MIAMI, Estados Unidos.- La idea de una “vacunación masiva” con candidatos vacunales, que es con lo que hasta el momento cuenta el gobierno cubano, es para algunos, cuando más, peligroso y negligente, porque técnicamente se trata de ensayos clínicos a gran escala, ya que ninguno de los candidatos ha sido aprobado ni siquiera por el órgano regulatorio de estos temas en el país: el Centro para el Control Estatal de Medicamentos, Equipos y Dispositivos Médicos (CECMED).
Para tal proceso, el régimen puede utilizar una aprobación para uso de emergencia, la cual no tiene, que parte, en primera instancia, de que el candidato vacunal esté en Fase III A, y, en segunda, que se conozca el porcentaje de eficacia y los efectos adversos graves.
De acuerdo al científico cubano Oscar Casanella, “para iniciar una campaña de vacunación masiva el candidato vacunal tiene que contar con el permiso de uso de emergencia. Para ello se debe conocer la eficacia de esta vacuna y cuáles son los efectos adversos, si es que los hay, y la frecuencia de los mismos”.
Esos resultados deben conocerse públicamente, aseguró a CubaNet Casanella. “Digamos que, si el candidato vacunal cumple el 50 % de eficacia y no tiene efectos adversos graves, como muertes por infarto, parálisis, shocks anafilácticos o hemiplejia, entonces se podría otorgar la autorización para uso de emergencia, con lo que no hay que esperar a la aprobación final, que siempre demora más”.
Soberana 02 y Abdala, los candidatos vacunales más avanzados en la isla, no cumplen ninguna de estas variantes. No han terminado la Fase III, y no hay artículos científicos publicados que apoyen o muestren su eficacia, por lo que “estamos hablando de ensayos clínicos, ya que se encuentran todavía en investigación, y puede ser que no funcionen al final porque la eficacia sea menor del 50 % o porque tiene efectos adversos graves”, señaló el científico.
El posible inicio de una vacunación masiva, al menos en La Habana, pasó de ser un rumor a convertirse en información oficial el pasado 19 de abril, cuando la agencia cubana Prensa Latina confirmó que el gobierno de la isla se preparaba para la primera etapa de este proceso.
Según la nota, los lugares en los que se llevaría a cabo la vacunación serían los consultorios médicos de la familia. “El sábado 24 de abril La Habana debe estar lista para dicho proceso, que se llevará a cabo con los candidatos Abdala, del Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología (CIGB); y Soberana 02, del Instituto Finlay de Vacunas”, dijeron.
El régimen aseguró, en la misma nota oficial, que en la primera etapa de vacunación masiva el objetivo es abarcar 1 700 000 personas en la capital, el territorio más afectado por el coronavirus en Cuba, con 50 972 positivos de los 101 503 casos—hasta el domingo 25 de abril de 2021— detectados en el país desde marzo de 2020.
En los listados mundiales de vacunación contra la COVID-19 solo aparecen tres países de la región como los más avanzados en este apartado: Chile, Brasil y México. Cuba ni siquiera reporta data al respecto.
A más de un año que el coronavirus irrumpiera en la vida de millones en todo el mundo, mientras los países avanzan hacia la inmediata solución que ha venido de la mano de Pfizer, Moderna, Astra Zeneca o Johnson and Johnson, el régimen, la tan cacareada “potencia médica”, se mantiene sin inmunizar a su población porque busca utilizar fármacos locales, cuya efectividad es incierta, en “campañas masivas de vacunación”. Mientras tal deseo se materializa, los cubanos desafían la pandemia en medio de una de las peores crisis económicas que haya vivido el país.
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