LA HABANA, Cuba. – De “ofensivas, desacertadas y transfóbicas” calificó el periodista oficialista Francisco Rodríguez Cruz las afirmaciones del doctor Yamil Gutiérrez Jorge, subdirector del Instituto de Medicina Deportiva durante el Primer Simposio de Deporte, Medioambiente y Sociedad en un entorno de Inclusión Social.
El evento tuvo lugar en Varadero, Matanzas, entre los días 18 y 22 de septiembre de 2024. Asistieron profesores, atletas, periodistas y glorias deportivas, entre ellas algunas de las llamadas Morenas del Caribe. El programa incluyó 110 ponencias y la participación de 132 delegados, 72 de ellos panelistas y conferencistas.
Enfoque de género, políticas públicas, inclusión, legalidad, comunicación, publicidad y patrocinio, así como actividad física y deportes en un medio ambiente sostenible y desigualdades fueron algunos de los temas abordados en las ponencias y talleres, según Cubadebate.
En la inauguración del evento, Osvaldo Vento Montiller, presidente del Instituto Nacional de Deportes, Educación Física y Recreación (INDER), exhortó “a la búsqueda de soluciones desde la investigación y la innovación educativa a las problemáticas que puedan amenazar la inclusión de la población, sin distinciones, en la actividad física y los deportes en un ambiente adecuado, así como a disfrutar de los beneficios que brindan estas prácticas a la salud, la calidad de vida y el desarrollo humano”.
Fue en la tercera jornada del evento cuando se debatió sobre la inclusión de atletas transgénero en competiciones deportivas, un tema que generó gran interés.
Según otra nota de Cubadebate, el doctor Yamil Gutiérrez Jorge presentó la conferencia “Deporte, género e inclusión. ¿Equidad vs. ventaja? Un desafío en la realidad médico deportiva”, en la que propuso que se consideren las recomendaciones del Comité Médico de la Federación Panamericana de Levantamiento de Pesas para la inclusión de atletas transgénero en federaciones deportivas internacionales.
Gutiérrez Jorge subrayó que, aunque el tema es “controvertido” y aún no hay consenso sobre las modalidades de competencia, es crucial que las autoridades deportivas actúen con asesoría de profesionales en Medicina, Psicología, Sexología y Derecho.
“[En el Instituto de Medicina Deportiva] defendemos a la mujer como género, para que no tenga que enfrentarse a un transgénero que la pueda aventajar”, expresó Gutiérrez, quien, a propósito del tema, hizo alusión a la pesista trans Láurel Hubbard durante los juegos olímpicos de Tokio y a la corredora trans Valentina Petrillo en los Paralímpicos de París.
Igualmente, explicó el caso de la boxeadora argelina Imane Khelif, campeona en los Olímpicos de París 2024, de quien dijo: “Ella sí es una mujer, pero con intersexualidad; o sea, tiene un cromosoma Y”.
“¿Quién le dijo a este señor que él puede decidir quién es o no una mujer solo por criterios médicos? ¿Sabe que está violando con sus afirmaciones el precepto constitucional de no discriminar por la identidad de género de las personas?”, respondió el periodista Rodríguez Cruz en su cuenta de Facebook.
Al señalamiento de Rodríguez se sumaron varios activistas LGBTIQ+ cubanos. Yadiel Cepero, desde Matanzas, comentó en dicha publicación: “Si ‘ofensivas, desacertadas y transfóbicas’ son las opiniones del doctor Yamil Gutiérrez Jorge, vergonzoso es que la Dra. Ada Alfonso, que se desempeña como jefa del Departamento de Docencia e Investigaciones del CENESEX avalara lo que se expuso en el evento y, según refiere la nota de Cubadebate, afirmara lo siguiente: ‘El intercambio me dejó muy impresionada, al igual que el alto nivel teórico, educativo y científico de los especialistas presentes. Vamos por buen camino en esos temas tan relevantes y sensibles’”.
El también activista independiente recientemente exiliado Yoelkis Torres Tapanes preguntó por la actuación del CENESEX tras las declaraciones del doctor Gutiérrez Jorge. “Pq [porque] si estuvieron y no dijeron nada, son cómplices de todo como siempre”. Y recalcó lo vergonzoso de que especialistas que debieran defender la no discriminación por motivos de sexualidad y género permitieran tales afirmaciones.
El Centro Nacional de Educación Sexual (CENESEX) es una “institución dedicada a la docencia, la investigación y la asistencia, cuyo objetivo es promover la educación integral de la sexualidad, así como los derechos humanos y la erradicación de toda forma de violencia”. Dirigido por la Dra. Mariela Castro Espín, hija de Raúl Castro, el centro ha sido objeto de críticas y se le ha acusado de ser un vehículo de lavado de imagen del régimen machista y LGBTIQfóbico cubano, así como de centrarse más en la propaganda política y en respaldar los discursos oficiales que en su supuesta misión.

