Ciudad de México, México-. Esta telenovela brasileña del año 1986 que cautivó a la audiencia cubana, está inspirada en un personaje real del siglo XIX, Ana Jacinta de Sao José.
Hablamos de “Doña Bella”, el dramatizado que rompió con las fórmulas tradicionales del género y nos mostró una historia de amor donde importaba más la venganza que el típico final feliz.
El dramatizado cuenta la historia de una hermosa mujer que fue raptada y violada por un funcionario de importancia en su región, quien también mató a su abuelo, el único familiar de Bella. Tras su rapto, el prometido de la joven la abandona y comienza una relación con otra mujer. El dolor que le provocó el desprecio de Antonio condujo a Bella(Maitê Proença) a un camino de venganza.
Doña Bella construye la finca de Jatobá, el más lujoso y reconocido burdel de la región. Eso la convierte en el anhelo de los hombres vecinos, pero en la mayor enemiga de la población femenina. Pasar una noche con ella no era para todos. Solo los hombres más ricos podían pagarlo con diamantes,oro, lujos.
Aunque tenía cuanta riqueza material desease, Bella seguía pensando en Antonio; como él en ella. Por lo que deciden reencontrase ahora como amantes. Por supuesto, una telenovela necesita conflictos que alarguen la trama, así que los enamorados vuelven a separarse por dificultades e intrigas.
La relación entre ellos se vuelve tan hostil que Bella manda a matarlo. Antonio sale vivo pero muy malherido. Una vez que se recupera es él quien cobra venganza y envía a dos esclavos a golpearla. Producto a ello, la joven termina con una enorme cicatriz en la espalda. Furiosa, una vez más Bella envía a otros hombres por Antonio. Cambia de idea en el último momento, pero ya era tarde. Antonio estaba muerto.
La protagonista, que salió libre tras el juicio por el asesinato de su amante, decide cambiar su vida. Primero corta su largo cabello que simboliza su belleza y se marcha del pueblo, decidida a tener una vida discreta.
A finales de los 80 cuando transmitían Doña Bella cuentan que las calles cubanas estaban vacías. Todos estaban en casa, o en la casa del vecino con televisor, para ver la novela. La belleza de Maitê Proença y su icónica frase “Vivir es peligroso” han quedado tatuadas en la memoria nacional.
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