MIAMI, Estados Unidos.- Andando La Habana, con Camila Carballo, llagamos a Guanabacoa, específicamente al cementerio judío y a las historias detrás de este lugar, donde quedaron los ancestros de muchas familias que una vez huyendo del fascismo y el nazismo llegaron a la isla, de donde tuvieron que emigrar nuevamente para escapar del comunismo de Fidel Castro.
Guanabacoa es un lugar donde conviven religiones de todo tipo, también es conocida como la ciudad de los cementerios, y en uno de ellos reposan los restos judíos de uno de los altos funcionarios de la política estadounidense: Alejandro Mayorkas.
En plena Segunda Guerra Mundial la comunidad judía se llevó la peor parte, cuenta en poco más de cuatro minutos Carballo para CubaNet. Y explica que dicha comunidad ha logrado tantos resultados como fama. Siendo los judíos solo el 0.2 % de la población mundial, representan el 54 % de los campeones de ajedrez, el 27 % de los laureados con el Premio Nobel de Física, el 31 de los galardonados en medicina, el 37% de los directores de cine ganadores de un Premio Oscar y el 51 % de los merecedores del Pulitzer en el campo de la no ficción.
Sin embargo, algo ha caracterizado a los judíos a lo largo de su historia, y es la capacidad de no olvidar el pasado y aplicar lo aprendido en función de ser mejores personas.
Un ejemplo de ello, cuenta Camila Carballo, fue la posición asumida en el verano del 2015 por Alejandro Mayorkas, entonces subsecretario de Estado de Estados Unidos, luego de convocar a una reunión ante la grave crisis migratoria que enfrentaba el país.
“Un funcionario en la mesa propuso una separación administrativa, según dos de los asistentes. El gobierno encarcelaría a los padres y enviaría a sus hijos a refugios”. Mayorkas se negó rotundamente y dijo que tal medida nunca se consideraría.
Mayorkas proviene de una familia que huyendo del fascismo emigró a Cuba y luego a Estados Unidos, dejando en Guanabacoa parte de sus ancestros.
“La memoria colectiva de los cubanos es demasiado corta y selectiva, sea por las razones que sea, y somos propensos a olvidar lo que nos conviene. La habana es un gran crisol de culturas, no olvidar es lo único que nos puede salvar”.
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