LA HABANA, Cuba. – Aunque se conoce que en Cuba existe una fuerte tradición beisbolera, y que este deporte es considerado el pasatiempo nacional, en el año 1938 la mayor de las Antillas logró clasificar para el Mundial de Fútbol celebrado en Francia.
El conjunto caribeño tuvo su oportunidad gracias a un boicot al cual se plegaron países competidores como Estados Unidos, Costa Rica, El Salvador, Guyana Holandesa y México. Al retirarse esas naciones, el equipo cubano fue admitido automáticamente.
Pese a las circunstancias que habían rodeado su clasificación, la selección antillana se destacó en el certamen, con una actuación lo suficientemente decorosa como para atraer la atención hacia el fútbol caribeño.
Con solo 15 jugadores en su nómina, mientras el resto de los equipos contaban con 20, los insulares enfrentaron al experimentado conjunto de Rumanía en octavos de final. Aquel debut en la ciudad de Toulouse fue uno de los encuentros más emotivos del campeonato.
La oncena dirigida por José Tapia comenzó abajo en el marcador, pero empató y aventajó a su rival con goles de Héctor Socorro y José Magrina. A dos minutos del final llegó el empate rumano, que obligó a jugar en tiempo extra. Cada equipo marcó un gol, refrendando el empate, de modo que el pase a cuartos de final se decidió en un segundo juego donde los cubanos, pese a haber recibido un gol en el primer tiempo, lograron remontar y se llevaron la victoria, colándose entre los ocho mejores.
La gran estrella durante el primer partido fue el portero Benito Carvajales, quien detuvo cinco disparos a puerta. En el segundo encuentro fue sustituido por Juan Ayra, que supo igualmente contener a la ofensiva rumana, asegurando con su faena el triunfo de la escuadra antillana.
Ya en cuartos de final tuvieron a Suecia como contrincante, uno de los equipos más experimentados del torneo. La selección de Cuba, agotada por los dos partidos anteriores y sin suficientes jugadores para reemplazar a los titulares, cayó ocho por cero ante la oncena escandinava, que desplegó toda su categoría ante un plantel nuevo en esas lides; un equipo que logró llegar a la máxima convocatoria del fútbol mundial cuando nadie contaba con ellos.
