«Los mismos zapatos», un cortometraje cubano sobre 5 mujeres que fueron víctimas de abusos sexuales


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Elenco del corto (Foto: Cortesía del entrevistado)

Hace algunas semanas que tengo a La Casa de la Bombilla Verde como sitio preferido para sentarme a por un trago. Esa noche no fue mucha gente. Además de ser día cualquiera, se esperaba la entrada de un frente frío.

Una de las camareras me dijo que sobre las nueve de la noche era la presentación de un cortometraje: «Tiene que ver con acoso femenino y violación, a lo mejor te interesa».

Desde que salió publicado el testimonio en esta revista sobre el delito de violación cometido por el trovador Fernando Bécquer, la gente no ha parado de agradecer la valentía de la víctima al contar su historia.

―Tiene el corto algo que ver con lo de Bécquer? ―pregunté.

―No que yo sepa, pero sería bueno volver sobre el tema, aunque fuera desde el cine. No veo que haya tenido mucha repercusión lo de Bécquer, pasó como una moda ―me dijo la camarera.

Aunque pudiera parecer casual, Mel Chikoc, el director de «Los mismos zapatos», confesó que el corto tiene más de un año de rodaje.

«El director de fotografía, me envió un día el artículo publicado por El Estornudo y me habló de la analogía con nuestro proyecto: 5 víctimas denuncian al artista por delitos sexuales. Nosotros, en cambio, narrábamos la historia de 5 chicas. Un momento en sus vidas, contado a través de la percepción, la memoria corpórea y el dolor de la protagonista», dice.

El director añadió que, antes de preguntarle cualquier cosa sobre la obra, viera primero la presentación y luego debatíamos la posible entrevista.

«Los mismos zapatos», con una duración de casi 10 minutos, tiene de base una historia real asumida indistintamente por víctimas de acoso y abusos sexuales. Son mujeres de cualquier barrio, de cualquier ciudad cubana de ahora mismo.

«Yo leía una entrevista que le hizo el director de cine francés François Truffaut a uno de los grandes maestros del cine, Alfred Hitchcock. De un momento a otro, empecé a visualizar a una mujer joven que se bajaba de un ómnibus y caminaba a solas en la noche», cuenta el director

«Lo primero que vi fueron sus zapatos, unos tacones muy rojos, y al instante comencé a escuchar el sonido de esos tacones, un sonido muy agudo que me molestaba.  Es decir, sentía que ese sonido en tanto silencio podía escucharse a cientos de metros», evoca.

Mel contó con el apoyo de uno de los jóvenes artistas más talentosos de su generación, Anyelo Troya, el director de fotografía del cortometraje: «Es un excelente artista visual. Nos entendimos muy bien. Él confío en el proyecto desde que le envié el guión y yo confié en él. Entonces me dijo, “dale, ¿cuándo rodamos?”».

«Fue divertido el proceso, aunque también angustioso. Era de madrugada y estábamos en plena pandemia. Además, todos somos muy jóvenes y estamos aprendiendo. Es normal que eso suceda. Es una forma de ver al cine también, y a este corto en general. La angustia es un elemento importante en él», dice.

Cartel promocional del corto

Mel Chikoc, de 28 años, estudia Gestión y Preservación del Patrimonio Histórico Cultural en el Colegio San Gerónimo de La Habana. Fue actor aficionado en la Casa de la Cultura de Plaza de la Revolución.

«Ahí aprendí mucho, sobre todo la parte más intuitiva del actor y del artista en general. Lo poco que he hecho como actor y ahora como guionista y director lo he aprendido en el camino, de manera totalmente empírica, viendo muchas películas, leyendo y escribiendo a diario. Es muy complicado formarse de esta forma, porque te pierdes mucho. Hay demasiada información regada y vas como saltándote etapas y épocas», recuerda.

«No es fácil controlarlo hasta que vas depurando toda esa información. Al final ese empirismo, esa falta de que alguien te guíe, esos errores, van marcando tu propio estilo», añade.

Los actores que junto a él llevaron a cabo la idea son también muy jóvenes. Reinier Ramos, actor de teatro y televisión. Jhayna Duarte, la protagonista, es modelo profesional y actriz aficionada. También está Cindy Dip, actriz de teatro, además de Paula Chavarría y Ayemai Leiva. Lua Rodríguez, también actriz aficionada, corrió con la asistencia de dirección.

«Se rodó de madrugada en el barrio de Luyanó, en noviembre del 2020. Luego volvimos a filmar en enero de 2021. Ese día de noviembre y ese día de enero estábamos en plena pandemia, por lo que existieron riesgos, pero quisimos verlos como retos. Además, quiero resaltar el imprevisto de la lluvia. Casualmente los dos días de rodaje llovió. Eso nos robó horas de trabajo, aunque aportó cierta atmósfera».

«Es muy difícil hacer cine independiente, quiero decir, de bajo presupuesto, sobre todo si no se tiene experiencia como es mi caso», afirma Mel. «Lo importante es hacerlo. Creo que es una bonita manera de aprender, pero muy difícil».

«Los mismos zapatos» habla de esa interconexión que poseen los seres humanos cuando son presas del pánico. En el caso de estas 5 mujeres, el instinto de supervivencia ante una inminente desgracia las abraza en un solo cuerpo.

«La realidad siempre está presente en cualquier ficción, y hay que estar muy atentos y receptivos con lo que vemos y escuchamos a nuestro alrededor. Una vez me contaron de un hombre que supo perseguir durante un tiempo a una chica por el sonido de sus tacones. La chica se percató y comenzó a caminar descalza. Afortunadamente el acosador se quedó sordo y ciego. Intenté utilizar a las otras chicas dispersas por los contornos como símbolo de la réplica de ese agudo sonido que provocan unos tacones en la noche», explica Mel.

Tráiler

El cortometraje se presentó el miércoles 19 de enero, junto a otros audiovisuales, en la sala teatro El Ciervo Encantado.

«Fue una experiencia interesante, porque todos los cortos tenían a la mujer como elemento narrativo principal. Hubo mucho público. Creo que tuvo buena aceptación», dice el director.

Mel intentará inscribir su obra en festivales de cortometrajes, tanto en Cuba como en el extranjero: «Creo que supondría una buena experiencia para visibilizar tanto la historia que mostramos. Aunque la mayor pretensión fue la de querer aprender y no sería una pretensión, sino una necesidad».

Su primera experiencia cinematográfica ha estimulado su vocación de rodar.

«A la misma vez que nacía nuestro primer cortometraje, nacía un proyecto que creamos entre Jhayna Duarte y yo. Ese proyecto se llama “El Sueño”. Ahí nos volvemos locos, soñando, queriendo hacer lo imposible, lo inverosímil. Es un pequeño proyecto para hacer cine independiente o al menos intentarlo».

«Próximamente comenzamos un nuevo rodaje», concluye, optimista.

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