'California', David Hockney, 1965
'California', David Hockney, 1965.

All the songs have been sung
and all the saints have been hung…
Charlie Manson, “Cease to Exist”

La era de Acuario y la religión universal de California conforman una variante de la cienciología que acoge por igual a Charlie Manson y a Carlos Castañeda. Charlie es un mártir, uno de los santos llevados a la horca. Las canciones de California –todas las canciones: se agota el repertorio– han sido cantadas por los Beach Boys (“Cesar de existir”). No queda nada que cantar: es el fin de la canción del mundo. Manson mata, o manda a matar a Abigail Folger, la Reina del Café, y a Sharon Tate, la mujer de Satán Polanski. El cine ha influenciado el mundo físico más allá del ámbito cultural y de lo estrictamente intelectual. Existen unas consecuencias observables en la realidad, es lo que P. K. Dick llama Valis. Al ver la película El hombre que cayó a la Tierra, de Nicolas Roeg, con David Bowie en el papel del extraterrestre Thomas Jerome Newton, un rayo rosado nubla momentáneamente el entendimiento del escritor. La película le revela un nuevo evangelio. Mientras tanto, los filisteos que se han adueñado del mundo apresan a Charlie, lo encierran en la Cárcel Oscura; pero el juglar es el último cuerdo, un iluminado para quien matar es el último recurso, el recurso del método (la revolución acuariana, no el nazismo, como quiso hacernos creer la prensa, es su problema), es todo lo que queda por hacer, una vez que las canciones están cantadas y los santos colgados y los sabios relegados a Santa Ana, el suburbio de Los Angeles, a un condominio cualquiera, viviendo una vida sublunar en las inmediaciones de Disneylandia. El gurú con la cruz de plata en el pecho, como un Bulgákov berkeleiano, remite su historia y su historieta al Imperio Romano, directamente al Gólgota. El mundo cierra con broche de oro y no hay final feliz: hay Apocalipsis. El Paradiso de Lezama desemboca en el Apocalipsis sicalíptico de Arenas y Sarduy. Gracias al anatema de San Lorenzo de Jagüey Grande, Lezama termina sus días como un falso profeta. Su libraco no anuncia más que el advenimiento del castrismo: “ritmo hesicástico, podemos empezar” es el largo silencio circular, recursivo, de la tiranía. El origenismo es escatología del fin de los tiempos para nosotros. Los filisteos conducen sus negocios mientras los santos cuelgan de los postes de la ciudad. Paradiso es el triunfo de la muerte, porque nacer-allí (en esa época, en nuestra era, la era de Acuario, en los sesenta, con Bowie y Manson, los Beach Boys y Polanski, Los Carpenters y Horselover Fat y un Don Juan mexicano) fue una desgracia innombrable.

¿Pero qué más puede pedírsele a Lezama? ¿Qué otra cosa podía hacer sino resumirlo todo, la poesía la historia, la cultura en un gran nudo como un anillo de hierro hecho con el grillete de un apóstol? ¡No por gusto había vivido entre nosotros un apóstol! ¿No habían bajado los griegos del Olimpo y adoptado el apellido habanero Garrigó? ¿No fue Fidel el Cristo por una temporada? Lezama nace en un castro, cubierto de ronchas como constelaciones, y Sarduy ve un lechazo en la Vía Láctea: el Big Bang, que significa Gran Singada.

El castro del padre de Lezama, que aparece como prototipo de Urwelt, es la prefiguración del Cuartel Moncada y, por extensión, del acuartelamiento permanente de Cuba bajo el castrismo. A fin de cuentas, se trata del encastillamiento de Fidelia, la mazmorra subliminal de Segismundo, un trozo suelto de la leyenda negra. Sevilla sirve de telón de fondo a nuestras fantasías políticas. Todo es España invertebrada entre nosotros –España gaseosa, idealizada, que tomará carne en su hipóstasis: Fidelia.

Nuestra alma escapó cual ave del lazo de los cazadores;
se rompió el lazo, y escapamos nosotros.

* * *

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En la novela que me propongo escribir y nunca escribo, dos hermanos son arrojados en una balsa que navega en dirección norte —whatever that means–. Es de noche en alta mar y es como si navegaran en una nave espacial por un universo en expansión. En lo alto hay galaxias, la Vía Láctea, etcétera. La expansión sarduiyana es el cuajarón de leche de un marroquí en el piso de mosaicos aritméticos. Aquellos dos están a la deriva, el barco se llama La Traviata. Están perdidos, el norte se acerca a ellos o ellos se aproximan al Norte, el espacio y el tiempo son dos ilusiones para dos analfabetos en cuestiones espaciotemporales. De cualquier manera, ambas categorías físicas han encarnado en they /them. La balsa es un barco negrero en la negrura de la noche primordial, de esos que atravesaron estos mares de locura innumerables veces en otros tiempos históricos, or whatever the fuck histórico is supposed to mean. Víctor y Félix y el sargento batistiano, escapados de la cárcel (¿mayor, menor?) son los Tres Juanes y las tres coordenadas. Están in utero, a punto de ser arrojados a la realidad, a las costas de una tierra extraña: Cuba y la Noche.

