Familia y comunismo

Familia y comunismo

Sucesos recientes revelan cuál es la verdadera relación entre la institución familiar y la doctrina marxista-leninista: el comunismo

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Foto tomada de Internet

LA HABANA, Cuba.- Los desencuentros entre comunismo y familia son de larga data. Es probable que el símbolo más definitorio —y canallesco— de esas fricciones sea la lamentable historia de Pávlik Morózov, un adolescente exaltado por la propaganda estalinista como un héroe, y execrado por sus opositores como el súmmum de la degradación.

En tiempos de la “colectivización” estalinista, los Morózov, campesinos acomodados, se opusieron a la nueva política. Pávlik, jovencito de trece años, no tuvo empacho en denunciar a sus progenitores como “traidores a la Patria”. Semanas más tarde fue ultimado, supuestamente por familiares, aunque algunos señalan la mano de la tenebrosa NKVD, que habría intervenido en el turbio asunto para crear un mártir.

Conforme a los señalamientos del partido único, al adolescente se le dedicaron poemas, novelas y ¡hasta una ópera! También se le erigieron estatuas que, como era de suponer, fueron derribadas cuando, felizmente, el régimen comunista desapareció junto con la verdadera cárcel de pueblos que él mismo engendró: la Unión Soviética.

El mero hecho de exaltar la figura de un personajillo de esas características constituye una demostración evidente de cuáles son los pensamientos íntimos que los bolcheviques albergan con respecto a la familia.

En Cuba, aunque sin llegar a esos extremos, el régimen no ha sido remiso a arremeter contra esa célula fundamental de la sociedad. Fue bajo el mismo castrismo que un ciudadano que no condenara en forma inequívoca cualquier actividad antigubernamental de un ser querido, corría el riesgo de verse convertido en no-persona.

La ojeriza contra esa institución secular ha trascendido también al plano teórico. En el documento inicial del espanto (el Manifiesto Comunista, de Marx y Engels) aparece una de las frases más desvergonzadas y repulsivas que quepa esperar en un escrito político: “En realidad, el matrimonio burgués es ya la comunidad de las esposas”…

A su vez, en la reciente Constitución raulista, el capítulo consagrado al tema emplea el plural (“Las familias”). Los tipos de éstas son varios —alegan los juristas del castrismo—; por ello no cabe hablar de la institución en singular. Con el mismo “fundamento” (o falta de él), no cabría hablar —digamos— de los derechos del ser humano, pues ya sabemos que cada uno de nosotros es único e irrepetible…

Estas consideraciones generales vienen al caso con motivo de la más reciente de las entregas que, a cuentagotas, ha ido suministrando el régimen sobre la ejecución extrajudicial, a manos de un policía, del ciudadano Hansel Hernández, hecho ocurrido el pasado 24 de junio en el suburbio habanero de Guanabacoa.

De inicio, el aparato propagandístico oficialista pensó en hundir el sangriento sucedido en el silencio. Fueron los informadores alternativos quienes, en la prensa independiente y las redes sociales, reflejaron el hecho y reprodujeron las declaraciones de una tía del occiso, que criticó acerbamente la muerte de su ser querido.

En un comienzo, la prensa oficialista de Cuba no se dio por aludida. Sólo una de las “ciberclarias” —la que se esconde tras el seudónimo de “Guerrero Cubano”— dio una versión oficiosa de lo sucedido. Sin citar prueba alguna, afirmó la existencia de una supuesta “legítima defensa” del uniformado actuante. Tres días más tarde, un órgano de prensa del régimen repitió esa misma versión.

Pese a esa evidente omisión del aparato propagandístico del régimen, ahora actúan a dúo madre y madrastra del interfecto. El periodiquito capitalino Tribuna de La Habana acaba de hacerse eco de las declaraciones de ambas féminas, en un trabajo de Cleo Arioza. Su título es truculento: “La dignidad de una familia cubana frente a la mentira y la manipulación”.

La señora Yanet Galeano, progenitora del occiso, “manifestó su desacuerdo con los intentos de utilizar el nombre y fallecimiento de su hijo para hacer campaña mediática contra Cuba”. Curiosa forma de expresarse porque me pregunto: ¿Ese mismo Hansel, aun siendo ciertos los antecedentes penales que se le señalan, no era también parte de Cuba!

Otro órgano castrista (Cubadebate) añade a la desinformación la mentira más descarada: Asegura que las autoridades dieron a conocer el hecho “de inmediato”. Este órgano también señala que habrá un “proceso judicial”, del cual afirma “que procede”. Ni éste ni los restantes portavoces del oficialismo se molestan en tratar de explicar cómo es posible que una “defensa propia” del represor se materialice en un disparo que penetra por la espalda del supuesto “agresor”.

En puridad, no podemos saber si las protestas de los seres queridos de Hansel “a favor del proceso revolucionario”, o “su confianza en el Gobierno y sus órganos de justicia”, representan el centro de lo declarado por ellos o si, por el contrario, se trata de alguna manifestación incidental que los escribidores al servicio del régimen se han encargado de manipular y destacar, olvidando cualquier cuestionamiento que esos mismos parientes del occiso pudieran haber hecho al ser entrevistados.

En nuestra profesión existe un concepto importantísimo: el de “ética periodística”, pero como sabemos qué significado práctico le atribuyen a esa frase los agitadores del castrismo, así como qué consecuencias extraen de ella, no me extrañaría que los familiares de Hansel, al acceder a ser entrevistados por comunicadores oficialistas, hayan caído en una verdadera trampa.

De quien sí no puede decirse algo semejante es del señor Luis Alberto Romero García, padre del “hombre fuerte” de la Misión Médica Cubana en Andorra, doctor Dariel Romero. Éste, como se sabe, abandonó el pequeño principado pirineo y se trasladó a España junto a su pareja. Se trata de un hecho ocurrido el mismo día de la muerte violenta de Hansel.

Cibercuba titula la información que ofreció al respecto del siguiente modo: “Padre del médico cubano que abandonó misión médica en Andorra lo llama traidor”. En una misiva, el combativo progenitor expresó también: “No tengo palabras para expresar el bochorno tan grande que he sentido al enterarme de tan difícil noticia, de su abandono de la misión médica, de su TRAICIÓN. No tengo otra palabra con la que calificar este hecho”.

El suelto del medio informativo termina con una especulación esclarecedora: “Fuentes anónimas dijeron… que la carta podría haber sido enviada por el padre de Romero para evitar posibles represalias hacia su familia por la decisión de su hijo”. Aun en este caso, la información sirve para esclarecer de forma meridiana cuál es la verdadera relación entre comunismo y familia.

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Acerca del Autor

René Gómez Manzano

René Gómez Manzano

(La Habana, 1943). Graduado en Derecho (Moscú y La Habana). Abogado de bufetes colectivos y del Tribunal Supremo. Presidente de la Corriente Agramontista. Coordinador de Concilio Cubano. Miembro del Grupo de los Cuatro. Preso de conciencia (1997-2000 y 2005-2007). Dirigente de la Asamblea para Promover la Sociedad Civil. Ha recibido premios de la SIP, Concilio Cubano, la Fundación HispanoCubana y la Asociación de Abogados Norteamericanos (ABA), así como el Premio Ludovic Trarieux. Actualmente es miembro de la Mesa de Coordinación del Encuentro Nacional Cubano

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