MADRID, España.- El intelectual guantanamero Regino Eladio Boti, renovador de la lírica insular del siglo XX, uno de los grandes poetas del postmodernismo en Cuba, nació el 18 de febrero de 1878 y entre 1895 y 1898 realizó estudios en Barcelona, España.
Graduado de maestro en su país, fue director de una escuela de varones en Guantánamo y ejerció el magisterio en otras instituciones escolares públicas y privadas. En la Universidad de La Habana se doctoró en Derecho civil y en Filosofía y Letras, y tributó novedosas ideas a la Estética y la Teoría del Arte.
Colaboró en importantes publicaciones periódicas de la Isla como Orto, Cuba y América, Cuba contemporánea, El Fígaro, Revista de Avance, Diario de la Marina, Revista Bimestre Cubana, y El Mundo. Fue miembro de la Academia de la Historia de Cuba, de la Academia Cubana de la Lengua y de la Academia Hispanoamericana de Ciencias y Artes de Cádiz.
Contribuyó al conocimiento de la Historia de Cuba con textos como Guillermón. Notas biográficas del general Guillermo Moncada (1911); Guantánamos. Breves apuntes acerca de los orígenes y fundación de esta ciudad (1912), y El 24 de febrero de 1895 (1919).
Pero lo que más ha trascendido ha sido su aporte literario. Además de estar al tanto de las novedades editoriales del continente y España, mantuvo correspondencia con notorias figuras de la literatura latinoamericana y cubana de su época, de lo cual da fe su archivo.
Junto con Juan Manuel Poveda y Agustín Acosta formó un trío que renovó el panorama lírico nacional, sacudido por las muertes prematuras de Julián del Casal, José Martí, Carlos Pío Urbach y Juana Borrero en la década de 1890.
Son de obligada mención libros de Boti como Arabescos mentales (1913); El mar y la montaña (1921), considerado por la crítica el mejor, donde exalta esos dones naturales de Guantánamo; y La torre del silencio (1926).
El poeta murió el 5 de agosto de 1958 en Guantánamo a los 80 años.