“Nadie es feliz cuando tiene hambre”: Santiagueros ante los retrasos de la canasta básica
“Ahora sí el hambre y la desesperación nos han invadido por completo”, lamenta un santiaguero entrevistado por ‘CubaNet’.
“Ahora sí el hambre y la desesperación nos han invadido por completo”, lamenta un santiaguero entrevistado por ‘CubaNet’.
¿Nos comeremos los unos a los otros para creer que morimos alimentados? ¿Comeremos piedra?
Más del 80% de las personas encuestadas por la ONG Food Monitor Program ha visto reducido su acceso a los alimentos tras la llamada Tarea Ordenamiento.
Hoy urge más que nunca analizar la crisis nacional desde una óptica de género. El hambre es una urgencia feminista.
Cuando Fidel Castro supo que sus promesas de “oro rojo” (carne) y “una cuenca lechera más productiva que Holanda” nunca serían cumplidas, prefirió mediatizar el hambre.
Es difícil aventurar lo que nos deparan los próximos meses, aunque una cosa es segura: el hambre no cree en pronósticos.
Carecemos hasta de azúcar y en este contexto económico e histórico resulta lapidaria aquella frase de nuestros padres y abuelos: “Sin azúcar, no hay país”.
Los castrocomunistas y sus políticas contraproducentes han instaurado en la Gran Antilla la escasez y las necesidades.
La señora, que llegó famélica a una cafetería, pidiendo comida, estuvo tendida en el suelo durante dos horas y la ambulancia nunca llegó.
Desde hace meses, en Songo La Maya no reciben mucho más que el arroz, el azúcar y los granos de la canasta básica. En octubre pasado un hombre de la localidad murió de hambre, relataron los vecinos a CubaNet.
“Ahora sí el hambre y la desesperación nos han invadido por completo”, lamenta un santiaguero entrevistado por ‘CubaNet’.
¿Nos comeremos los unos a los otros para creer que morimos alimentados? ¿Comeremos piedra?
Más del 80% de las personas encuestadas por la ONG Food Monitor Program ha visto reducido su acceso a los alimentos tras la llamada Tarea Ordenamiento.
Hoy urge más que nunca analizar la crisis nacional desde una óptica de género. El hambre es una urgencia feminista.
Cuando Fidel Castro supo que sus promesas de “oro rojo” (carne) y “una cuenca lechera más productiva que Holanda” nunca serían cumplidas, prefirió mediatizar el hambre.
Es difícil aventurar lo que nos deparan los próximos meses, aunque una cosa es segura: el hambre no cree en pronósticos.
Carecemos hasta de azúcar y en este contexto económico e histórico resulta lapidaria aquella frase de nuestros padres y abuelos: “Sin azúcar, no hay país”.
Los castrocomunistas y sus políticas contraproducentes han instaurado en la Gran Antilla la escasez y las necesidades.
La señora, que llegó famélica a una cafetería, pidiendo comida, estuvo tendida en el suelo durante dos horas y la ambulancia nunca llegó.
Desde hace meses, en Songo La Maya no reciben mucho más que el arroz, el azúcar y los granos de la canasta básica. En octubre pasado un hombre de la localidad murió de hambre, relataron los vecinos a CubaNet.