MIAMI, Estados Unidos. — El recluso Roberto Águila Ferrer, quien cumple condena en el Combinado del Este, en La Habana, recibió una golpiza por parte de oficiales de ese centro penitenciario, informó vía telefónica a CubaNet el preso político Jorge Ernesto Pérez García, exintegrante del grupo Clandestinos.
La fuente indica que Águila Ferrer tuvo una discusión con un oficial identificado como Giancarlo. El oficial no solo agredió verbalmente, sino que, acto seguido él y otros represores propinaron una golpiza al recluso y le rociaron spray en los ojos.
En protesta por la agresión, la víctima se declaró en huelga de hambre y el incidente, catalogado por los militares como “indisciplina”, sirvió como excusa para negarle el cambio a régimen de mínima severidad.
Según el testimonio de Pérez García, en el momento de la comunicación telefónica con este diario Águila Ferrer dijo sentirse adolorido a causa de los golpes, especialmente los recibidos en el estómago. También tenía la cara enrojecida por el efecto aún latente del químico.
La información precisa que la represalia de los oficiales del penal se produjo debido a las protestas de Águila Ferrer con motivo de la poca comida disponible. Ambos reclusos coinciden, además, en que el oficial Giancarlo es conocido por su pésimo trato a los internos.
Roberto Águila Ferrer se encuentra recluido en la compañía 7 (2º piso, ala norte del edificio 2), donde se desempeña como “tanquero”, nombre que recibe el encargado de repartir la comida a los presos.
En el caso del denunciante, Jorge Ernesto Pérez García (46 años), se encuentra cautivo en el Combinado del Este desde hace dos años y diez meses. El recluso fue miembro del grupo subversivo Clandestinos y responsable, entre otras acciones, de pintar de rojo bustos de José Martí en diferentes puntos de La Habana.
Pérez García tiene 46 años de edad y es residente en el reparto Altahabana, perteneciente al municipio de Boyeros. En anterior comunicación indicó que fue apresado el 7 de enero del 2020 y posteriormente recibió una condena de un año de privación de libertad por el supuesto delito de “contrarrevolución”, más otros cuatro años de cárcel por un supuesto delito de tráfico de drogas, acusación que, según afirma, es totalmente falsa.
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