Solveig Font y Edgar Ariel en la muestra ‘Actualmente no está disponible en tu país o región’

“Nada protege, hay que irse”, dice Estrella de Diego en Travesías por la incertidumbre. Pero en ese irse, quizá, lo único que nos acompaña son dos o tres objetos que remarcan el tiempo detenido. Un pañuelo. Una carta de amor. Un puñal. El puñal de la sobrevivencia. Es algo parecido al “espacio poético” de Bachelard: “Sentimos que deberíamos vivir allí”.

Un objeto es un territorio; un territorio de la paradoja. Un objeto que nos recuerda que salir o llegar son ficciones. Un objeto que nos acompaña pinza la acción, el desmarque, el acto. El acto compulsivo. Un objeto que es, por definición, de ida y vuelta. Un objeto que es una impresión. Siempre es una impresión. Un objeto que es, por definición, una cosa y su contrario. ¿Dónde situar el objeto, lo que podría ser cualquier cosa sin nombre?

Un objeto que es, por definición, aquello que se escapa.

Converso con la comisaria y activista cubana Solveig Font (La Habana, 1976) en la madrileña sede de la Fundación porCausa a propósito de la exposición (muestra de objetos) Actualmente no está disponible en tu país o región, inaugurada el pasado 10 de mayo en ese espacio. Nos rodean una mochila, un elefante, un dinosaurio, un vestido negro, la mano de un títere, un pedazo de baraja, una gorra, una orquídea muerta, un monedero carmelita, una tarjeta de transporte público, una taza…

Nos rodea el mapa de la desolación.

Nos rodea el espejismo de la habitabilidad.

- Anuncio -

Nos rodean los objetos de otras tierras; tierras donde la permanencia es impracticable.

Solveig, Actualmente no está disponible en tu país o región es una muestra de objetos. ¿Cuál fue el resorte primario? ¿Cuál fue la necesidad más potente? ¿Qué potencia te llevó a construir un dispositivo curatorial como este?

Lo primero que me llevó a hacer una exposición sobre este tema es mi propia vivencia como migrante. Mi vivencia personal. Mi proceso migratorio ha sido determinante de muchas maneras, como comisaria, como ser humano, como activista, como quieras ponerlo ha sido fundamental.

Por ejemplo, una de las principales razones que me llevaron a realizar esta exposición fue cuando mi hijo tuvo que volver a Cuba. Me dejó algunos objetos con los cuales había emigrado. Me los tuvo que dejar a mí. Asumí objetos que realmente eran de otra persona. Es una carga. Es una responsabilidad que asumimos cuando nos dejan objetos.

A partir de ahí empecé a reflexionar. A partir de eso y, por supuesto, a partir de toda la vivencia como migrante. ¿Cómo adaptarte? ¿Cómo canalizar el proceso de migración, el dolor de la migración, todo eso?

Por supuesto, este proceso te lleva a un camino personal que te conecta con otras personas para poder sobrevivir. Por suerte en Madrid hay una comunidad interesante de cubanos migrantes, también recién llegados, con la cual me he sentido mucho más cercana. El resorte del que hablas ha sido todo este proceso. El mío y el de los demás compañeros, amigos, personas cercanas tanto cubanos como de otras nacionalidades.

Fundamentalmente, ha sido un proceso de observación de las personas que han sido cercanas. Me he preguntado cómo solucionar, cómo ayudar a que esos procesos sean un poco más solidarios, con más compañía. Este ha sido el núcleo fundamental de la exposición.

Quise invitar a otras personas, a otros cubanos, a seleccionar objetos que hablaran sobre sus migraciones y mostrarlos en una exposición.

Catalina Yara Masieles | Rialta
‘Catalina’, Yara Masieles

Hace unos meses me encontré contigo y te pregunté sobre esta exposición. Recientemente habías sido una de las ganadoras del programa de Becas de Resiliencia para Artistas Cubanos Migrantes que otorga Artist at Risk Connection y PEN Internacional. Esa beca te ha permitido generar esta muestra de objetos en Madrid. Aquella tarde me dijiste que estaba siendo un proceso doloroso porque era trabajar con tu dolor y con el dolor (o los dolores) de cada una de las personas que te ofrecía un objeto. Cada una de estas personas, a su vez, tuvo que curar su “museo” de objetos. ¿Cómo ha sido curar –en el sentido más expandido– el dolor?

Ha sido difícil. Ha sido muy difícil. Ha sido, además, doloroso. No solo ha sido doloroso por el dolor, digamos, biológico, sino por el dolor psicológico, la lejanía de la familia… Cada uno de los objetos habla de lo dinámico, de lo enraizado que puede ser un proceso migratorio. Algunos objetos han venido de Cuba, otros tienen diferentes procedencias, pero están intrínsecamente relacionados con la migración.

