invita a llorar con ella la muerte de los escritores Joan Didion, Martin Amis, Hilary Mantel, Philip Roth y Toni Morrison. Reflexiona sobre los cambios de gobierno a ambos lados del Atlántico y sobre el significado de «lo común» en nuestras vidas”.
En The Guardian, Houman Barekat advierte que “Smith da en el clavo con la política de la creatividad. Pero en lo que respecta a la política real, se muestra menos segura”.
Y entra en detalles: “Su artículo de opinión en The New Yorker sobre la guerra en Gaza, publicado en mayo de 2024, fue ampliamente interpretado como ambiguo e inútil, y parecía equiparar a los manifestantes contra la guerra con los antisemitas”, subraya, y aclara: “Desde entonces, ha firmado una carta abierta en la que reconoce que las acciones de Israel son genocidas. El artículo en The New Yorker, reimpreso aquí con un nuevo preámbulo en el que se elogia a los manifestantes como «heroicos», es un artefacto intrigante: la prosa es ambigua, con un uso excesivo de la voz pasiva, lo que resulta aún más llamativo dado que la escritura de Smith suele ser muy clara y concisa”.
Tras sopesar algunas de sus opiniones sobre la política interna británica, la conclusión es que la “modesta aspiración” sobre la restauración del estado de bienestar moderno, desde hace décadas en proceso de desmontaje la situaría “firmemente a la izquierda de los starmeristas” [por el actual primer ministro Keir Starmer, del Partido Laborista (centroizquierda)], pero, en la opinión del comentarista, “sus instintos políticos son centristas”.
De hecho, sería difícil saber si se trata de “una pragmática bienpensante o una soñadora idealista” a la manera de “muchos miles de votantes liberales”, dice Barekat. “Es comprensible: es novelista, no teórica política”.
La profesora Megan O’Grady alaba en su review para The New York Times el libro de la británica, y señala especialmente sus “escenas urbanas” de Nueva York y del noroeste de Londres, así como, en general, “sus escritos más personales y elegíacos: recuerdos de una adolescencia aún no del todo superada o generosos homenajes a una generación anterior de escritoras, entre ellas Toni Morrison, Hilary Mantel y Joan Didion, a quien Smith, cuando era una joven escritora, le pidió un cigarro en una fiesta, sin saber quién era”.
A continuación, incide también sobre el texto titulado “Shibboleth”, que a su vez discurre sobre la eufemización y la instrumentalización del lenguaje en la arena política contemporánea: “En esta enrevesada crítica, escrita en los primeros meses de las protestas universitarias que exigían la desinversión en Israel, el ensayo parece equiparar la retórica de los activistas estudiantiles pacíficos con la de los funcionarios del Gobierno que justifican el ataque a Gaza”, cuestiona O´Grady, quien se sorprende cuando Smith le quita peso a las propias “opiniones personales” que acaba de exponer: “un giro extraño para una autora famosa en un debate sobre la ética de la retórica ante la matanza en curso”.
“Lleno de las agudas observaciones de Smith, Dead and Alive es un libro inteligente y sombrío, marcado por un giro radical a la derecha en la política y una gran inquietud sobre cómo vemos y hablamos del arte (y, por extensión, de la realidad)”, resume la reseñista en el diario neoyorquino.
A modo de alegato sobre su elección entre los cien libros de este 2025 que se debe leer, la revista Time cita al periodista y editor Hamilton Cain: “Pocos escritores son tan deslumbrantes y versátiles como Smith, cuya nueva colección de ensayos, algunos de ellos publicados anteriormente en The New Yorker, destaca la necesidad de la crítica en un momento en el que el pensamiento crítico se tambalea en Occidente y las fuerzas autoritarias están ejerciendo su poder”, señala. “Aporta una erudición cosmopolita a temas que van desde artistas y musas, ficción literaria (a la que da por muerta), la carrera de la gran Hilary Mantel y la guerra entre Israel y Hamás (en la que describe a los estudiantes manifestantes como «cínicos»). Smith plantea preguntas morales, pero rara vez las responde, fiel a la confusión de nuestro tiempo. Ante el declive mundial de la lectura de libros, Smith contraataca con un análisis frío, al estilo de Joan Didion, sobre dónde hemos estado y hacia dónde nos dirigimos”.


