El desayuno que CIMEX propone a los cubanos
En medio de la inseguridad alimentaria que afecta a millones de familias cubanas, la corporación militar promueve desayunos con malta y sándwiches.
En medio de la inseguridad alimentaria que afecta a millones de familias cubanas, la corporación militar promueve desayunos con malta y sándwiches.
Aun con el aumento de la pensión mínima anunciado para septiembre, un jubilado solo podrá alimentarse tres días al mes.
Quienes ya han sido completamente aplastados por la pirámide, esperan lo que pueda ofrecerles un buen vecino en un gesto de humanidad más grande cuanto más sacrificado, que los salva del peligro y la humillación de comer de la basura.
El padre Rodhin Alonso organizó una jornada solidaria en Santiago de Cuba, donde se sirvieron arroz amarillo, vianda, vegetales y salchicha a familias vulnerables.
La vida cotidiana de los cubanos de menos recursos, y que no cuentan con familiares en el exterior que les envíen dinero, es agobiante.
El régimen castrocomunista se ha mostrado incapaz de dar hasta el modesto panecito de la cuota normada
Al barrio hambriento hay que llevar comida, así como al trabajador hay que darle salario y servicios básicos garantizados que lo estimulen a producir.
Huesos, patas, panza es lo que obtienen los cubanos mientras los gruesos filetes corresponden a los dirigentes del régimen.
“Esta problemática impacta de manera desproporcionada a grupos vulnerables como personas mayores, mujeres embarazadas, niños y niñas”, dijo la CIDH en un comunicado.
Carecemos hasta de azúcar y en este contexto económico e histórico resulta lapidaria aquella frase de nuestros padres y abuelos: “Sin azúcar, no hay país”.
En medio de la inseguridad alimentaria que afecta a millones de familias cubanas, la corporación militar promueve desayunos con malta y sándwiches.
Aun con el aumento de la pensión mínima anunciado para septiembre, un jubilado solo podrá alimentarse tres días al mes.
Quienes ya han sido completamente aplastados por la pirámide, esperan lo que pueda ofrecerles un buen vecino en un gesto de humanidad más grande cuanto más sacrificado, que los salva del peligro y la humillación de comer de la basura.
El padre Rodhin Alonso organizó una jornada solidaria en Santiago de Cuba, donde se sirvieron arroz amarillo, vianda, vegetales y salchicha a familias vulnerables.
La vida cotidiana de los cubanos de menos recursos, y que no cuentan con familiares en el exterior que les envíen dinero, es agobiante.
El régimen castrocomunista se ha mostrado incapaz de dar hasta el modesto panecito de la cuota normada
Al barrio hambriento hay que llevar comida, así como al trabajador hay que darle salario y servicios básicos garantizados que lo estimulen a producir.
Huesos, patas, panza es lo que obtienen los cubanos mientras los gruesos filetes corresponden a los dirigentes del régimen.
“Esta problemática impacta de manera desproporcionada a grupos vulnerables como personas mayores, mujeres embarazadas, niños y niñas”, dijo la CIDH en un comunicado.
Carecemos hasta de azúcar y en este contexto económico e histórico resulta lapidaria aquella frase de nuestros padres y abuelos: “Sin azúcar, no hay país”.