MIAMI, Estados Unidos. — Bobi, un mastín del Alentejo (o mastín portugués) cuyo nombre figura en los registros Guinness como el perro más longevo del mundo, falleció el pasado sábado en Portugal a los 31 años y 165 días.
Nacido el 11 de mayo de 1992 en la pintoresca localidad de Conqueiros, en el centro de Portugal, la muerte de Bobi fue confirmada por Guinness en un comunicado publicado el lunes en su sitio web.
“Falleció el 21 de octubre en su hogar en Conqueiros, donde había compartido su vida con la familia Costa”, anunció la organización de récords, citando las palabras de la veterinaria estadounidense Karen Becker, quien brindó atención médica a Bobi en el pasado.
Con pesar, Becker expresó en su perfil de Facebook: “Este encantador canino ha alzado sus alas. A pesar de haber superado a todos los perros en la historia en términos de longevidad, sus 11.478 días en este mundo nunca serán suficientes para quienes le amaron”.
Le Terrier Studio, un estudio de fotografía portugués donde Bobi había sido modelo, también rindió homenaje al ilustre perro. En Instagram, compartieron su despedida: “¡Descansa en paz, amigo! Gracias por permitirnos tener el privilegio de conocerte, el perro con más años en su haber en todo el mundo. ¡Qué asombrosa vida viviste!”
Antes de Bobi, el récord de longevidad canina estaba en 23 años. Bobi ganó el reconocimiento de Guinness como el perro más longevo del mundo el 2 de febrero, lo que le otorgó una inmensa fama a nivel internacional y atrajo a numerosas personas que deseaban conocerlo en los últimos meses.
Su raza, conocida en Portugal como “rafeiro do Alentejo” es comúnmente empleada para proteger al ganado de los depredadores y tiene una esperanza de vida de alrededor de 13 años.
La autenticidad de la edad de Bobi pudo ser corroborada debido a su registro en el servicio veterinario del municipio de Leiria y en el sistema nacional de control portugués SIAC, que data de 1992.
Antes de Bobi, el perro que más vivió fue Spike, un chihuahua que llegó a los 23 años, mientras que el récord histórico de longevidad lo mantenía Bluey (1910-1939), un pastor australiano que vivió 29 años y cinco meses.
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