
Y, sin embargo, la gente fue
Por exceso de credulidad, desesperación, falta de sentido común, curiosidad o simple morbo, la gente fue a buscar la supuesta ayuda.

Por exceso de credulidad, desesperación, falta de sentido común, curiosidad o simple morbo, la gente fue a buscar la supuesta ayuda.

Desde este 9 de mayo, el Gobierno Provincial limita la entrega del pan de la canasta básica a niños de entre 0 y 13 años, y a instituciones priorizadas, «debido a la escasez de harina».

A sus 70 años y enfermo de cáncer, José Cecilio Pérez vive en condiciones de pobreza extrema.

Su contribución al mundo intelectual en la provincia de Villa Clara no ha sido suficiente para llamar la atención de las instituciones culturales sobre la difícil situación en que se encuentra.

Aunque el asunto alimentario es el más crucial, no es el único que afecta a los cubanos: transporte, agua, medicamentos, apagones, la falta de libertades… son otros recurrentes.

El insigne vanvanero, como el resto de nosotros, merece vivir con dignidad los años que le quedan.

“No tengo culeros, no tengo pollo… No hay medicamentos… dígame qué hago presidente”, dice la mujer, que ya no tiene cómo alimentar a su hijo pequeño

Los menos desafortunados han accedido a la miseria, y los restantes ven ya ante sí el espectro pavoroso de la indigencia

“Rasiel vivía en La Mina, yo lo conocía, y sé que robaba los cables tensores que sujetan los postes de la luz para vendérselos a los colchoneros”

Nuestra miseria quizás sea la más absoluta del mundo, la que ningún experto puede medir ni comparar porque no tiene semejante.

Por exceso de credulidad, desesperación, falta de sentido común, curiosidad o simple morbo, la gente fue a buscar la supuesta ayuda.

Desde este 9 de mayo, el Gobierno Provincial limita la entrega del pan de la canasta básica a niños de entre 0 y 13 años, y a instituciones priorizadas, «debido a la escasez de harina».

A sus 70 años y enfermo de cáncer, José Cecilio Pérez vive en condiciones de pobreza extrema.

Su contribución al mundo intelectual en la provincia de Villa Clara no ha sido suficiente para llamar la atención de las instituciones culturales sobre la difícil situación en que se encuentra.

Aunque el asunto alimentario es el más crucial, no es el único que afecta a los cubanos: transporte, agua, medicamentos, apagones, la falta de libertades… son otros recurrentes.

El insigne vanvanero, como el resto de nosotros, merece vivir con dignidad los años que le quedan.

“No tengo culeros, no tengo pollo… No hay medicamentos… dígame qué hago presidente”, dice la mujer, que ya no tiene cómo alimentar a su hijo pequeño

Los menos desafortunados han accedido a la miseria, y los restantes ven ya ante sí el espectro pavoroso de la indigencia

“Rasiel vivía en La Mina, yo lo conocía, y sé que robaba los cables tensores que sujetan los postes de la luz para vendérselos a los colchoneros”

Nuestra miseria quizás sea la más absoluta del mundo, la que ningún experto puede medir ni comparar porque no tiene semejante.
