Con veintiséis años, Ruber Osoria comenzó a descubrir Chile en 2018. Desde esa fecha, presiona el obturador para registrar una realidad que empieza a asumir como suya. Así lo prueba ya su serie sobre los muros de Santiago de Chile poblados de pinturas relativas al estallido social que comenzó allí en 2019.
La trayectoria migratoria de Osoria lo llevó a abandonar “la caña”, “el guarapo” y “el dominó” en las esquinas de su Contramaestre natal, en el oriente de Cuba; lo hizo atravesar varios países, aceptar trabajos ilegales, hasta aterrizar en el Chile que, poco después de su llegada, estalló primero en protestas, que derribarían los cimientos del orden constitucional instaurado en dictadura cuatro décadas atrás, y entró luego en pandemia.
El fotógrafo cubano reside actualmente en Concepción, al centro del país suramericano, en la Región del Biobío. Durante el periodo pandémico, desarrolló otra serie, acaso más personal, que explora la pérdida de la identidad en el proceso de emigrar. “En El rostro de la ciudad yo iba buscando una ciudad desconocida para mí”, explica.

“En el pueblo donde yo vivía, en Contramaestre, todo el mundo se saludaba”, compara la calidez experimentada en su localidad natal con “la indiferencia” que percibe al transitar un país extranjero en el más puro anonimato de quien emigra.

“Si al principio la gente miraba sólo el celular y no miraba para los lados, ahora con la mascarilla menos. Ahora con la mascarilla esto se agudizó y la pérdida de la identidad es mayor”.

En esta serie, el fotógrafo proyecta su propio anonimato melancólico en cada sujeto que captura con su lente: la sombra borra el rostro de las personas y después la edición digital refuerza los fondos negros en que termina por sumirse la identidad.

En sus andanzas, también retrató a un grupo de mujeres que encontró en una feria agropecuaria. La foto elide su contexto, de tal forma que remite al duelo, a una marcha fúnebre o, en todo caso, a un escenario muy alejado del ambiente vital que cualquiera esperaría de una feria.

“Las fotos que hago son el resultado de lo que he leído y vivido en esos días”, dice sobre la imagen de las mujeres con mascarilla y vestidas de negro. Cuando hizo esa foto, estaba afectado por “el luto”, por toda la trama de La casa de Bernarda Alba. Días atrás, se encontraba editando unas imágenes que había tomado de un grupo de teatro local de Concepción que representaba la famosa obra de García Lorca.

Osoria tomó muchas de las imágenes que conforman este retrato de la pandemia durante los breves intervalos de tiempo en que se iba a comprar alimentos y otros productos básicos con el permiso que conceden las autoridades chilenas para salir del confinamiento doméstico.

Texto: Rialta Staff
Colabora con nuestro trabajo Somos una asociación civil de carácter no lucrativo, que tiene por objeto principal la promoción y fomento educativo, cultural y artístico. En Rialta nos esforzamos por trabajar con el mayor rigor profesional en la gestión, procesamiento, edición y publicación de los contenidos y la información. Todos nuestros contenidos web son de acceso libre y gratuito. Cualquier contribución es muy valiosa para nuestro futuro. ¿Quieres (y puedes) apoyarnos? Da clic aquí. ¿Tienes otras ideas para ayudarnos? Escríbenos al correo [email protected]. |