El hambre de los 80

    I. 

    Aquejada de infancia

    de la ferocidad de los mayores 

    de la niña de pelo caoba 

    y sus molares de leche

    —la hermana de marras—

    hay cosas que no sabré cantarlas 

    porque Dios ni pío 

    ni falta que hace

    mi madre daba un alarido informe

    mi padre se soltaba el cinto

    untaba betún a los zapatos

    ese luto por mi infancia 

    el gran agujero de la neurosis

    y encontrar la aventura        

    del lenguaje 

    estoy 

    magullada    

    por el nombre ruso de la hermana 

    con la punta de la lengua 

    digiero la aliteración consonántica 

    entreabro los incisivos

    y sale el hipocorístico:

    Ta-tia-na 

    íbamos a misa los domingos

    no cruzábamos la calle solas

    ni jurábamos por el comunismo

    nos enseñaron muchas cosas que no sé

    cuando el Mariel 

    nos quedamos

    estragadas

    y esofágicas 

    no era que a Dios le interesara demasiado

    que nos entatianáramos cruelmente. 

    II. 

    Siempre he pedido mucho a la vida

    cuando mi madre se quemó la mano

    haciendo almíbar

    y siguió 

    planchando ropa para el doctor 

    la quemada tomó la forma heráldica 

    de 

    la hoz y el martillo 

    mi madre maldecía esta ocurrencia 

    marcada como res

    frente al fregadero

    corríanle por el rostro largos lagrimones 

    ¡hoz y martillo! —mugía

    luego el hambre de la adolescencia 

    pedíamos mucho a la vida 

    arrodillada ante el Cristo

    crucificado 

    de San Antonio

    en Miramar

    pedía a la vida irnos 

    dólares 

    volver a ver a mis padres 

    las tripas sonaban

    Cristo las oía

    toda la iglesia las oía

    —pobres niñas

    aquí una tostadita con mermelada de guayaba

    aquí una estampita comestible de Santa Rita de Casia

    pero la vida se hacía la sorda

    disimulaba 

    de noche

    a la hora de dormir

    las papilas gustativas se encogían 

    hasta 

    desaparecer

    volvía 

    el compás redoblante 

    de las tripas

    sonaban hasta que me quedaba dormida

    o hasta que zumbando se colaba una cucaracha

    las alas de 

    papel de 

    celofán 

    he pedido mucho a la vida

    movida por un hambre de toda índole

    el esófago jugando el pon 

    pedía agua con azúcar

    pan con azúcar 

    gofio

    bisté

    caramelos rompequijá

    caramelos de dulce de leche 

    chancletas de goma

    affidavit 

    jabón 

    chicle 

    ¡qué no hubiera pedido!

    que tía Generina nos volviera a abrir la puerta 

    el telegrama de inmigración

    el envío de dinero 

    cobas yuma

    pitusas lee

    levi’s 

    paco rabane

    pero la vida se hacía la sorda

    perjudicábamos a 

    todo

    el mundo

    ¡a la vida venirle con esa cantaleta!

    ¡pitusas!

    la vida prometía mucho 

    y daba con gotero:

    un huevo con arroz sangreado 

    en casa de mi madrina

    una malta

    con 

    leche 

    condensada

    en la maltera de 42

    y ahí seguíamos 

    año tras año

    hambreadas

    el Cristo cada vez más hermoso

    las venas moradas en 

    la frente

    sobresalientes lóbulos frontales 

    faz feroz 

    prefiguraba 

    el amante flaco y 

    demacrado

    antrofágico

    A. al cubo

    —Dios torturado 

    supuestamente lo sabe todo

    estaría al tanto de mi estómago vacío

    los retorcijones 

    correlativos a los clavos 

    y las cinco llagas—

    acuclillada en el cañaveral  

    frente a la ermita de San Lázaro 

    un 17 de diciembre

    pedí 

    orinando

    ¡qué me quiten el corset de yeso!

    ¡pizza!

    el santo

    lastimero

    me miró con 

    ojos de vidrio —no dejé para la ofrenda

    vino el hambre otra vez 

    fortísima 

    hasta 

    que se me pasaba

    la flojera 

    aprendí a entretener el 

    hambre: 

    un guarapo 

    un peso

    el corset de yeso 

    10 libras

    de 

    sulfato cálcico 

    se me hinchaban

    los pies

    ¿y la vida? 

    jejeje

    haciéndose la boba 

    pasaba por la mente el filme musical

    la dulzura de algunas comidas pasadas

    cuando la madre traía comida del campo

    la vida era menos aterradora—

    la madre 

    zurcía 

    las fundas 

    de almohada 

    traía café mezclado 

    con 

    chícharos

    en vaso alto

    a la cama

    el padre renegaba

    se sacaba el cinto

    untaba betún a los zapatos 

    mis padres 

    a veces 

    cerraban la puerta 

    crujían los muelles 

    como

    tripas de alambre

    —un pingazo— reíase la hermana 

    pero mi madre tenía una tristeza salvaje

    porque 

    todo

    se 

    había 

    acabado

    partir 

    del 

    59.

