Tania Bruguera: “El objetivo principal ahora mismo es sacar a los prisioneros del 11-J”

La artista Tania Bruguera, una de las principales voces críticas del poder en Cuba, ha distinguido como prioridad de los opositores y activistas cubanos el trabajo por la liberación de los cientos de prisioneros políticos que permanecen en cárceles de la isla, sobre todo, después del estallido social del 11 de julio último.

“El objetivo principal” de la sociedad civil cubana independiente “es sacar a los prisioneros del 11-J”, dijo en diálogo con el escritor y periodista Carlos Manuel Álvarez, emitido a través de las redes sociales de la revista independiente El Estornudo. Y añadió, en otro sentido, que la meta es “adquirir el derecho” no solamente a manifestarse, “sino a no ser castigado por pensar diferente”.

Desde hace algunas semanas, Bruguera se encuentra en Cambridge, en Massachusetts, Estados Unidos. Integrante del Grupo 27N, y sometida durante meses a estrecha vigilancia y limitación de movimientos en su vivienda, recurrentes detenciones e interrogatorios, relató en directo este lunes cómo salió de Cuba el pasado 17 de agosto, tras una suerte de negociación con la Seguridad del Estado, con rumbo a Alemania para luego, al cabo de unos diez días, viajar a Estados Unidos.

“No me fui en condición de refugiada política, no me fui en condición de desterrada, no me fui en condición de emigrada; no me deportaron…”, enfatizó Bruguera, y aclaró que salió “a trabajar”. Primero, viajó a la nación europea para reunirse con los curadores de la documenta de Kassel, una de las citas artísticas más prestigiosas del mundo, cuya organización invitó a fines de 2019 al Instituto de Artivismo Hannah Arendt, un proyecto dirigido por ella que desafía, en el mismo corazón de La Habana, las lógicas y el habitus del totalitarismo insular.

Algunos días más tarde, Bruguera se trasladó a la Universidad de Harvard en Estados Unidos, donde fue aceptada en una posición para la cual se había postulado a inicios de 2020.

“Harvard es una plaza muy deseada por el gobierno cubano”, dijo. “Y, para mí, es una victoria de todos nosotros los activistas que yo pueda estar aquí trayendo una visión quizá diferente a la que ellos [el gobierno] han involucrado en las instituciones académicas norteamericanas”.

En ese punto de la conversación, Tania Bruguera explicó que, dada su situación en Cuba durante los últimos meses (estricta limitación de movimientos y contactos), comprendió que empezaba en cierto modo a “dejar de ser útil”, y que por eso decidió negociar una salida –algo que, dijo, los agentes de seguridad le habían propuesto hasta cuatro veces desde noviembre de 2020– hacia un lugar de mayor visibilidad e influencia. Aclaró, sin embargo: “Yo sé que poner el cuerpo es importante, y yo siempre lo he puesto, y lo volveré a poner…”.

También dijo conocer el riesgo que entraña su salida “temporal” del país: “Porque el gobierno de Cuba, como lo hizo el gobierno de Pinochet [en Chile], se está dedicando a sacar a todas las personas que le son incómodas, y si no las pueden sacar las dejan en la cárcel… como Luis Manuel [Otero] y Maykel [Castillo] ahora”.

La artista, reconocida internacionalmente por su obra conceptual y performática, siempre atravesada por el activismo político, contó que en esta ocasión no sólo tentó a la policía política con el presumible alivio de su salida del país, sino que pidió además la excarcelación de su colega Hamlet Lavastida, detenido desde junio en Villa Marista, cuartel general de la Seguridad del Estado, y finalmente liberado hace pocos días también a cambio de su partida, en este caso, rumbo a Polonia.

“Yo me voy a cambio de que ustedes suelten a Hamlet”, dijo Bruguera. De este modo participó de unas negociaciones que involucraron a varias organizaciones internacionales y embajadas en La Habana.

