MADRID, España.- Este 24 de agosto se conmemoran 135 años del nacimiento de Moisés Simón Rodríguez, conocido artísticamente como Moisés Simons, un renombrado compositor, pianista y director de orquesta cubano que dejó su huella en la música cubana e internacional.
Nacido en La Habana en 1889, Simons es recordado principalmente por su contribución al desarrollo de la música popular en la Isla, destacando su composición más emblemática: el son-pregón “El manisero”, una pieza que ha trascendido fronteras y generaciones en la música latina.
Simons comenzó su formación musical desde muy joven bajo la tutela de su padre, Leandro Simón Guergué, también un respetado músico. Desde temprana edad, mostró un talento excepcional que lo llevó a convertirse en un virtuoso del piano y en un compositor prolífico. A los quince años, ya dirigía la orquesta de la compañía infantil del actor Alberto “Chicharito” Garrido, que se presentaba en espectáculos de variedades en los teatros habaneros.
A principios de la década de 1920, Simons dirigió la orquesta del hotel Plaza y fue director técnico de la Sociedad de Conciertos Típicos Cubanos. En ese periodo, se convirtió en el primer director de orquesta en incorporar el ritmo del danzón a los conjuntos de jazz band, demostrando su capacidad para innovar y fusionar géneros.
A lo largo de su carrera, Moisés Simons exploró diversas facetas de la música cubana, e integró elementos de la tradición afrocubana con influencias europeas. El éxito internacional de “El manisero”, compuesto en 1928, lo consagró como uno de los grandes de la música cubana.
La inspiración para crear “El manisero” surgió una noche de 1927, según relata la historiografía musical cubana, mientras Simons se encontraba en un café habanero junto a Sindo Garay. En la esquina de las calles San José y Amistad, un vendedor de maní capturó su atención, lo que lo llevó a esbozar la pieza en una servilleta. La canción, que ha sido versionada más de 160 veces por artistas de diversas generaciones —entre ellos Antonio Machín, Celia Cruz, Bola de Nieve y Aymée Nuviola—, fue dedicada a la célebre cantante Rita Montaner, quien la interpretó magistralmente.
A lo largo de su vida, Simons trabajó como director de orquesta, compositor y arreglista, colaborando con importantes figuras de la música de su tiempo y contribuyendo al desarrollo de géneros como el danzón, el bolero y el son. Sus últimos años los pasó en Madrid, donde falleció en 1945 a los 56 años.
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