agosto 17, 2024

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Los comunistas cubanos siempre fueron minoría

Ahora los cubanos tienen que aceptar que el régimen haya colocado esa doctrina hasta en el altar de la Constitución de la República.  
Presentación del informe al VII Congreso del PCC
Presentación del informe al VII Congreso del PCC (Foto: Juventud Rebelde)

LA HABANA, Cuba. – Este 16 de agosto arribamos al aniversario 99 de la fundación del primer Partido Comunista de Cuba, cuyos fundadores fueron, entre otros, Carlos Baliño y Julio Antonio Mella. Se trata de una efeméride que el actual régimen cubano exalta, al intentar presentar a ese partido como un continuador del Partido Revolucionario Cubano de José Martí.

En verdad, vano empeño el tratar de buscar un parentesco entre una agrupación basada en la doctrina marxista-leninista, sin raíces en la nacionalidad cubana ―se creó al calor de la III Internacional Comunista con sede en Moscú―, y otro partido con fuerte raigambre nacional, creado por el Apóstol para alcanzar la independencia de Cuba y no para esclavizar a la sociedad una vez logrado su objetivo principal.

Las pocas personas que aquel agosto de 1925 se reunieron para crear el partido, encabezadas por el maestro canario José Miguel Pérez, pronto tuvieron que pasar a la clandestinidad debido a la represión de Gerardo Machado, y en ese estatus se mantuvieron hasta finales de los años 30, cuando se cobijaron bajo la sombra de Fulgencio Batista.

Antes ya habían mostrado un primer desacierto político, en lo fundamental debido a su posición sectaria, al oponerse al Gobierno de los Cien Días, que encabezaron Ramón Grau San Martín y Antonio Guiteras, y que tomó muchas decisiones de beneficio para el pueblo cubano.

Su acercamiento a Batista fue una de las tantas maniobras de los comunistas cubanos en pos de alcanzar alguna posición de relevancia en el entramado político nacional. En ese contexto, Lázaro Peña obtuvo la dirección de los sindicatos cubanos en 1939, y el Partido Comunista ―ya nombrado Partido Socialista Popular― acompañó a Batista en una coalición que ganó las elecciones presidenciales de 1940. Así, cuando el hombre fuerte de Kuquine llegó al poder,  nombró a dos comunistas como ministros de su gabinete: Juan Marinello y Carlos Rafael Rodríguez.  

Con respecto a la posición adoptada por los comunistas hacia las acciones insurgentes de Fidel Castro, se le puede calificar de ambigua, y hasta de oportunista. El Partido Socialista Popular criticó el asalto al cuartel Moncada en 1953. Sin embargo, contactó a los rebeldes de la Sierra Maestra cuando era evidente que la guerrilla castrista avanzaba en su lucha contra Batista. Destacaron, con ese fin, las visitas de Ursinio Rojas y Carlos Rafael Rodríguez a las montañas orientales.  

Mientras todo esto sucedía, era innegable el sentimiento anticomunista que latía en el seno de la sociedad cubana: un sentimiento que cobró actualidad en enero de 1959, cuando a pocos días de la huida de Batista, algunos medios ya acusaban de comunistas a las huestes de Fidel Castro. 

Un editorial aparecido en la revista Bohemia, en el primero de los tres números titulados “Edición de la Libertad” (11 de enero de 1959), bajo el encabezamiento de “Contra el Comunismo” , tras aseverar que los comunistas habían sido “minoría de minorías en Cuba”, sin basamento real en nuestra nacionalidad, exponía: “No es posible que haya la menor convergencia entre los que acaban de emancipar a su pueblo, y los que aplastaron las libertades de una docena de países europeos, ametrallaron al indefenso pueblo húngaro, y constituyen el máximo ejemplo de despotismo en el mundo”. 

Lamentablemente, aquí los equivocados fueron los editorialistas de Bohemia. Fidel Castro traicionó a la nación y a su pueblo, e instauró una dictadura comunista de la peor especie.  

Ahora los cubanos, que siempre contemplaron con recelo la actitud zigzagueante de los exponentes de la hoz y el martillo, tienen que aceptar que el régimen haya colocado esa doctrina hasta en el altar de la Constitución de la República.  

ARTÍCULO DE OPINIÓN Las opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de quien las emite y no necesariamente representan la opinión de CubaNet.

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Orlando Freire Santana

Orlando Freire. Matanzas, 1959. Licenciado en Economía. Ha publicado el libro de ensayos La evidencia de nuestro tiempo, Premio Vitral 2005, y la novela La sangre de la libertad, Premio Novelas de Gaveta Franz Kafka, 2008. También ganó los premios de Ensayo y Cuento de la revista El Disidente Universal, y el Premio de Ensayo de la revista Palabra Nueva.

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