MIAMI, Estados Unidos. – La visita oficial del gobernante cubano, Miguel Díaz-Canel, a la República de Belarús ha puesto nuevamente en el foco a Aleksandr Lukashenko, quien es descrito por medios especializados como el “último dictador de Europa” debido a sus más de tres décadas en el poder y a su estilo autoritario de gobierno.
Lukashenko, presidente de Bielorrusia desde 1994, recibió a Díaz-Canel en Minsk este miércoles, como parte de una agenda que incluye reuniones bilaterales y la participación del gobernante cubano en el Consejo Supremo de la Unión Económica Euroasiática.
Según el diario oficial Granma, la visita tiene el propósito de “ratificar y consolidar” los lazos entre ambos gobiernos. Sin embargo, más allá del acto diplomático, la figura de Lukashenko continúa generando controversia internacional por el carácter represivo de su régimen.
Lukashenko lleva más de tres décadas de poder absoluto en Bielorrusia y ha ejercido su mandato mediante “elecciones y referéndums cuestionados internacionalmente”, en los que ha abolido límites de mandatos y ampliado sus facultades presidenciales, de acuerdo con un artículo publicado por el LISA Institute en enero de este año. El mismo centro de estudios lo define como “el último dictador de Europa”.
Nacido en 1954 en la antigua República Socialista Soviética de Bielorrusia, Lukashenko inició su carrera política en 1990 como diputado del Soviet Supremo. Fue elegido presidente en 1994 tras obtener el 80,1% de los votos en la segunda vuelta de las primeras elecciones democráticas del país. Desde entonces, ha sido reelecto en todos los comicios, siempre bajo denuncias de fraude y represión a la oposición.
A lo largo de su mandato, ha consolidado un sistema altamente centralizado, con control estatal sobre la economía, los medios de comunicación y el aparato judicial. El informe del LISA Institute destaca que su gobierno se ha caracterizado por “detenciones arbitrarias, represión de activistas, periodistas y políticos opositores”, así como por el mantenimiento de la pena de muerte.
La crisis política más reciente se produjo tras las elecciones presidenciales de 2020, en las que Lukashenko fue declarado vencedor con un 80,2% de los votos frente a la opositora Svetlana Tijanóvskaya. La comunidad internacional, incluyendo la Unión Europea y Estados Unidos, rechazó los resultados por considerarlos fraudulentos. La represión violenta de las protestas posteriores provocó nuevas sanciones internacionales y el aislamiento diplomático del régimen.
Pese a ello, Lukashenko mantiene una base de apoyo interna, particularmente entre sectores beneficiados por su política de subsidios y prestaciones sociales. Bajo su gobierno, la pobreza se redujo del 41,9% en 1992 al 5,6% en 2020, según datos del Banco Mundial, y la tasa de desempleo se mantiene oficialmente por debajo del 1%. Su modelo económico, descrito como un “socialismo de mercado”, combina intervención estatal, renacionalización de empresas y control de precios.
El dictador también ha reforzado la alianza estratégica con Rusia. En 1999, promovió la creación de la Unión Estatal de Rusia y Bielorrusia, y es miembro fundador de la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC), una alianza político-militar liderada por Moscú. Bielorrusia ha servido además como plataforma de apoyo logístico a las operaciones militares rusas, incluyendo la invasión a Ucrania.
El perfil biográfico de Lukashenko destaca además por su historial militar y su vinculación con el aparato soviético. Licenciado en Historia y en Ciencias Agrícolas, fue comisario político en el Ejército Rojo y directivo de una granja estatal antes de iniciar su carrera parlamentaria. En 1993, fue nombrado presidente del Comité Anticorrupción del parlamento, cargo desde el cual denunció a altos funcionarios, lo que le permitió construir su imagen como “outsider” frente a las élites tradicionales.
Desde entonces, ha gobernado sin alternancia. En 2004, un referéndum eliminó el límite de dos mandatos presidenciales, allanando el camino para su permanencia indefinida en el poder. En febrero de 2024 anunció su intención de presentarse nuevamente a las elecciones previstas para enero de 2025.
“El mismo presidente ha justificado siempre su estilo de gobierno autoritario como necesario para ‘controlar el país y no perjudicar la vida de las personas’”, señala el informe del LISA Institute. Sin embargo, organizaciones como la OSCE, Human Rights Watch y Amnistía Internacional han documentado sistemáticamente violaciones de derechos humanos bajo su régimen.
La visita de Miguel Díaz-Canel a Minsk ha sido celebrada oficialmente por el gobierno bielorruso, que desplegó banderas cubanas en las principales avenidas de la capital. No obstante, para muchos observadores, el encuentro entre ambos gobernantes representa la afinidad entre dos modelos de poder marcados por el autoritarismo, el control del aparato estatal y el rechazo frontal a las democracias liberales occidentales.