MIAMI, Estados Unidos. – El exdiplomático Víctor Manuel Rocha, acusado por EE.UU. de actuar como agente extranjero secreto de Cuba, está siendo representado por la abogada Jacqueline Arango, de acuerdo con CNN y El Nuevo Herald. Arango trabaja para el bufete Akerman, de Miami, el cual ha estado muy ligado al tema Cuba, al menos en la última década.
Hasta el momento, la abogada no ha hecho ninguna declaración pública sobre el caso. Tampoco respondió una solicitud de información de El Nuevo Herald.
Jacqueline Arango, abogada de Akerman
Según la web de Akerman, Arango es una antigua fiscal auxiliar de EE.UU. con enfoque en corrupción pública y seguridad nacional. Akerman la define como “una litigante altamente experimentada con más de 50 juicios ante jurado” y agrega que “defiende y resuelve investigaciones gubernamentales surgidas bajo estatutos criminales y civiles”.
Antes de unirse a la firma legal Akerman, Arango sirvió como subjefa de la Sección de Corrupción Pública y Seguridad Nacional de la oficina del fiscal de EE.UU., donde supervisó casos de corrupción pública y derechos civiles, incluyendo la investigación y procesamiento de funcionarios federales, estatales y locales por soborno, conflicto de intereses, malversación, extorsión y otros delitos relacionados.
Además, Arango tiene competencia en el tema de las sanciones económicas y brinda asesoría sobre las regulaciones de la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC, por sus siglas en inglés), que controla el cumplimiento de las sanciones contra el régimen de la Isla.
De hecho, el tema de las sanciones contra La Habana ha interesado particularmente a Akerman en los últimos años. De acuerdo con un reciente cable de EFE, “en los últimos dos años” la firma legal “ha sido una suerte de intermediaria entre compañías estadounidenses y empresas privadas de la Isla”.
Akerman, Joe García… y el viaje de 70 emprendedores cubanos a Miami
La firma Akerman fue una de las entidades que estuvo detrás del reciente viaje de 70 pequeños empresarios cubanos a Miami. A finales de septiembre pasado, el grupo de cubanos se reunió en Miami, justamente en la sede de Akerman, con líderes locales del gremio y representantes del Gobierno federal para debatir y establecer oportunidades de negocios.
De acuerdo con representantes de Akerman, citados por EFE, la idea del viaje fue ayudar a estos empresarios a establecer conexiones en el sur de Florida y “conocer las regulaciones federales de Estados Unidos diseñadas para promover la empresa privada en Cuba”.
Durante las sesiones con los emprendedores cubanos, los representantes de Akerman señalaron que el “emergente sector privado en Cuba” ha crecido de manera exponencial, “particularmente en los últimos seis meses, generando más de 250 millones de dólares para la economía cubana”.
Durante las jornadas en la sede de Akerman, la delegación cubana sostuvo sesiones informativas con funcionarios de los departamentos del Estado, Tesoro, y Comercio, así como con empresarios del sur de Florida. Que se sepa, estuvieron presentes Miguel “Mike” Fernández, presidente de MBF Healthcare Partners; Carlos Saladrigas, presidente del Cuban Study Group, y Roland Sánchez Medina, presidente electo del Colegio de Abogados de Florida.
(Poco antes, en septiembre pasado, Fernández y Saladrigas se habían reunido con el gobernante cubano Miguel Díaz-Canel en Nueva York).
Los encuentros en la sede de Akerman fueron coordinados por el excongresista federal Joe García, asesor de empresas de EE.UU. que hacen negocios con el “sector privado cubano”, de acuerdo con EFE y otros medios.
De hecho, en declaraciones al Miami Herald, García aseguró que una de las metas del viaje de los 70 emprendedores cubanos a Miami era demostrar que sus empresas eran “reales y no una fachada para el Gobierno cubano”.
Akerman: con los ojos en Cuba
El interés de Akerman en el tema de los negocios con ciudadanos o empresas cubanas no es reciente. En 2014, tras el deshielo iniciado por el expresidente Barack Obama, un grupo de abogados del bufete sirvió de puente a empresarios estadounidenses interesados en invertir en Cuba, de acuerdo con un reporte de CNN Money de 2015.
Ya en ese momento, los abogados cubanoamericanos Pedro Freyre y Augusto Maxwell ocupaban importantes posiciones en Akerman. Ambos, además, impartían una clase sobre Cuba en la facultad de Derecho de la Universidad de Columbia y se consideraban expertos en las leyes estadounidenses relativas a Cuba y en las leyes cubanas.
Akerman considera a Freyre “una autoridad internacionalmente reconocida sobre el Embargo de EE.UU. a Cuba”. En los últimos años, el abogado ha sido una guía fundamental para los clientes demandados tras la implementación del Título III de la Ley Helms-Burton, especifica la web de Akerman.
Freyre, incluso, fue uno de los invitados a la ceremonia de izamiento de la bandera en la Embajada de Estados Unidos en La Habana. El abogado aprovechó la ocasión, también, para viajar a la Isla con clientes corporativos.
Por su parte, Maxwell ha trabajado en la normalización de relaciones entre Washington y La Habana desde 2003, reconoce la web de Akerman. “Gus ha liderado discusiones entre funcionarios gubernamentales y líderes de la industria de EE.UU. y Cuba sobre las realidades de establecer relaciones comerciales continuas entre las dos naciones. (…) Gus acompaña regularmente a clientes que buscan hacer negocios en Cuba”, precisa la nota de presentación del abogado.
De acuerdo con CNN Money, los contactos de Freyre y Maxwell con Cuba durante años garantizaron la confianza de ambas partes (la cubana y la estadounidense) durante el deshielo. Desde 2002 ambos abogados servían de consultores sobre la Isla a varias compañías estadounidenses y se reunían, por separado, con funcionarios del Gobierno cubano y de Estados Unidos.
“Hemos estado hablando con los cubanos por tanto tiempo que ellos confían en nosotros. No les hemos fallado ni les hemos mentido”, dijo Maxwell a CNN Money.
En esa época, los abogados trabajaban para convencer a sus clientes de visitar la Isla y tratar con los personeros del Gobierno cubano. En esa época, también, le auguraban solo tres años más al embargo.
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