LA HABANA, Cuba. — Desde el centro penitenciario de máximo rigor Combinado del Este, en La Habana, reclusos informaron a CubaNet que el activista y preso político Yuri Almenares González se encuentra en huelga de hambre y en régimen de aislamiento.
En llamada telefónica realizada desde la prisión el pasado 1 de diciembre, el propio Yuri Almenares González manifestó su intención de iniciar la protesta, si bien la conversación no pudo ser grabada pues la llamada estuvo todo el tiempo monitoreada por un guardia y solo se le permitió con el objetivo de que pudiera comunicarse con un familiar para pedirle que le gestionara la apelación de su condena.
El preso político pudo indicar que había recibido la notificación de su sentencia, consistente en siete años de privación de libertad. También destacó que los militares le prohibieron hacer uso del teléfono por los siguientes dos meses en lo que consideró un claro intento de impedirle denunciar su situación. El recluso añadió añadió que, a partir de ese momento, se declaraba en huelga de hambre en protesta por la condena.
Esta información fue corroborada en la tarde de ese mismo día (1 de diciembre) vía telefónica por un manifestante del 11J, quien, bajo condición de anonimato, se comunicó para denunciar que al joven influencer le habían suspendido el teléfono por dos meses y que se había plantado en protesta tanto por la condena como por la restricción de las comunicaciones.
Del mismo modo, el 2 de diciembre, también bajo condición de anonimato, un familiar de otro prisionero cautivo en el edificio 3 se comunicó con CubaNet para indicar que el activista Yuri Almenares González se había declarado en huelga de hambre el día anterior.
Yuri Almenares González, de 41 años de edad, es activista del Movimiento Cívico Democrático “Una Nueva República” Arnaldo Zapata Tamayo. Tras más de dos años en prisión preventiva fue condenado a siete años de cárcel por el supuesto delito de desacato a la figura del gobernante Miguel Díaz-Canel como castigo por sus publicaciones en redes sociales.
A finales de noviembre denunció vía telefónica que fue sometido desde la mañana del día 20 de ese mes hasta pasadas las dos de la tarde del día siguiente al castigo conocido como “fijación”, que consiste en esposar al prisionero a un banco de torturas por el tiempo que determinen los represores, sin agua, sin comida y sin derecho a ir al baño, por lo que la víctima se ve obligada a hacerse sus necesidades encima.
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