LAS TUNAS, Cuba. – Una profusa cofradía de periodistas y directivos de la prensa estatal cubana fueron recibidos el jueves de la semana pasada en el Palacio de la Revolución por el gobernante Miguel Díaz-Canel, pero no fue hasta el pasado martes 24 de agosto que el programa televisivo Mesa Redonda transmitió “un amplio resumen” del encuentro, editado “chapuceramente”, término este último que recojo de un comentario aparecido en YouTube.
De cualquier forma, con su estatismo inmovilista y porque hoy con decenas de mujeres y hombres presos el castrocomunismo es un cadáver insepulto, llevado en hombros por policías y soldados sobre la desidia cívica y el miedo, como un día lo fue la ya extinta Unión Soviética (URSS), alienta saber que, en su fuero íntimo, incluso en los pagados por el régimen para manipular a las multitudes a través de la prensa, ya aletea un soplo de glasnost (de transparencia). Entonces, cabe preguntarse: ¿En su encuentro con los periodistas oficialistas Díaz-Canel escuchó más de lo que realmente quería oír?
Cuando dije “prensa estatal cubana”, refiero la prohibición de una profesión liberal. Sépase que en Cuba las labores de “información y comunicaciones” integran el catálogo de 124 grupos de profesiones, artes y oficios prohibidos a los que el régimen niega licencias para su ejercicio por cuenta propia, cooperativas u otra organización empresarial. Quienes fuera de ese fórceps hacemos periodismo libre corremos el riesgo de ir a la cárcel, mientras nuestras familias sufren acoso en la Isla o se ven en la necesidad de emigrar.
Respecto a la propiedad y funcionamiento de los medios de prensa en Cuba, en el artículo 55 la Constitución expresa: “Los medios fundamentales de comunicación social, en cualquiera de sus manifestaciones y soportes, son de propiedad socialista de todo el pueblo o de las organizaciones políticas, sociales y de masa; y no pueden ser objeto de otro tipo de propiedad. El Estado establece los principios de organización y funcionamiento para todos los medios de comunicación social”.
En Cuba, en lo que prensa estatal se refiere, las cosas funcionan así: Granma es el órgano oficial del Comité Central del Partido Comunista de Cuba (PCC); Juventud Rebelde (JR) el “diario de la juventud cubana” –entiéndase de la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC)–; Trabajadores es el periódico de la Central de Trabajadores de Cuba (CTC). En este último caso, y como dato curioso, debe saber el lector que, aunque la oficialista CTC tiene su periódico, las “actividades de sindicatos” independientes también se encuentran expresamente negadas en los 124 grupos proscritos.
Pero no sólo son las “actividades no permitidas” las que coartan el ejercicio de las profesiones liberales en Cuba, también las autorizadas sufren incontables trabas para su desarrollo. A esas talanqueras no escapa ni la mismísima prensa oficialista. Hace algún tiempo me contaron que en una reunión en Las Tunas un dirigente preguntó: “¿Hay alguien de la prensa aquí?”, y cuando los corresponsales se identificaron, el jefe dijo: “Pues nada de lo que se diga aquí se puede publicar”. En ese contexto, que no es privativo de la provincia Las Tunas, sino de toda Cuba, Díaz-Canel recibió en el Palacio de la Revolución a directores, editores y periodistas de medios nacionales y provinciales “para potenciar la comunicación social”, dijo.
“Es verdad que se han cometido errores; han existido trabas, han existido burocracias, han existido problemas, pero aquí hay mucha obra también que defender”, aseguró el presidente designado por el general Raúl Castro. Precisamente esa frase, “hay mucha obra que defender”, sirvió de título a la crónica publicada por el periódico JR, con la que el “diario de la juventud cubana” intentó comunicar, sin conseguirlo, pues hizo que no pocos lectores en Cuba y en el mundo se preguntaran: ¿Con tantos traspiés que han dado en más de 60 años, a qué errores ahora se refiere Díaz-Canel?
José Alejandro Rodríguez, veterano columnista de JR, habló de “desgarramientos”, en alusión a jóvenes profesionales que optaron por abandonar empleos y medios oficiales, de los que hoy, no pocos, muestran su talento en la prensa independiente. Lirians Gordillo Piña, periodista de la Editorial de la Mujer, habló de la necesidad de contar “otras vivencias de la revolución”, de los “excelentes diagnósticos” que ellos hacen, y de contar las injusticias, entre ellas las cometidas el 11J. Por su parte, Edda Diz Garcés, directora de la Agencia Cubana de Noticias (ACN), respecto al secretismo de los dirigentes, dijo: “no nos niegan la información, nos dan tranquilizantes”. Ana Teresa Badía Valdés, periodista y profesora de comunicación, luego de un análisis donde expuso como las palabras “desconfianza”, “mentira”, “ineptos” e “improvisados”… marcan el panorama comunicacional, dijo que pudiera repetirse el 11 de julio si no comunican mejor, y ella no fuera honesta si no lo dijera. En tanto, el joven periodista Armando Franco, director de la revista Alma Máter, aseguró que “si hoy desapareciera la Editorial Abril (especializada en publicaciones para niños y jóvenes) nadie la extrañaría”, pues ninguna de esas revistas cumple su estatus social.
Un momento “estelar” de la velada fue el de Cristina Escobar, periodista del Sistema Informativo de la Televisión Cubana, quien dijo: “yo nací en Luyanó”, refiriendo a una Cuba que todavía falta por contar en los medios, y de cómo y por qué faltan imágenes del 11 de julio en los medios en que ella trabaja. Reveló, además, que a ellos le pidieron proteger las instalaciones de radio y televisión y no salir a la calle a reportar los sucesos que estaban ocurriendo.
El periódico JR también toma una cita de la periodista Rosa Miriam Elizalde: “tenemos grandes fortalezas como la Revolución en el poder”, pero la censura cuando ella relató que la Unión de Periodistas de Cuba (UPEC) se encontraba realizando un censo de infraestructura “del que ya están llegando resultados” y que, por ejemplo, muestra que en Santiago de Cuba existen “14” medios con un vehículo y “8” medios de prensa sin transporte.
Aunque al resumir su encuentro con la prensa por conveniencias personales y políticas Díaz-Canel maximizó otros conflictos pasados, como la Crisis de los Misiles, tratando de minimizar el colapso económico, sanitario y sociopolítico que llevó a miles de cubanos al estallido social del 11 de julio, sin diferencias de credos los periodistas cubanos todos, por su bien y el de la nación toda debían hacer suyo el credo periodístico de José Martí, que sirve para todos los tiempos y todas las tecnologías, cuando de la prensa dijo: “Debe desobedecer los apetitos del bien personal, y atender imparcialmente el bien público. Debe ser coqueta para seducir, catedrático para explicar, filósofo para mejorar, pilluelo para penetrar, guerrero para combatir. Debe ser útil, sano, elegante, oportuno, valiente. En cada artículo debe verse la mano enguantada de quien lo escribe y los labios sin mancha que lo dictan. No hay cetro mejor que un periódico”.
ARTÍCULO DE OPINIÓN
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