    III. 

    ¿Y las niñas?

    sin escolarizar

    salíanseles los huesos

    —tal vez habría que llevar a estas niñas

    a una correccional

    dice el seguroso enguayaverado 

    ¿y la vida? 

    en los laureles 

    la inanición 

    aconseja 

    tocar 

    la puerta de la vecina

    aconseja 

    robar

    en la diplotienda

    traficar dólares 

    —Cristo debió facilitar 

    una 

    guayaba 

    madura 

    a las niñas 

    abandonadas 

    en Cuba

    hemos pedido mucho a la vida

    y la vida 

    ha 

    concedido

    toronjas con azúcar 

    dos diarias 

    por cabeza 

    dan 

    para 

    tres días 

    engullo las recomendaciones 

    del 

    hambre

    lamo el azucarero 

    y la vida amarga mejora en la humillación. 

    IV.

    Mi padre y su bucle encrespado

    mi madre, cabello chino

    el brother, las sisters y yo sumamos cuatro

    dos afuera

    dos adentro

    las niñas abandonadas en Cuba

    abren y cierran el pico 

    pían y pían

    el silencio engulle los ruidos estomacales 

    nocturnos 

    la madre hubiera cantado 

    un bolero infecto

    —con la voz de la madre la noche se habría enchumbado 

    de una felicidad desoladora—

    pero 

    la madre pudo largarse

    a instancias del hambre

    déjame meter la cuchareta, Cristo crucificado—

    temía que nos pusiéramos raquíticas: 

    —yo me voy y les busco y les mando

    hierro

    calcio

    potasio

    zinc.

    V.

    Dos pedos atonales

    preámbulo al coro de vísceras

    viento metal:

    trompeta membranosa 

    el fiscorno se 

    ataruga         

    trombón del conducto digestivo desocupado 

    la trompa —el sonido de la caza—

    plegándose en muchas vueltas 

    pistonea conoidales 

    la tuba del intestino grueso baja dos tonos

    ¿bombardino o yeyuno?

    gime el pabellón del figle

    entran los viento madera:

    saxofón centrifugal del duodeno

    el oboe se contrae para

    execrar 

    —bajanda—

    óyese el corno inglés de la vacuola contráctil 

    y el clarinete bajo del intestino grueso 

    en ausencia 

    de 

    concreciones

    emite

    dos pedos de fagot

    y peristalsis dolorosa

    grand finale 

    deposición:

    una diarreíta acuosa del cornetín 

    escuchábanse el mar

    y las tripas sonoras 

    el cielo tronando y 

    el 

    tintineo de la lluvia de cristal

    se sabe 

    las inclemencias 

    de vivir 

    frente 

    al 

    mar

    ubicuo 

    de un azul maligno

    y aguas recias como una oleada de sollozos.

    *Autora: Rosie Iguanzo.

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    6 COMENTARIOS

    1. Se desordena el corazon cuando te leo. Se atraganta la rabia en un grito sordo. Entonces
      recuerdo a ese Dios dentro de mi, dentro de ti y me siento limpia.

      Abrazo largo en alas de mariposa.

    2. Magnífico y tremebundo! Pespunteado por todas las trompetas y retortijones léxicos del apocalipsis poético cubano. Rosie al rescate del idioma maldito, de las maltas y los pingazos de una hambruna de significado, en una lengua muerta, resucitada en exilio. Como Koser, Rosie habla en ladino. Cuando Rosie se pierde y se equivoca, tratando de imitar a Legna, y escribe décimas malas y cree que puede emular a NDDV con rimas rocambolescas de Flagler, cae estrepitosamente y su poesía da pena. Cuando habla en su mother tongue, cuando la Inguanzo spits y rapea, ah, entonces…. WOW… las tradicionales, las canónicas, las aburridas y premiadas tienen que joderse. Rosie es ya un fenómeno, y necesita crítica y editora, urgente!

    3. “peristalsis dolorosa
      grand finale
      deposición:
      una diarreíta acuosa del cornetín
      escuchábanse el mar
      y las tripas sonoras
      el cielo tronando y
      el tintineo de la lluvia de cristal
      se sabe las inclemencias
      de vivir frente al mar
      ubicuo de un azul maligno
      y aguas recias como una oleada de sollozos”

      Rosa: Felicito ese verso neovanguardista describiendo sonoríficamente el hambre de la Cuba ochentosa.
      🙂

    4. Un decir alegre, sin mancha, propio, musical y diáfano de la pasada penuria, la inocencia como fortaleza inmune con que una niña prevale y canta y canta y canta ya conciente, pero sin odios. Hermosos todos, y claro, teatrales como debe ser a lo Inguanzo.

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