MIAMI, Estados Unidos. – Un informe de Archivo Cuba sostiene que trabajadores cubanos en la refinería The Cobalt Refinery Company Inc. (COREFCO), en Fort Saskatchewan (Alberta, Canadá), serían sometidos desde hace aproximadamente tres décadas a un esquema de explotación similar al aplicado en las misiones médicas del régimen cubano, con confiscación de salarios, controles de movimiento y disciplina político-ideológica.
En el documento, elaborado por María C. Werlau, se precisa que Archivo Cuba no ha podido verificar de manera independiente toda la información, pero se consideran “creíbles” los testimonios y pruebas aportadas.
Moa Joint Venture (Moa JV) se creó en 1994 con participación 50/50 entre Sherritt International (Canadá) y la estatal CubaNíquel. Del acuerdo surgieron tres empresas: Moa Nickel S.A. (mina y planta en Holguín, Cuba), COREFCO (refinería en Alberta) e International Cobalt Company Inc. (ICCI, en Bahamas). El informe señala que, desde el inicio del emprendimiento, Cuba envía a la refinería canadiense a unos seis empleados estatales: una persona como directora ejecutiva, un técnico y cuatro especialistas en contabilidad, finanzas y comercialización, seleccionados tras “una larga y minuciosa investigación” por su “compromiso ideológico y político” con el régimen.
Según documentación de 2016 citada por Archivo Cuba —carta de contratación “confidencial” firmada por la asesora de RR.HH. Andrea Marion y un manual interno de asignaciones de largo plazo—, COREFCO paga salarios con un bono de expatriación (15%), otorga asignaciones iniciales para ropa y vivienda, un préstamo para amueblar, seguros médico-hospitalarios, dental y de viaje, y un seguro de vida.
Además, “Cobalt Refinery Company Inc. entrega anualmente 2.750 USD a “las autoridades cubanas competentes”, un concepto que el manual denomina “tarifa de ingresos” para pensión, educación e incapacidad del empleado.
El manual también indica: “Los empleados que trabajan en Canadá reciben su salario de The Cobalt Refinery Company Inc. y todos los salarios, menos las deducciones regulares, se pagan al empleado a través del Banco Imperial de Comercio de Canadá. Los impuestos canadienses se deducen y la declaración de impuestos sobre la renta se presenta anualmente”.
Transferencias obligatorias: confiscación de hasta 84% del salario neto
El informe describe que, una vez recibida la paga neta en Canadá, los trabajadores debían transferir mensualmente “la mayor parte” de ese ingreso al Gobierno cubano a través de CubaNíquel. Tras deducir gastos básicos (combustible, internet, electricidad, agua y hasta 50 CAD en medicamentos), CubaNíquel aplicaba un tipo de cambio fijado por la parte cubana.
En 2016, un especialista con salario bruto anual de 95.450 CAD terminaba con un neto de 45.122 CAD; de ese monto, un trabajador sin familia podía quedarse con unos 600 CAD al mes —el 15,9% de lo pagado por COREFCO—, lo que supone una “confiscación” del 84,1%, según los cálculos de Archivo Cuba. Con cónyuge y dos hijos, el remanente subía a 1.080 CAD mensuales (confiscación del 71,3%).
Las transferencias se hacían —al menos en 2016— a la cuenta “CubaNíquel Tránsito” en el estatal Banco Financiero Internacional (BFI). Archivo Cuba exhibe comprobantes, incluido uno por 18.919,60 CAD de la entonces directora ejecutiva cubana en la refinería, Delvia Acosta Arostica (13 de abril de 2016). Proyectando la misma tasa de “confiscación” usada para un especialista, el informe estima que su salario bruto anual podría rondar 574.380 CAD.
A partir de sueldos y “tarifas de ingresos”, Archivo Cuba estima transferencias anuales hacia Cuba por cerca de 459.490 CAD para el equipo de seis cubanos (cinco especialistas más la dirección), además de 2.750 USD por cada especialista remitidos directamente por COREFCO a las autoridades cubanas.
Control político y restricciones de movimiento
El texto afirma que a los cubanos se les “lee la cartilla” a su llegada: no pueden relacionarse socialmente ni tener parejas con locales; no pueden salir de Fort Saskatchewan sin permiso de la dirección cubana y nunca solos —“como mínimo dos o tres”—, incluso para compras en Edmonton; y saben que están vigilados por compañeros, algunos colaboradores de la Seguridad del Estado. Miembros del Partido Comunista realizan reuniones mensuales “a escondidas, para que no se enteren los canadienses”.
Un testimonio recopilado por Archivo Cuba resume el atractivo económico de la misión pese a esas restricciones: “vivir en Canadá es un privilegio como quiera y para el cubano más todavía. Además, les dan $180 más al mes por el cónyuge y $150 por cada hijo menor de 18 años. Por alrededor de seis u ocho años dejaron de permitirles traer a la familia porque se quedaban, pero se dieron cuenta que, como quiera, la gente se quedaba, así que volvieron a permitirlo”.
Asilos, “deserciones” y penalizaciones en Cuba
Según el informe, unos 40 cubanos que abandonaron la misión o permanecieron en Canadá tras completarla residen en el área de Fort Saskatchewan y Edmonton; los últimos casos serían de 2021 y 2023. Muchos habrían aceptado no regresar por al menos ocho años —con base en disposiciones migratorias del régimen cubano— y el riesgo de sanciones penales en la Isla, apunta el documento. Archivo Cuba afirma que Canadá les concedió asilo y que las pruebas de transferencias y arbitrariedades fueron determinantes, por lo que “ha estado al tanto del esquema” en su territorio.
El informe enmarca lo descrito en la definición del Protocolo de Palermo (2000), ratificado por Canadá en 2002, que concibe la trata como la recepción o acogida de personas mediante “coacción”, “abuso de poder” o “situación de vulnerabilidad” con fines de explotación. Archivo Cuba sostiene que las evidencias “sugieren” que el esquema cubano se extendió a Canadá y que las autoridades canadienses han tenido conocimiento del mismo.