Durante el cierre del simposio, la doctora en Ciencias Emilia Rebeca Hernández Mezonet, jefa del proyecto “La práctica del deporte y la actividad física como herramienta de inclusión social”, por el que surgió el evento, calificó de “muy interesante” el taller interactivo sobre género, personas transgénero y masculinidades, “un tema al cual el INDER comienza a acercarse”, según dijo. “Como organismo deportivo aún no tenemos una concepción, no hemos llegado al consenso”, agregó, no obstante.
“Solo nos estamos acercando, pero con el acompañamiento de centros que estudian esas temáticas, como el CENESEX. Si en algún momento hiciera falta que el INDER tomara una posición al respecto, corresponde al Comité Olímpico Cubano, a partir de las indicaciones del COI [Comité Olímpico Internacional] y las federaciones”.
El CENESEX, por su parte, emitió una nota en la que destaca la participación de sus especialistas en los talleres y conferencias del simposio. Asimismo, subrayó la importancia del papel que deben desempeñar los médicos deportivos y psicólogos en la preparación de los atletas desde una perspectiva interseccional.
Además, mencionó que la inclusión de atletas transgénero e intersexuales ha cobrado relevancia en la comunidad deportiva internacional. Aunque el tema no es nuevo, precisa la nota, ha recibido mayor visibilidad tras los recientes Juegos Olímpicos y advierte que Cuba no es ajena a estos debates, los cuales han comenzado a ser discutidos en diferentes foros, pero que requieren de un análisis más profundo y extenso.
Sin embargo, no hizo alusión a las afirmaciones del doctor Yamil Gutiérrez Jorge durante el evento.
“Desde el CENESEX, a partir de nuestra misión social, institucional, educativa y científica, con la visión de que el bienestar, la salud, la justicia y el disfrute de derechos es la principal vocación de las instituciones científicas cubanas, uniremos esfuerzos con el INDER, el Instituto de Medicina Deportiva, las Federaciones, el Comité Olímpico Cubano, la Universidad del Deporte, la Academia de Ciencias de Cuba, y los diferentes organismos nacionales e internacionales competentes, para propiciar la adopción de consensos y políticas en beneficio del deporte cubano y de nuestros atletas”, cierra la nota.
¿Las mujeres trans tienen ventajas biológicas en el deporte? ¿Qué dicen los expertos?
Un estudio divulgado en 2021 reveló que las mujeres trans no cuentan con ventajas biomédicas en el ámbito de los deportes de élite. Esta conclusión se debe, en parte, a la escasez de evidencia que explore las posibles ventajas derivadas de la pubertad que experimentaron, así como a la limitada cantidad de investigaciones sobre la participación de personas trans en competiciones de alto rendimiento.
El estudio, que realiza un examen detallado de la literatura científica en inglés referente a mujeres trans en deportes de élite desde 2011 hasta 2021, afirma que factores sociales, como la nutrición y las características de los entrenamientos, son los determinantes en el rendimiento deportivo. También concluye que las mujeres trans que han recibido terapias hormonales, que reducen sus niveles de testosterona, no presentan ninguna ventaja biológica.
Líderes de opinión y grupos antiderechos han utilizado estas narrativas para generar alarmas sociales y promover legislaciones que restringen la participación de niñas, jóvenes y mujeres trans en competiciones deportivas, especialmente en Estados Unidos. Hasta el momento, seis estados de ese país han implementado reglas que restringen la participación de los estudiantes trans y no binarios, obligándoles a competir según su género asignado al nacer. Además, tres estados han establecido prohibiciones para estos estudiantes a menos que se hayan sometido a cirugía.
Durante los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 se dio la primera participación de atletas trans y no binarios en estas competiciones de alto nivel, destacando a Láurel Hubbard, la pesista neozelandesa, quien fue la primera mujer trans en competir en unos Juegos Olímpicos. Sin embargo, su participación fue breve, ya que no logró levantar peso en ninguno de sus tres intentos en la categoría de mujeres peso pesado.
Desde 2015 el Comité Olímpico Internacional (COI) establecía que los atletas transgénero podían competir solo si sus niveles de testosterona estaban por debajo de 10nmol/L durante al menos un año antes de su primera competición. Posteriormente, en 2021, tras la participación de Hubbard en Tokio 2020, el COI emitió un nuevo “marco sobre equidad, inclusión y no discriminación por motivos de identidad de género y variaciones sexuales”, subrayando que no hay un consenso científico acerca de cómo la testosterona influye en el rendimiento deportivo, y que su impacto puede variar entre diferentes disciplinas.
Por esta razón, determinó que fuera cada federación deportiva la encargada de establecer sus propios criterios de elegibilidad, los cuales deben alinearse con los derechos humanos y respaldarse con evidencia científica que considere los contextos y el bienestar de los atletas. En consecuencia, las federaciones de atletismo, ciclismo, natación, ajedrez y la federación estadounidense de boxeo han implementado políticas que excluyen a mujeres trans de las categorías femeninas, requiriendo que estas atletas estén bajo terapia de reemplazo hormonal desde los 12 años, mantengan ciertos niveles de testosterona o se hayan sometido a cirugías de reasignación de sexo.
