Sheinbaum VS Gálvez: Cuba en las candidatas a la presidencia de México

CDMX, México. – Por estos días, las calles mexicanas están atiborradas de propaganda electoral. Hacia donde mires han pegado afiches con rostros de políticos locales y dibujado con pintura algunos nombres y lemas. #EsClaudiaLaDeAmlo probablemente sea el que más se repite por todo el país. Han escrito el texto junto a la silueta de una mujer con moño levantado. Es fácil reconocer que se trata de Claudia Sheinbaum, candidata del Partido en el poder (Morena) a la presidencia mexicana.

Claudia, última gobernadora de la Ciudad de México, se enfrentará en las venideras elecciones a la senadora Xóchitl Gálvez, quien se postula por el Frente Amplio (unión de Partido de Acción Nacional, Partido Revolucionario Institucional y Partido de la Revolución Democrática). Aunque podría haber un tercer candidato, todo indica que será una de estas dos mujeres quien ocupe la silla presidencial azteca, a partir de junio del próximo año.

Claudia Vs Xóchitl: el origen

Sheinbaum, amiga y fiel aliada de Andrés Manuel López Obrador, era la candidata natural a la presidencia. Durante todo el proceso Claudia tuvo el respaldo del líder de Morena, quien influyó en las elecciones de su partido, y logró que al menos tres de los cuatro hombres derrotados en las internas brindaran su apoyo público a Sheinbaum.

La sorpresa no fue que Claudia dejara en el camino al resto de los candidatos de Morena, sino que a última hora se sumara Xóchit Gálvez a la contienda, cuando la oposición parecía que no tenía un candidato fuerte.

El 27 de junio, AMLO no le permitió a la senadora del PAN asistir a una de sus conferencias “mañaneras”. Le cerraron la puerta de una institución pública y simpatizantes del presidente la agredieron verbalmente. Ese día, Xochitl, con un historial previo de altercados con el mandatario (a quien acusó de violencia de género), cruzó la plancha del zócalo de la ciudad, y justo enfrente del Palacio Nacional, teléfono en mano, transmitió el mensaje con el cual anunció su candidatura.

“Al cerrarme la puerta, miles de mexicanos me abrieron la suya. Entendí un poderoso mensaje: que la puerta de Palacio Nacional solo se abre de adentro hacia afuera. Por eso vamos a abrir esa puerta para millones de mexicanos. Desde aquí, les digo: voy a ser la próxima Presidenta de México”. dijo.

Aunque Sheinbaum y Gálvez se han declarado “progresistas” hay diferencias claras entre ellas. Una de las principales es cómo ven y se posicionan políticamente hacia la dictadura más longeva del continente americano, Cuba.

Sheinbaum, la clásica izquierda

A Claudia Sheinbaum no le molesta respaldar a la dictadura cubana. Cuando Silvio Rodríguez dio un concierto gratuito para los chilangos (habitantes de Ciudad de México) en el zócalo, Sheinbaum no reparó en comentarios positivos para el músico, además de entregarle las llaves de la ciudad.

La fiel escudera de AMLO salió al escenario y dijo: “Cuando ratificas ante decenas de miles que ser un necio en los ideales es algo que se elige, que a la zurda es mejor que diestro y que la gente es buena, aunque le digan mala”.

Como era de esperar, también echó mano al tema por excelencia para justificar la situación en Cuba. “El bloqueo a Cuba es una perversa tragedia que debe terminar”, sentenció la política.

Claudia Sheinbaum se graduó de la Universidad Nacional Autónoma de México como licenciada en Física. En 1990 arrancó la maestría en ingeniería energética en la UNAM y en 1994 obtuvo su doctorado en el mismo rubro.

Tuvo una relación de 30 años con Carlos Imaz, un político que estuvo involucrado en “los videoescándalos”, una serie de videos que destaparon en 2004 la primera trama de corrupción en la que estuvo envuelto el grupo más cercano a López Obrador.

En cuanto a Cuba, Sheinbaum no es una política que esconda sus simpatías por el régimen, también ha mostrado ampliamente su apoyo para implementar políticas que respalden al gobierno de Miguel Díaz-Canel.

En plena pandemia de la COVID-19, y como gobernadora de la Ciudad de México, fue la primera en traer médicos cubanos para que se integrarán a hospitales del gobierno capitalino, de la Secretaría de Defensa, de la Secretaría de Marina y del Seguro Social.

Claudia y su administración gastaron 135 millones de pesos (aproximadamente unos 11,250,000 de dólares) por las actividades que realizaron en la capital los 500 médicos que destinaron a hospitales públicos. Esta medida fue ampliamente criticada por las agrupaciones de médicos mexicanos, debido a los altos salarios que expendieron ( yque terminaban en los bolsillos de la dictadura); y sobre todo, a que nunca comprobaran la experiencia en este tipo de emergencias de los galenos cubanos.

En sus redes también ha hecho público su cercanía a la isla caribeña. La política festejó la entrega de la Orden Mexicana del Águila Azteca (máxima condecoración mexicana) al dictador Miguel Díaz-Canel.

Incluso, el 26 de julio de 2022, la candidata tuve presente la efeméride y recordó “la rebeldía nacional” de Cuba.

Xochitl no quiere amistad con dictaduras

Por su parte, Gálvez no ve a la dictadura cubana con los ojos de Claudia.

“Por más emotivos que sean nuestros lazos con América Latina no debemos ser amigos de gobiernos dictatoriales. Gobiernos como el de Díaz-Canel en Cuba, que tiene a más de mil presos; como el de Nicolas Maduro en Venezuela, donde no hay democracia y que persigue opositores… gobiernos como el de Daniel Ortega”, dijo a finales de agosto.

Posteriormente Xochitl Gálvez añadió que “México no ha levantado una ceja, mi solidaridad con la comunidad jesuita a la que le han decomisado sus bienes”, xpresó refiriéndose a las escuelas decomisadas en Nicaragua.

Sobre el negocio de los médicos cubanos tampoco se ha quedado callada.

“Hay más capacidad para poner médicos residentes, y también propondría que al menos les paguemos la misma beca de Jóvenes Construyendo el Futuro a los médicos residentes porque es una miseria”, expresó en referencia a los contratos preferenciales a cubanos, en lugar de pagar mejor a los especialistas locales.

Xochitl se identifica como indígena otomí y narra su vida como una historia de superación que recuerda las desigualdades de un país como México: una niña que vendía gelatinas que preparaba su madre y que, para poder estudiar, tuvo que obtener una beca para cursar Ingeniería en Computación en la UNAM.

Pasaron los años y Gálvez se convirtió en una empresaria y política relevante. La cual podría llegar a la Presidencia de México y derrotar al poderoso López Obrador y su movimiento. Aunque Claudia es la favorita.