Siento que después de un proceso tan violento como es migrar –hablo como migrante, como exiliado– siempre estás en ese estado o estadio migratorio. Nunca acaba. Ya no acaba. Sabemos que cada persona migra o se exilia de una manera particular. Decías que todo comenzó por una experiencia personal. Desde la individualidad que eres como como ser humano, ¿por qué has seleccionado a este grupo de personas y no a otras? ¿Qué características comunes han tenido estas personas para formar parte de esta muestra de objetos?

Ojalá hubiera podido lograr que estuvieran todos los cubanos que han emigrado a España. Es muy difícil. Gracias a las Becas de Resiliencia para Artistas Cubanos Migrantes he podido hacer esta exposición y he podido dedicarle el tiempo necesario. Sin eso no hubiera sido posible conocer de manera más cercana a las personas que he invitado.

Cuando presenté la propuesta a la beca una de las finalidades era intentar invitar a cubanos que han emigrado y que se encuentran en las ciudades de España donde más migración cubana hay. Por supuesto, Madrid es la ciudad donde más cubanos hay, pero también me interesaba las experiencias de personas que residen en Barcelona, Sevilla, Tenerife y Mallorca.

También quería mostrar, a partir de mi experiencia, la familia que se construye cuando emigramos. Mi familia no está conmigo y la de muchos otros migrantes tampoco. La familia empieza a ser los amigos más cercanos, las personas que ya tú conoces, la comunidad de cubanos con la que emigras.

Mi idea, en un primer momento, era invitar a personas cercanas para reflexionar, poder adaptarnos, ayudarnos y vivir mejor este proceso. Es una especie de juego. Como curadora, es una idea que hasta que no sale de mi cabeza no la suelto. La primera aproximación fue en la casa de Katherine Bisquet. Las personas que he invitado han sido mi nueva familia. Son mis compañeros, mis amigos más cercanos. Quiero hablar sobre ellos.

Como curadora siento que soy un poco oportunista. Me gusta observar. Me gusta realizar un trabajo casi etnográfico: entrevistas, conversaciones, café… En este momento dentro de la exposición tengo cuarenta y seis invitados. Por supuesto, es difícil escoger.

Seleccionar a los invitados también es un ejercicio curatorial. Es un ejercicio crítico, ¿verdad? ¿Cómo entiendes el ejercicio crítico es una exposición como esta? ¿Cuán crítica puede ser una muestra de objetos?

Mi tesis es curatorial. No es solamente la exposición de objetos. Planteo otra manera de visibilizar los cuerpos migrantes. Propongo una posibilidad de sentirnos acompañados, representados en un mundo nuevo. El hecho de que estemos en la Fundación porCausa nos ayuda a integrarnos un poco en la sociedad a la cual acabamos de llegar.

Elefante Olga Elena Suarez | Rialta
Elefante, Olga Elena Suárez

Lo que dices me recuerda un libro de Byung-Chul Han, La salvación de lo bello. Al final del libro dice que “[l]a salvación de lo bello es la salvación de lo vinculante”. En sociedades contemporáneas, neoliberales, tan narcisistas, tan individualistas, que generes un tejido de cuidados como este a mí me parece un ejercicio también de belleza. Pienso en cómo ese ejercicio de cuidados también nos salva. De hecho, la palabra “salvación” la mencionas en el statement ecuatorial que se puede leer en la hoja de sala.

Posiblemente el cuerpo migrante sea el cuerpo del mañana. No es que no lo sea ahora, pero, si leemos la geopolítica mundial y cómo se mueve en estos momentos el mundo, cada vez va a haber muchos más inmigrantes y tenemos que pensar ya desde ese punto de vista. Creo que todavía se subvalora el proceso psicológico y sociológico de una persona migrante. Esta exposición es un acercamiento mínimo a estos procesos.

Actualmente no está disponible en tu país o región es un intento por salvarme y salvar a otros. En primer lugar, soy crítica conmigo misma. Me interesaba que la persona que invitara realmente se detuviera en buscar un objeto con gran significado. Ha sido un reto. No es un resultado perfecto. No me interesa aquí la perfección. Todo lo contrario, me gusta la imperfección. Me gusta la complejidad del espacio y de la exposición. No toda la información está dada. No todo está explicado. La persona que viene debe tener una intención de buscar la información en el espacio y eso también me gustaba mucho.