(Este martes, Carlos Manuel Álvarez también conversó, vía El Estornudo, con Hamlet Lavastida, instalado en Varsovia, adonde arribó junto a la poeta Katherine Bisquet, su pareja sentimental y también una voz disidente de interés para la Seguridad del Estado cubano).

“Yo me gradué de negociadora; yo nunca había hecho esto…”, dijo Bruguera, quien en su momento llegó a hablar por teléfono con Lavastida mientras este permanecía encarcelado en Villa Marista.

La artista comentó que los agentes de seguridad agilizaron sus trámites de salida del país y que, de hecho, la llevaron “a hacer todos los papeles”, incluida la legalización ante el Ministerio de Relaciones Exteriores de su certificado de antecedentes penales, algo que ella exigió en previsión de algún probable delito construido más tarde para impedir su regreso.

Ver de primera mano el poder de ellos sobre todas las dependencias estatales, dijo, “fue una cosa bastante fuerte para mí”.

Las tratativas para conseguir la liberación de Hamlet Lavastida precisaban discreción, apuntó Bruguera, y justamente por esa razón ella se habría mantenido “low profile hasta que él saliera”, aunque aclaró que en ningún caso fue un secreto su partida de Cuba.

En julio último, Bruguera entregó a la Seguridad del Estado una breve lista con los nombres de activistas encarcelados (el rapero Maykel Castillo «Osorbo»; los manifestantes de Obispo) que debían salir en libertad al igual que Lavastida. Entonces sobrevino el 11-J, y esa nómina creció: “Cuando el seguroso volvió tenía una lista como de 70 personas…”, dijo. Entre ellos habrían estado Luis Manuel Otero, los artistas detenidos a las puertas del Instituto Cubano de Radio y Televisión, periodistas independientes y los menores de edad de que tuvo noticias hasta ese momento.

De hecho, la creadora aseguró que aún hoy realiza gestiones para la liberación de Luis Manuel Otero y Maykel Castillo, uno de los intérpretes de la canción viral “Patria y Vida”.

“Yo sé que corrí un riesgo”, dijo Bruguera en referencia a dichas negociaciones. “Ellos están locos por desacreditarme…”. De igual modo confesó haberse sentido “muy mal” cuando salió de Cuba sin que todavía se concretara la liberación de Hamlet Lavastida y varios de los activistas tras las rejas.

“Yo he hecho activismo en el mundo entero, y el lugar más difícil para hacer activismo es Cuba”, afirmó, pero aun así mostró optimismo con respecto a lo acontecido en los últimos tiempos: “El terreno simbólico lo ganamos”, dijo, “el político lo estamos ganando, estamos dando la batalla, y ese legal tenemos que ganarlo también”.

“Ahora se va uno [activista; opositor] y salen diez”, señaló en contraste con otros momentos en que la sociedad civil y el activismo ciudadano eran mucho más débiles en la isla.

En tal sentido dio su apoyo al recientemente creado “Proyecto Archipiélago” –que ve como una “continuidad del 27N”–, y opinó: “Ya los cubanos estamos funcionando en democracia”.

Bruguera alertó sobre la “telenovelización del activismo” y dejó establecido que no está de acuerdo con “el linchamiento político”. Recordó que el objetivo de los activistas es “cambiar los paradigmas políticos y cambiar las leyes y cambiar la manera en que vive la gente”.

“Los activistas tenemos que ser transparentes”, indicó, “porque queremos una sociedad transparente”.

“En cuanto al actual gobierno cubano opinó que “en estos momentos no gobierna”, sino que apenas “se dedica a ganar tiempo para mantenerse en el poder”.

“Yo he cambiado de opinión”, admitió. “Yo antes era más reformista; ahora creo que hace falta cambiar de gobierno, porque este gobierno es responsable de una serie de medidas que son contra el pueblo. Y en este momento pienso que el presidente Díaz-Canel no está capacitado […] para hacer su misión histórica, que es llevarnos a una transición democrática de forma pacífica”.