Aunque es cierto que todas las federaciones establecieron que la decisión podría ser revisada en un futuro, excluir a las atletas también repercute en los estudios científicos pues competirán cada vez menos mujeres trans y se necesitarán más esfuerzos para estudiar las aparentes ventajas.
A través de un comunicado, la World Athletics (WA) justificó la prohibición de participación de mujeres trans en base a la necesidad de “proteger la categoría femenina”, un argumento similar al del Dr. Yamil Gutiérrez Jorge, quien, durante el reciente simposio en Matanzas, dijo defender “a la mujer como género”. Lo que resulta notable en la declaración de la WA es que “actualmente no hay atletas transgénero compitiendo internacionalmente en el atletismo, lo que significa que no existe evidencia concreta del impacto que estas atletas podrían tener en la equidad de la competencia femenina”. A pesar de esto, la entidad continúa apoyando su exclusión.
La ONU ha calificado estas medidas como “innecesarias, humillantes y perjudiciales”. Desde la década de 1940, la Federación Mundial de Atletismo ha infringido los derechos humanos de las atletas a través de “pruebas de sexo” y “certificados de feminidad” para determinar su elegibilidad, según un informe elaborado por Human Rights Watch (HRW).
Estas políticas también poseen un trasfondo racista, ya que muchas de las atletas a las que se les ha negado la competencia son mujeres negras provenientes de países del sur global. Asimismo, han impactado a mujeres intersexuales y a aquellas que, de forma natural, tienen niveles altos de testosterona.
Fiordaliza Cofil, velocista dominicana ganadora de la medalla de oro en el Campeonato Mundial de Atletismo de 2022, no pudo competir en el Mundial de Atletismo en Budapest de 2023 por tener un elevado nivel de testosterona. También fue el caso, en otras competencias, de la atleta india Dutee Chand, la atleta de Namibia Christine Mboma y la sudafricana Caster Semenya, obligadas a reducir sus niveles de testosterona para poder competir en categorías femeninas, por no encajar en los parámetros de la feminidad blanca eurocentrada.
El psicólogo trans Dau García Dauder ha explicado en su ensayo La intersexualidad en la construcción de la diferencia racial que en las reglas de elegibilidad “la alta testosterona es enmarcada como una ventaja y, de repente, como un problema de salud para las mujeres; las enferma. Es preciso regularla, para proteger la justicia y la salud. Así, las pruebas de verificación de sexo se convierten de forma sorprendente en regulaciones médicas por ‘el bien de la deportista’, para protegerla de la testosterona”.
De acuerdo con HRW, estas prácticas causan daños físicos, psicológicos y económicos a las atletas. Además, afirman que “la identificación de las atletas a través de la observación y la sospecha constituye una forma de controlar los cuerpos de las mujeres bajo definiciones arbitrarias de feminidad y estereotipos raciales”.
En su conferencia “Deporte, género y masculinidad hegemónica. Una mirada desde la Historia y la Ciencia”, el MsC. Gustavo Valdés Pi, licenciado en Biología por la Universidad de La Habana y máster en Antropología por la Facultades de Historia y Biología de la Universidad de La Habana, plantea que las normativas impuestas por organismos como COI y la WA, que limitan los niveles de testosterona permitidos en mujeres trans e intersexuales, evidencian cómo el deporte sigue siendo un campo donde se busca controlar los cuerpos que no se ajustan a las normas binarias de género.
“En el caso de las mujeres trans, el argumento de que poseen una ventaja injusta por su desarrollo físico masculino refuerza la idea de que las características masculinas son superiores en el deporte (Coleman, 2021). Esta narrativa no solo ignora los cambios físicos que atraviesan las personas trans durante sus transiciones, sino que también revela una postura defensiva: la protección de un espacio donde los hombres cisgénero han mantenido históricamente el poder”, también indica Valdés Pi.
Para este experto, el actual sistema de divisiones por sexo en el deporte está basado en supuestos biológicos que no siempre reflejan la realidad de las capacidades físicas de los atletas, ya que este sistema perpetúa estereotipos de que los hombres son inherentemente más fuertes y rápidos que las mujeres, lo que excluye a las personas transgénero y no binarias, además de volverse absurdo en deportes en los que la habilidad y destreza son más importantes que la fuerza. “¿Qué justifica una separación por sexos en ajedrez, tiro, equitación, gimnasia artística o nado sincronizado?”, se pregunta.
“Un sistema de clasificación basado en capacidades físicas, como la talla, masa muscular, fuerza y resistencia, podría ofrecer una solución más inclusiva. Este enfoque permitiría a los atletas competir en función de sus capacidades reales, en lugar de basarse únicamente en su sexo asignado al nacer. Modelos similares ya se utilizan en deportes como el boxeo y la halterofilia, donde los atletas se agrupan según su peso. Adaptar este modelo a más deportes podría reducir la discriminación y permitir una competencia más justa y equilibrada, enfocada en el rendimiento físico en lugar de la identidad de género”.