LA HABANA, Cuba. – El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, aseguró recientemente que no era racional deportar a los migrantes cubanos, venezolanos y nicaragüenses que llegaban a su nación.
Con esta declaración, el mandatario elevó su popularidad entre los residentes de la Isla hasta niveles semejantes a los alcanzados por Barack Obama durante el deshielo. Y, así, Biden reafirma estar cumpliendo sus promesas pre-electorales a su modo, en beneficio del pueblo.
Miles de cubanos aspiran a emprender la travesía hacia Estados Unidos. Consideran este viaje definitivo como la única forma de sobrevivir, y no vislumbran poder reconstruir su Patria.
El mandatario estadounidense dijo estar muy atento a Venezuela, Cuba y Nicaragua, y que trabaja con México para tratar de apagar el flujo. Los migrantes tradicionales (de Centroamérica) han sido superados por los cubanos, pero a diferencia de ellos, la mayoría sigue hacia Miami y otros lugares donde la comunidad se ha ido asentando.
El gobernador de Texas envió autobuses cargados de migrantes venezolanos, fundamentalmente, a la residencia de la vicepresidenta Kamala Harris, en Washington D.C., y su homólogo de Florida despachó dos aviones con similar carga a la isla Martha’s Vineyard. Con ello ambos desafiaron al gobierno demócrata y crearon serios problemas en esos lugares. Dichas acciones forman parte de la campaña del Partido Republicano para las elecciones de medio término en noviembre próximo.
Con sus medidas hacia Cuba, Biden ha desplegado su impronta para contribuir al mejoramiento de la calidad de vida y ha condenado las arbitrariedades contra opositores y presos políticos. El ofrecimiento de ayuda para extinguir el incendio en la Base de Supertanqueros de Matanzas impactó muy positivamente en la población.
En mayo, la Administración eliminó los límites a las remesas, autorizó vuelos a provincias y permitió ciertas facilidades para el comercio electrónico. También ordenó reanudar varias licencias de viajes de estadounidenses a la Isla.
La Embajada de Estados Unidos en La Habana ha restablecido sus servicios progresivamente, lo que facilita la comunicación de los diplomáticos con la población; y eliminó la necesidad de viajar a Guayana para realizar los trámites consulares. Asimismo, se reinició el Programa de Parole para la Reunificación Familiar.
El levantamiento de todas las sanciones de Trump ipso facto era la aspiración del Gobierno de Cuba tras la elección de Biden. Como eso no ha ocurrido, las autoridades han mantenido una fuerte propaganda que vincula las políticas de Biden con los daños económicos del embargo.
Pero la mayoría de los cubanos está convencida de que los desastres económicos actuales han sido causados por el sistema totalitario impuesto desde 1959 y agudizado por el “continuismo” de Miguel Díaz-Canel.
En Cuba se expande la epidemia de dengue y se agravan otras enfermedades por la carencia de medicamentos y medios en los servicios hospitalarios e higiénicos. Igualmente, aumentan las colas para adquirir alimentos y otros productos esenciales, se repiten hasta el infinito los prolongados apagones diarios, a pesar de las promesas de los gobernantes de su disminución paulatina y la normalización del servicio eléctrico para fines de año.
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