LA HABANA, Cuba. – “Soy historiadora del arte y mi nombre en las redes sociales es Lara Crofs, pero debe intuirse que ese no es mi nombre real”, comienza contando en entrevista con CubaNet la activista Yamilka Lafita Cancio.
En 2018 regresó a Cuba tras vivir ocho años en Brasil, adonde emigró con su pareja de entonces. Durante su estancia en el país sudamericano aprendió “mucho” sobre activismo y la importancia de que el pueblo pudiera ser escuchado por sus gobernantes, cuenta.
Lafita Cancio también confiesa que regresó a la Isla con los fondos suficientes para crear galerías de arte, donde todo aquellos creadores que hubieran sido “soslayados” por el régimen encontraran un espacio para mostrar su obra.
Sin embargo, cuenta que su idea se vio frustrada por el Decreto 349, lanzado por el régimen cubano para censurar a los artistas independientes.
La activista, que ha sido reprimida por la Seguridad del Estado en numerosas ocasiones, asegura que a pesar de que todos sus amigos han abandonado Cuba ella ha perseverado en la Isla. “Decidí quedarme siempre con la idea de que en algún momento me voy a tener que ir porque ellos son los que tienen el poder y saben cómo manejarle la vida a cada cubano, inclusive la mía”, reconoció.
Sin embargo, mientras siga en la Isla no se quedará en manos cruzadas, apunta. Por eso creó una “red de ayuda” en la que hoy laboran “muchísimas personas en todo el país”.
Lafita Cancio destaca que ayudar a madres y niños le produce “muchísima satisfacción”. “Esa alegría es un sentimiento único que ellos te transmiten cuando sienten de que tú realmente le estás resolviendo un problema, porque más allá de una necesidad se les convierte en un problema”, explica.
Según la entrevistada, la mayoría de las personas que se le acercan son desconocidas y viven en zonas rurales donde casi no hay señal de internet, pero llegan hasta ella gracias a amigos que conocen su trabajo social.
“Siempre hacemos una investigación previa porque ya se han dado casos no legítimos, como uno en Matanzas, en el que un padre ingresado con un niño pedía una ayuda que realmente no necesitaba”.
Sobre su profesión de historiadora del arte la activista aclaró que “está ahí, pero infelizmente no ocupa un primer lugar. Si llega a ocupar un lugar es el último en mi día a día… Si hay algo que me ha quitado este Gobierno, por ahora, es a la artista que soy”.
