Rocío Morejón, la chica “massa-girl” de la ilustración en Cuba

La diseñadora escénica Rocío Morejón (Matanzas, 1999) es la chica “massa-girl” de la ilustración en Cuba. Como para que no se ponga en dudas su pasión, lleva tatuada en el pecho la firma de “El César de la caricatura”, Conrado W. Massaguer: “como si yo fuera una acuarela suya”. Una chica “massa-girl”, en su opinión, es una flapper cubana.

Con un bob cut, Rocío coloca en todas sus ilustraciones la terminación del nombre de su bisabuela Sofía (“IA”), quien coincidió en su juventud con dos estilos, con dos sensibilidades: el art nouveau y el art déco. Son estos, junto a Tamara Lempicka, Gustav Klimt, Alfons Mucha, Schiaparelli, Coco Channel… los principales imaginarios de representación que encontramos en las ilustraciones de “la morejón”, tal como se hace llamar en Instagram. Ella confirma lo que suponíamos: en el fondo, sus ilustraciones no son más que ideas abocetadas; exquisitas postales abocetadas.

Edgar Ariel

Rocío, dentro del paisaje de la ilustración en Cuba tu obra tiene particularidades muy específicas. ¿Pudieras mencionar y explicar algunas?

Quizás lo que pueda diferenciar mi obra de la de otros ilustradores cubanos es mi pasión por rescatar las estéticas art déco y art nouveau. Las ilustraciones son el camino que encuentro para construir un mundo a mi gusto. Me gusta convertir a las personas que dibujo en personajes, descontextualizarlas del tiempo en que viven y estetizarlas a través de medios digitales.

Además de ilustradora eres diseñadora escénica. Actualmente estudias Diseño Escénico en la Universidad de las Artes de Cuba (ISA). ¿Qué te llevó a estudiar esta carrera? ¿Por qué la escogiste?

Soy de Matanzas, donde hay una cultura teatral bastante fuerte. De niña mi madre solía llevarme al teatro Papalote y a Teatro de Las Estaciones. Siempre me han impresionado las luces, los títeres, la caracterización de los personajes; son como magia para mí.

Decidí hacer las pruebas de aptitud en Diseño Escénico porque siento que el arte de las tablas es una manera de conectar en tiempo real con el pasado. Veo el teatro como una expresión ritual que nos acerca al origen y me permite, como diseñadora, entrar en un universo de símbolos visuales con los cuales expando mi búsqueda espiritual.

Eres joven, pero ¿cómo recuerdas tus inicios en el diseño y la ilustración?

Soy reciente, de ayer mismo, como diría Eliseo Diego. Tengo apenas 22 años.

Hace cinco años recibí un curso de diseño con el maestro Rolando Estévez, con quien aprendí la base. Luego, al terminar el preuniversitario, comencé a estudiar Diseño Escénico en el ISA. Estoy muy agradecida con los buenos profesores que he tenido en mi carrera.

Sin embargo, no entré de lleno en la gráfica hasta el comienzo de la cuarentena. La soledad e introspección me llevaron a pensar en nuevas formas de expresarme y canalizar toda la energía. Comencé a hacer ilustraciones y ha sido muy placentero aprender y compartir mi aprendizaje a la vista de todos.

¿Cómo se relaciona el diseño escénico con la ilustración? ¿Cómo entremezclas ambos universos creativos?

Las ilustraciones en algún punto son como fotogramas de escenas teatrales. Pienso muchas veces las escenografías de un modo bidimensional. Son universos que se retroalimentan. En el teatro, como en el cine, no es necesario diseñar todo un elemento; basta con mostrar la parte que el público va a ver. Aprovecho esta característica para concebir la escena de una manera planimétrica. Utilizo colores contrastantes y formas básicas para convertirla en un espacio totalmente imaginario.

¿Te defines como ilustradora o diseñadora?

Definirme no es algo que me guste. Soy diseñadora escénica; pero disfruto ser ilustradora y directora de arte. Me gusta hacer siempre lo que me apasiona y por ahora son estos caminos los que transito.

¿Qué es lo que mejor caracteriza a tus ilustraciones?

El eclecticismo entre lo contemporáneo y lo antiguo; el uso de colores vivos, porque no me gusta pensar en el pasado como un tiempo descolorido y triste. Me apropio de patrones del art déco y me invento otros para crear texturas visuales, según pida la obra.

¿Qué reglas tratas de respetar en cada nueva ilustración?