En el formulismo lagrangiano, homogeneidad en el espacio implica conservación de momento; homogeneidad en el tiempo significa conservación de energía. De esta manera los hermanos se explican la eternidad del castrismo en tanto era imaginaria. La expansión exponencial del factor de escala significa que la distancia física entre dos cualesquiera observadores no-acelerados aumentará eventualmente más rápido que la velocidad de la luz. En este punto, los observadores ya no podrán tener más contacto.

Alguien cambió la conversación, habló de Cuba en estos términos: “el glorioso panorama de lindos jardines y parques, que forman terrazas de un nivel… fructífero”, citando las Memorias de una idealista de Malwida von Meysenbug (“…der herrlichen Aussicht schöne Garten und parkanlagen, die terrassenförmig eine Ebene”). Otro leyó la Plegaria del Musaf para el sábado por la noche: “En razón de haber pecado ante ti, tanto nosotros como nuestros padres, nuestra ciudad fue destruida y nuestro santuario devastado, todo lo que había sido precioso para nosotros llevado en cautiverio y la Presencia desterrada del Templo que había sido nuestra vida misma”. Los demás lloraron.

En el medio del cosmos volaba un papelito escrito a máquina. Félix sacó el brazo mecánico adosado a la cápsula y lo atrajo hacia el cubículo. Estaba fechado en California, el 3 de mayo de 1956.

Esto es lo que decía:

The Sacred Dildos

For all the happy days we paid with an eternity of pustules
The first one sprouted as you kissed me in the mouth
A brown-sugared monstrosity that spelled death like a wart
We were all very close to the original impasse.

The tears dislodged and fell like spittle from a trumpet
We said goodbye and never did I turn or regret
Over the counter bottles of golden pills from a God
Who spared me and dumped your bones in the first abattoir.

A holocaust survivor, I wandered the Earth on sheepback
Looking for you in the pools and the liquid recesses
Looking at you in the dildos and the tumorous sexes
Those who survive can see only their own reflexes.

O Death, only reflexes! Are ye dead? Is there more?
I wandered like a ghost searching for love in hospitals
O, the deeds of that mother who fistsfucks his own soul
And makes war in the bowels and digs soot from the gall!

Los consoladores sagrados

Por todos los días felices pagamos con una eternidad de pústulas
La primera germinó mientras me besabas en la boca
Una monstruosidad color azúcar que deletreaba la muerte como una verruga
Estuvimos muy cerca del traspié original.

Las lágrimas arrancadas cayeron como la saliva de una trompeta
Dijimos adiós y nunca me volví o lamenté
Sobre el mostrador botellas de píldoras doradas de un dios
Que me salvó y arrojó tus huesos en el primer matadero.

Sobreviviente de un holocausto, recorrí la tierra a lomo de oveja
Buscándote en los charcos y los rincones húmedos
Te vi en los consoladores y los sexos tumorales
Los que sobreviven solo pueden ver su propio reflejo.

¡Oh, muerte, solo reflejos! ¡Estáis muertos! ¿Hay más?
Vagué como una sombra buscando amor en los hospitales
¡Oh, las acciones de ese cabrón que con el puño a su propia alma folla
y hace guerra en las tripas y saca hollín de la hiel!

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NÉSTOR DÍAZ DE VILLEGAS
Néstor Díaz de Villegas (Cumanayagua, Cuba, 1956). Poeta, editor y ensayista. Fue estudiante de arte, pasó por la cárcel en Cuba, y emigró en 1979 a los Estados Unidos. Ha publicado varios volúmenes de poesía, recogidos todos en Buscar la lengua (2015). Fue el fundador de Cubista Magazine (2004-2006). Su más reciente libro, Poemas inmorales (2022), ha sido publicado por la Editorial Pre-Textos. Reside en Varese, Italia.

1 comentario

  1. Foción reencarna en este heterónimo del siempre inefable y delicioso Néstor Díaz de Villegas. Foción más que Fronesis y Cemí, pero sin dejar de ser la tríada encantada de Oppiano Licario o de Néstor Díaz de Villegas… Flechas certeras a la pesadilla.

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