LA HABANA, Cuba. – Un viejo refrán, usado para referirse a la sucesión de un hecho con un mismo protagonista pero en diferente escenario, reza: “El mismo perro con diferente collar”.
¿Quién es el perro en el caso cubano? Pues el régimen, siempre tan ofendido con las declaraciones del Parlamento Europeo, y que no quiere acostumbrarse a la verdad de las declaraciones en defensa de los derechos humanos que históricamente se han hecho contra la dictadura comunista.
Los actuales jerarcas del régimen olvidan que en los primeros días de 1959 Fidel Castro se burlaba de los derechos humanos y fusilaba a diestra y siniestra, o encarcelaba a disidentes y a miles de personas que se oponían a su delirio.
Ni siquiera organizaciones revolucionarias surgidas en el seno de los estudiantes universitarios, recordemos el Directorio, tenían derecho al disfrute del triunfo, tras el que terminaron inconformes, apartados y rechazados por Fidel Castro.
Han olvidado también qué ocurrió en 1988, cuando cientos de activistas pertenecientes a organizaciones de derechos humanos fueron enviados a la cárcel con causas judiciales fabricadas o fueron forzados al exilio.
Ahora, la dictadura comunista de Cuba vuelve a ofenderse: “Nuevas fuerzas reaccionarias subordinadas a las posturas más hostiles de Estados Unidos, han impuesto en el Parlamento Europeo una resolución contra Cuba”, refiere la prensa oficial.
¿Contra el pueblo, Díaz-Canel, o contra la tiranía castrista? ¿Es que aquellos que están presos y esperando juicio no pertenecen al pueblo?
Nunca podrán probar que quienes se rebelaron ayer, quienes se rebelan hoy y quienes se rebelarán mañana, sean vulgares delincuentes y mercenarios. Hemos sido periodistas, médicos, abogados, escritores, obreros y pintores acompañados por cientos de hombres y mujeres del pueblo.
El régimen castrista no ha tenido el menor pudor, miente siempre, y no llama por su nombre a las violaciones de los derechos humanos que comete contra el pueblo.
¿Quieren peor trato que imponerle al pueblo el hambre y las permanentes colas? ¿O que trazar el camino, junto a regímenes “amigos”, para que los cubanos salgan de la Isla y no protesten contra la dictadura?
¿Quieren peor trato que usar la mentira para engañar a un pueblo, convertido en una funesta colonia del comunismo, miserable y empobrecida, y ansioso de un cambio de sistema político?
La retórica castrista está ridiculizada desde hace mucho tiempo. Nadie cree en el avance de una Revolución putrefacta. La del Parlamento Europeo no es una resolución contra Cuba, sino contra los abusos del régimen contra el pueblo. Es también una resolución preocupada ante la realidad y el pasado de un pueblo que se merece y agradece esa ayuda, para que desaparezca al fin el mismo perro con el mismo collar.
ARTÍCULO DE OPINIÓN
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