LA HABANA, Cuba. – El pasado lunes finalizó en el recinto ferial de Línea y 18, en El Vedado, la Feria “Comercio del pueblo en transformación digital”, con la participación de las filiales de Comercio y Gastronomía de la capital, otras empresas nacionales radicadas en la ciudad y una representación de los nuevos actores económicos de la provincia.
El evento fue una expo-venta dirigida a promover las formas de pago electrónico, a través de las pasarelas nacionales existentes para ese tipo de procedimiento: Transfermóvil y EnZona, o mediante los terminales de punto de venta (POS), con una promoción de descuento del 15% sobre el precio de las entradas y las compras por los canales de pago digital.
La iniciativa responde a la política de bancarización aprobada en 2023 para solventar la falta de liquidez en los bancos. Consiste en sustituir el efectivo por dinero digital. Gestiones como la compra de combustible ya funcionan en la ciudad bajo ese sistema, mientras el Estado amenaza con cerrar en un futuro próximo los negocios privados que no implementen dicho mecanismo de cobro.
A pesar de las críticas que suscita la aplicación de ese método de pago en Cuba, inicialmente las entradas a la Feria de Comercio solo se vendieron por la vía digital desde la aplicación Ticket, o utilizando los códigos QR habilitados en las puertas del recinto. Las últimas dos jornadas, ante las quejas de los asistentes, se habilitaron taquillas para la venta en efectivo.
“Lo hacen porque necesitan dinero y quieren que pongas el tuyo en el banco, pero luego es un problema si necesitas extraer. Este tipo de cosas es para gente que trabaje con el Estado y reciba su salario por una tarjeta”, dijo Raúl Sáez Nodarse, quien recordó que los ingresos de muchos cubanos son informales y por tanto prefieren manejar efectivo.
Por demás, los precios estuvieron por encima de lo que muchos visitantes consideraron aceptable. Lourdes Casañas Parra, auxiliar de un círculo infantil, fue una de las personas que acudió a la expo-venta atraída por la posibilidad de comprar alimentos y productos de alta demanda a precios más accesibles. “Había de todo”, asevera, “pero muy poco al alcance de su bolsillo”.
“Lo dijeron por el Noticiero, que los trabajadores íbamos a encontrar comida y una serie de cosas más baratas en esta feria. Luego llegas y lo primero es que la entrada vale 60 pesos. No es poco, es casi lo que ganas en un día de trabajo. Y nada está barato, todo costaba igual que en las mipymes”, dijo la entrevistada.
En los stands fueron mayoría las confecciones textiles, los zapatos y bolsos artesanales de diferentes niveles de calidad, artículos de ferretería, enseres, muebles, equipos electrodomésticos y otros útiles del hogar.
Sin embargo, aunque la feria acogió la celebración del Día del Trabajador Gastronómico, más allá de las confituras importadas por mipymes los alimentos en venta no abundaron. Las bebidas y comestibles disponibles, ni sus precios, se diferenciaron de las que habitualmente se ofertan en cualquier esquina de la ciudad.
“Refrescos de lata de 160 pesos para arriba; las maltas y los jugos, en 200. Había unas bolsas de cuatro pancitos viejos con dos o tres días ya de estar ahí, y nunca las bajaron de 180. Comerse una merienda te salía como en 500; es una locura”, dijo Isabel Rodríguez Moreira a la salida del recinto, resaltando que, “de carnes nada” y que “la libra de frijol estaba a 450”.
Asimismo, destacó Rodríguez, la anunciada bonificación del 15% de descuento para las compras con pagos electrónicos “nunca funcionó”. En algunos casos, los problemas de conexión impidieron que se aplicaran las rebajas desde las pasarelas de pago.
“Yo creo que fue un montaje para engañar a la gente. Después dijeron que si la conexión, que si los códigos no llegaron, que si no funcionaron… Fue una trampa para que viniera bastante público. Esto de los pagos electrónicos es un invento para recoger dinero, porque los bancos están pelados, casi todo está circulando en la calle”, sentenció Rodríguez.
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