HOLGUÍN, Cuba. – Cuando Marielena González describe sus vacaciones de verano en Cuba, lo hace con una mezcla de resignación y desaliento: “Vacaciones sin vacaciones: ni siquiera pudimos descansar”.
El pesar de Marielena es el de casi todos los cubanos: el verano, lejos de ser un tiempo de relajación y disfrute, fue de más desafíos y decepciones. “Para salir y visitar cualquier lugar [de la ciudad de Holguín], tengo que pagar por el transporte más barato, que es un triciclo eléctrico que cuesta al menos 500 pesos”.
Los ómnibus urbanos, con un servicio inestable y frecuentemente abarrotadas, no son una alternativa viable, también asegura la entrevistada.
A pesar de las promesas oficiales de una mejor etapa estival, con menos apagones que en meses precedentes, la realidad ha resultado ser mucho menos alentadora. María Cansino, presidenta del comité organizador del programa de verano en Holguín, había asegurado un plan de recreación familiar con “la mayor intensidad posible”.
Sin embargo, las actividades que se esperaban como una opción para el entretenimiento han sido opacadas por un panorama de expectativas no cumplidas.
Las ofertas gastronómicas, otro componente crucial de cualquier plan de vacaciones, han dejado mucho que desear. La situación se agrava por los precios exorbitantes de los pocos productos a la venta: “Dondequiera que vayas, los precios son desorbitados. Un refresco enlatado cuesta más de 200 pesos”, asegura la holguinera Isabel Ávila.
“Si sales con el niño, no puedes llevar menos de 5.000 pesos en tu cartera, solo para tener un rato feliz”, explica Iliana García.

Verano sin apagones: otra promesa incumplida
Los cortes del servicio eléctrico también marcaron la cadena de calamidades de este verano en Cuba, aun en contra de las promesas de las autoridades de afectar en menor medida a la población.
“Durante las vacaciones, los niños no han podido divertirse ni siquiera en casa. Con los apagones, han visto poco la televisión y no han podido usar la computadora”, lamenta Andrea Gómez.
Como parte de las actividades de verano, con el objetivo de brindar servicios que van desde lo gastronómico, el desarrollo electrónico y el comercio, tras una larga espera, el 25 de julio se inauguró el primer Centro Tecnológico de Holguín.
Su reciente apertura, que prometía ofrecer una experiencia recreativa moderna y emocionante, ha resultado ser otro fiasco.
Mariana Fernández, que tenía grandes ilusiones con este nuevo espacio, relata: “Una hora de acceso a internet vale 20 pesos, que es un precio exorbitante comparado con el servicio de wifi de ETECSA”.
Además, el alto costo de las actividades recreativas dentro del Centro Tecnológico, como el de las máquinas de juegos, ha empeorado la frustración. “Llevé al niño a jugar en las máquinas de juegos, y una hora cuesta 108 pesos”, apunta la entrevistada.

Por su parte, el Parque Turístico José Martí, situado en las afueras de la ciudad y considerado por las autoridades como clave para el disfrute familiar, ha sido otra fuente de frustración.
Ana Camila Jiménez relata su experiencia en el Valle de Mayabe, lugar situado dentro del mencionado parque: “El domingo llevé a mi hijo al Valle de Mayabe, y no puedo ni explicar lo mal que lo pasamos. (…) La visita fue en vano. Mi hijo decía que estaba aburrido, y lo llevé por el lugar esperando que hubiera actuaciones de payasos o algo, y nada, todo estaba vacío y aburrido”.
En un intento de hacer la salida menos decepcionante para su hijo, Ana Camila decidió llevarlo al Centro Tecnológico, donde la mala suerte fue aún mayor: “Allí gasté 1.000 pesos en una merienda sencilla”, asegura la mujer.