julio 25, 2025

¿Qué importa la edad del “presidente” en un país sin elecciones?

Lo peor de todo no es que la dictadura se "olvidara" de las elecciones, sino que los cubanos se acostumbraran a "vivir" sin ellas.
Miguel Díaz-Canel y Raúl Castro
Miguel Díaz-Canel y Raúl Castro (Foto: Estudios Revolución)

PUERTO PADRE, Cuba. – Allá, temprano en los años 60 del pasado siglo, mientras las propiedades agropecuarias, industriales y el capital pasaban de manos privadas al Estado y vivíamos una guerra civil que enlutó al país, tía Lala, tejedora finísima como era, obsequió a mi madre un precioso tapete con las clásicas palabras bordadas: Amor, Salud, Dinero.

Traigo el recuerdo de mi niñez porque, como bien sabido es, aunque el dinero por sí solo no consigue el amor ni preserva la salud, el capital sí hace política, como sucedió y sucede en la actualidad en nuestro país, donde a expensas de la escualidez nacional, cual plaga de hierbas indeseables se reproducen personajes carihartos, que hacen del discurso político un lucrativo negocio nacional y transnacional. Esto no es nuevo, solo que ahora el dispendio es público y notorio mientras que en otras épocas, hasta Fidel Castro se disfrazaba de machetero sin llevar a su esposa a viajes cosmopolitas de turismo-político.

Escarmentados estamos los cubanos en esa regla que tiene más de sustracción que de suma, estando, como estamos ya por más de 60 años cautivos en el archipiélago-cárcel que es Cuba, mientras otros van desperdigados por el mundo primero que todo expatriados de sí mismos.

No es nuevo. Ya en una obra cumbre, La República, Platón conceptuó la evolución política del mundo en cuatro regímenes: Timocracia, Oligarquía, Democracia y Tiranía, estadios sociopolíticos que incluso en su versión más respetuosa de los derechos de las personas como son los gobiernos democráticos, así y todo en ellos no se consigue el poder sin una asociación con la caja de caudales, pues, como dijo don Quijote a Sancho, solo hay dos linajes en el mundo, que son tener y no tener. Dicho de otro modo menos filosófico y más terrenal, decía mi padre que el mundo todo se mueve con solo tres palabras, que son las de los tres renglones del libro de contabilidad: Debe, Haber y Saldo.  

Traigo para remachar lo hasta aquí dicho en este artículo, una publicación de este miércoles en la red social X de la Oficina de Asuntos del Hemisferio Occidental del Departamento de Estado de Estados Unidos, que denuncia que la economía cubana está estructuralmente ―entiéndase organizada como sistema de relojería― manipulada a favor de altos funcionarios del régimen, lo que desanima cualquier proyecto de capital extranjero. “Cuba no está abierta a los negocios, está amañada para beneficiar a los compinches del régimen”, dice la denuncia. Y concluye: “La corrupción cubana, no el mundo exterior, es lo que espanta al dinero”. Dicho, ¿no? 

Óiganme, pero en ese concierto de los oligarcas castrocomunistas, que es como una suerte del tapete de la tía Lala hecho realidad, entonces viene un zorro viejo, ladino en el arte de destapar comadreos y compadreos a conveniencias, que nos recuerda por oficio y por vocación las aptitudes de Raúl Castro, pues en ese contexto de hacer que miren para allá para que no vean para acá, es el menor de los hermanos Castro que ya suma 94 años de edad un experto. Como si realmente le importara un bledo la edad de los subordinados en servicio, obligados a obedecer por disciplina militar y política como están, todos, desde un sargento o un comisario político o el “presidente” de Cuba ―tanto el que ahora está en el cargo como el vuelto a poner a dedo de aquí a dos años―, el nonagenario que dice que sí, que aunque antes no podía ser, en lo adelante sí podrá ser que el “presidente de la República” tenga más de 60 años al ser elegido en su primer “mandato”. 

¡Ay, Belcebú! Y corrieron ríos de tinta y de saliva lubricando millones de palabras. Se olvidó todo. Todos han tratado de adivinar quién será el títere de aquí a dos años, el nuevo “dictador”. Se olvidó que los dueños del mando en Cuba son los dueños del dinero, los generales con mando real más allá de las tropas, que son los que dirigen o están detrás de los negocios multimillonarios. Y se olvidó que el primero de los generales, Raúl Castro, ya designó a su sucesor, a Miguel Díaz-Canel, y lo puso en el cargo, que no es un puesto transitorio como el de “presidente”, sino que es el de primer secretario del Partido Comunista de Cuba (PCC), “fuerza política dirigente superior de la sociedad y del Estado”, según el artículo 5 de la Constitución “raulista”.

Rubricado en la Sierra Maestra, el 12 de julio de 1957 por Fidel Castro, jefe del Movimiento 26 de Julio; Raúl Chibas Ribas, presidente del Partido del Pueblo Cubano (Ortodoxo) y Felipe Pazos Roque, expresidente del Banco Nacional de Cuba, entre otros pronunciamientos, el Manifiesto al Pueblo de Cuba acordó que a partir de la fecha en que fuera derrotada la dictadura de Batista, en 18 meses, se convocaría a elecciones generales según lo conceptuado por la Constitución de 1940. Y puesto que Fulgencio Batista, expresidente constitucional, devenido dictador por el golpe de Estado del 10 de marzo de 1952, huyó de Cuba en la madrugada del 1ro. de enero de 1959, el llamado “gobierno revolucionario”, entonces presidido de forma “provisional” por Osvaldo Dorticós y el primer ministro Fidel Castro, debió convocar a elecciones generales el 30 de junio de 1960. Pero de esas elecciones que nunca fueron, lo peor no fue que las “olvidara” la dictadura, sino que los cubanos se acostumbraran a “vivir” sin elecciones. Luego… ¿Qué importa la edad del “presidente” en un país sin elecciones?

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Alberto Méndez Castelló

Alberto Méndez Castelló (Puerto Padre, Oriente, Cuba 1956) Licenciado en Derecho y en Ciencias penales, graduado de nivel superior en Dirección Operativa. Aunque oficial del Ministerio del Interior desde muy joven, incongruencias profesionales con su pensamiento ético le hicieron abandonar por decisión propia esa institución en 1989 para dedicarse a la agricultura, la literatura y el periodismo. Nominado al Premio de Novela “Plaza Mayor 2003” en San Juan Puerto Rico, y al Internacional de Cuentos “ Max Aub 2006” en Valencia, España. Su novela "Bucaneros" puede encontrarse en Amazon.