Traigo objetos anacrónicos a este espacio donde hay vida, donde trabajan periodistas. Hay una narración, un mapa de objetos conectados. Mi objetivo era que, a la larga, estos objetos se convirtieran en el espacio durante el proceso de la exposición. Quisiera que los extrañaran cuando no estén. Son objetos demasiado poderosos, demasiado importantes. Por lo tanto, cuidarlos es algo trascendental.

Has mencionado palabras que para mí son claves: “cuidado”, “mapa”… Por ejemplo, relaciono mucho esta exposición con una noción de Guilles Deleuze y Félix Guattari. Me refiero a la noción de mapa como “asunto de performance”. A mí me parece un dispositivo curatorial muy performativo en ese sentido. El mapa es un tejido poroso, un tejido que no comienza y que no termina, que se puede romper en cualquier sitio. Propones un ejercicio de mucha autonomía individual, porque sugieres un mapa… Sabemos que el mapa no es el territorio. Construyes ese mapa como ficción porque también es un dispositivo fictivo, de memoria. Es un mapa de memorias y creo que, en este sentido, el objeto es una potencia reveladora de significado. Es muy elocuente. Dice mucho.

Creo que la exposición ha logrado establecer un tejido de cuidados que piensa la memoria desde un lugar muy frágil.

La muestra reivindica un estado de subalternidad. Por ejemplo, aquí hay varios objetos que pertenecieron a Luis Manuel Otero Alcántara. Recuerdo una entrevista que le hizo Carlos Manuel Álvarez a Luisma, que está en la cárcel, publicada en El Estornudo. Ahí Luisma decía que se sentía débil. Aceptaba la debilidad, la fragilidad. De alguna manera esta exposición muestra un lugar frágil; pero un lugar que tiene una potencia reivindicativa muy importante

Sí, yo pienso que es muy simbólico que haya tres objetos de Luis Manuel. Sentirse débil es ser consciente del momento en que estás y poder reconocer lo importante en cada circunstancia. Por supuesto, no hay comparación entre estar preso y haber emigrado. Son diferentes contextos.

La migración es un proceso de resistencia. Esta exposición intenta ser un homenaje a los cubanos que han emigrado. Es una manera de mantenernos unidos, dialogando. Es una forma de crear puntos de conexión. Nos mantiene activos. Tanto la beca como la Fundación porCausa han ayudado a que estas conexiones se sigan teniendo y que la gente siga hablando, conversando…

Además de los objetos de las personas que invité, los otros objetos que utilicé para crear ambientes, todos, pertenecen a la Fundación. La curaduría también me ha ayudado a que pueda crearles espacios propicios para trabajar. La museografía es algo que adoro. Encontrar la posibilidad de crear espacios, que esos espacios contengan una narración.

Actualmente no está disponible en tu país o región, desde el principio, como dispositivo curatorial, se ha pensado como mutante, con posibilidades de cambio, de modificaciones. Añadir objetos. Quitar objetos. Así de mutante también son los procesos migratorios.

Exacto. Desde el principio no estuvo tan claro, por supuesto. Pero este espacio brinda la posibilidad de adicionar objetos. Es algo que tiene que ver con la producción de la muestra. Pero la acumulación y el desprendimiento son acciones cotidianas de los migrantes.

Fui a Barcelona, Sevilla, Valencia, porque no solo me interesaba el objeto, me interesaba la historia, me interesaba tocar a la persona, conversar, tomarnos un café… Esa relación es para mí transcendental. Lo es porque veo ahí algo verdadero.

Colabora con nuestro trabajo
Somos una asociación civil de carácter no lucrativo, que tiene por objeto principal la promoción y fomento educativo, cultural y artístico. En Rialta nos esforzamos por trabajar con el mayor rigor profesional en la gestión, procesamiento, edición y publicación de los contenidos y la información. Todos nuestros contenidos web son de acceso libre y gratuito. Cualquier contribución es muy valiosa para nuestro futuro.
¿Quieres (y puedes) apoyarnos? Da clic aquí.
¿Tienes otras ideas para ayudarnos? Escríbenos al correo [email protected].
EDGAR ARIEL
Edgar Ariel Leyva González (Holguín, Cuba, 1994). Periodista, investigador y crítico de arte. Máster en Estudios Teóricos de la Danza (2020) en la Universidad de las Artes de Cuba (ISA) y Licenciado en Periodismo (2018) en la Universidad de Holguín. Es egresado del Centro de Formación Literaria Onelio Jorge Cardoso. Actualmente investiga sobre la configuración de la estética poscrítica en Cuba. Forma parte del Staff de Rialta.

Deja un comentario

Escriba su comentario...
Por favor, introduzca su nombre aquí