LA HABANA, Cuba. – Estarcafe fue inaugurado hace apenas un mes en el centro de La Habana Vieja. Tanto su nombre como su logo han llamado la atención en redes sociales, donde se le ha llamado “el Starbucks de Cuba”.
Esta fama no solo le viene por la oferta sino por la marca utilizada: con algunas modificaciones, usan de base el logo y el nombre de Starbucks, una de las cadenas de café más conocidas del mundo.
Uno de sus trabajadores afirmó a CubaNet que su propietario es un ciudadano cubano, en asociación con una mujer italiana. “Los italianos importan casi todos los productos que utilizamos, como el café y la leche”, detalló.
Se ubica en la calle Compostela, entre Chacón y Cuarteles, en La Habana Vieja, a escasos pasos de la Iglesia del Ángel y una zona frecuentada por turistas. Consta de tres pisos, en la planta baja se halla el bar y la cocina; también en la calle tienen algunas mesas.
Entre las ofertas aparecen pizzas, tacos, sandwiches, desayunos y bebidas que van desde cervezas hasta tragos y café. La cerveza nacional cuesta 550 cup (2 USD aproximadamente); los tragos varían entre 800 y 950 CUP (entre 3 y 4 USD). El precio de las pizzas oscila entre 950 CUP (3,50 USD aproximadamente) y 1.800 cup (casi 7 USD).
“Los precios están excesivos. Lo que están vendiendo es la marca porque los productos que ofertan no tienen tanta calidad. El servicio está demorado y desorganizado”, declaró a CubaNet uno de los clientes, quien llegó al lugar atraído por la promoción.
El cliente relató igualmente que pidió un desayuno americano, el cual trae: dos huevos al gusto, tres tostadas, pequeñas porciones de bacon, un café y un jugo, por un valor de 1.900 CUP (7 USD aproximadamente), lo que equivale a casi el 42 por ciento del salario medio mensual en Cuba.
“Pedí los huevos fritos con la yema suave y me los sirvieron fríos y con la yema dura; el jugo estaba caliente y tuve que recordarle al mesero que me lo trajera porque estaba terminando el desayuno y apenas había podido tragar bien los alimentos”, contó.
Otro cliente relató que, mientras esperaba su pedido en el balcón del segundo piso, le cayeron encima varios pedazos de cemento de una columna.
Frente al café se halla un edificio apuntalado por peligro de derrumbe.
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