Pienso que lo importante en el arte es la autocrítica y la búsqueda de la belleza como una necesidad humana. Intento superarme en cada nueva ilustración amando lo que hago y siendo sincera conmigo misma.

Transitas entre el art déco y el art noveau… Intuyo que tu sensibilidad artística se encuentra muy relacionada con estos estilos, ¿verdad?

Para mí estos estilos son muy importantes porque coinciden con la época en la que mi bisabuela vivió su juventud. Me gustaba sentarme a su lado, escuchar historias de cuando era joven, soñar que la conocía de entonces y que cosíamos nuestros vestidos juntas. Ella se llamaba Sofía, pero le decíamos “ÍA”. Por esta razón todas mis ilustraciones tienen la marca “IA”. Cada cosa que hago es un homenaje a ella.

¿Quiénes han sido tus maestros, tus referentes? No sé por qué ahora pienso en Kees van Dongen…

Realmente Kees van Dongen y el movimiento fauvista en general no han tenido influencia sobre mi obra, al menos no conscientemente. Otros artistas me han influenciado más, como Tamara Lempicka, Gustav Klimt, Alfons Mucha, Shiaparelli y Coco Channel. Estas dos últimas son, entre las diseñadoras de vestuario, mis mayores referentes.

En el ámbito nacional admiro a Rita Longa, Jaime Valls y al excelentísimo Massaguer con su obra cumbre, la revista Social.

¿Me puedes contar qué es el Proyecto Social, inspirado en Conrado Massaguer?

El Proyecto Social surgió hace poco más de un año y ha ido cambiando en el transcurso de la pandemia. El objetivo fundamental era continuar la obra de Massaguer y de alguna manera saldar la deuda que tenemos con su legado gráfico. Veo en la Cuba contemporánea viejos y nuevos grupos sociales que no han sido representados dignamente a lo largo de la historia. Y es el Proyecto Social el medio que encuentro para visibilizar estos sectores y erradicar de una vez los prejuicios y tabúes que hace un siglo estaban vigentes.

¿Es cierto que te consideras una chica “massa-girl”?

Parafraseando a Almodóvar, uno es más auténtico en la medida en que se parece a lo que siempre soñó de sí mismo. Una “massa-girl”, en mi opinión, es una flapper cubana, esa mujer que nació en un período de liberalismo social y que rompió con lo que dictaban las normas sociales impuestas por los hombres. Me identifico muchísimo con estas mujeres y no sólo físicamente.

Me gustaría decir que soy una “massa-girl”, por eso llevo tatuado en mi pecho la firma del maestro Massaguer, como si yo fuera una acuarela suya.

¿Qué artistas, diseñadorxs e ilustradorxs cubanxs llaman tu atención?

Entre los artistas cubanos que más disfruto se encuentran Fremez, Rocío García, Duchy Man, Zenén Calero y el joven José Ángel Nazabal.

¿Puedes contarme, de manera general, cómo son tus procesos creativos?

El proceso creativo es la parte más divertida y emocionante. Suelo demorarme bastante porque soy muy detallista. Puedo estar hasta dos semanas trabajando en una misma ilustración, dedicándole alrededor de diez horas diarias, a veces más.

Primero tengo una idea que me lleva a hacer un boceto en mi agenda, donde también apunto características y símbolos que identifican a la persona que quiero retratar. Creo en eso de que el diablo está en los detalles. Profundizo en ellos para que la ilustración salga de la forma más limpia y elegante posible. El resultado siempre tiene la esencia del primer boceto, pero en el transcurso del proceso las ideas se van desarrollando y la ilustración termina siendo algo que jamás hubiese imaginado.

Hay un momento muy importante, una semana después de terminada una ilustración, aunque ya esté incluso publicada, vuelvo a ella; me detengo a ser autocrítica, apunto mis errores y los tengo en cuenta para no volver a cometerlos. Y así, una y otra vez…

¿En qué proyectos trabajas? ¿Cuáles son tus planes futuros?

Me encantaría estar tan clara del futuro como lo estoy del pasado. Aún me siento en un momento de “aterrizaje” en el plano profesional. Estoy realizando una serie inspirada en la anatomía de seres mitológicos de diferentes culturas. Pronto comenzaré mi tesis para graduarme el próximo año, empresa que demandará gran parte de mi energía y mi tiempo. También quiero hacer mi primera exposición personal. El resto se lo dejo al azar.