¿Quiénes van a narrar nuestra historia si no somos nosotros mismos? 

¿Quiénes van a narrar nuestra historia si no somos nosotros mismos? 

“Los negros tenemos que hablar de lo que sentimos”, asegura a CubaNet el periodista y activista antirracista Jorge Enrique Rodríguez.

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Jorge Enrique Rodríguez, periodista de Diario de Cuba (Foto de la autora)

LA HABANA, Cuba. – Jorge Enrique Rodríguez Camejo afila el machete de palabras que heredó de Oggún para hablar de racismo desde una escritura que trasciende a Diario de Cuba, el medio donde es periodista desde hace más de cinco años, y llega a esa otra realidad virtual que nos hemos construido en Facebook, donde todo el mundo es libertario de algo. 

En su muro se puede leer la serie #JugadasApretadas, donde lo mismo critica a un ministro que denuncia lo que cree injusto. No obstante, no se deja llevar por la virtualidad: Jorgito sigue viviendo en Los Sitios, Centro Habana, en una azotea prestada porque no tiene casa propia, igual que la mayoría de su generación. Cree en la poesía, aunque tenga que alternarla con el trabajo que le da de comer.  

“Los negros tenemos que hablar de lo que sentimos”, dice Rodríguez Camejo. “¿Quiénes van a narrar nuestra historia si no somos nosotros mismos? Tenemos que quitarnos el miedo de hablar de racismo porque pensarán que estamos dando la pataleta o estamos acomplejados. No puede ser que mi historia quede en manos de alguien con mentalidad colonialista”, aseguró. 

“Tú no sabes lo que yo pasé para llegar aquí. La historia de los negros y del racismo quienes tenemos que narrarla somos nosotros mismos, y tengo que decir que no lo hemos hecho bien”. 

Rodríguez Camejo no exime de responsabilidad a quienes se han librado de las ataduras de un régimen machista y racista y que, aun así, no tocan el tema. Considera como una “calamidad” que los periodistas independientes “no le choquen de frente al racismo, pues hacerlo desde la institucionalidad ha sido un error. Ahí está la Comisión Aponte controlada por los blancos de la UNEAC y la oficina del presidente”, apunta.

El periodista va más allá y vislumbra un futuro con las mismas condiciones precarias de hoy para el 9,3% de la población cubana que se considera negra y para el 26,6 % que se considera mestiza.

“Es muy triste decirlo, pero aunque yo veo quizás una democracia futura en Cuba en el sentido político, eso no garantiza que el racismo se vaya a acabar. Todo el mundo habla de una Cuba futura, de ‘vamos a restituir la Constitución del 40, que está mejor que la del 76 o que la del nosecuanto’, pero no hablan de los viejos, de las mujeres, de los niños y menos de los negros”.

Y cuando ha preguntado la respuesta ha sido: “No, eso lo arreglamos después”. 

“¿Que qué?”. Quien conoce a Rodríguez Camejo sabe que detrás de estas expresiones muy suyas viene un tajazo de razonamiento: “Precisamente por no hablar de eso es que estamos así. No he visto que nadie haya hablado de una Cuba post Castro sin racismo, que no se quita si no es con leyes. Que uno cruce el umbral de la democracia no significa que se le vaya a limpiar el alma de machismo, de racismo, clasismo, xenofobia, homofobia”, dice. 

Rodríguez Camejo durante la entrevista con CubaNet (Foto de la autora)

“Somos los más jodidos en ambos bandos: los soldados, los activistas, los que se manifiestan”, apunta. Aun cuando la variante racialidad parece no ser importante para los reportes de presos políticos, el 58% de los 132 presos políticos reportados por la organización Cuban Prisoners Defenders a finales de diciembre de 2020 eran afrodescendientes. El porciento ni siquiera aparece declarado en el reporte. 

“Es la  historia de siempre: la de los negros obligados a esforzarse el doble. Y ahí están las mujeres negras que pasan por el machismo y el racismo rodeadas de la danza del ego y el jueguito de poder donde no se baraja a las personas negras salvo en contadas ocasiones. Es un fenómeno que hemos extrapolado hacia la oposición. El racismo en Cuba no está sobredimensionado, al contrario, aún anda minimizado y atomizado”.

Rodríguez Camejo menciona a dos organizaciones contrapuestas en perspectivas: la Comisión Aponte de un lado, subordinada al régimen de la Isla; y el Comité por la Integración Racial (CIR), del otro. “¿Cuántas otras organizaciones hay en la oposición que hablen del tema raza y racismo? Hasta el rap dejó de cantarle (al tema de la discriminación racial) y yo me pregunto: ¿qué pasó? ¿Nos ganó la perspectiva de que el color no existe y es más importante lo que está bajo la piel? Porque eso es más duro todavía”.

Ante sí mismo, “han sido pocas las actitudes de racismo”, pero las ausencias en foros y fiestas son las que lo ponen a sobreaviso. “He sido invitado a eventos sociales de la oposición y cuando he llegado he sido el único (negro). También siento que dentro del gremio de periodistas hay cierta tensión con el tema del racismo. Mucha gente podrá preguntarse por qué Jorgito dijo eso. Y quien lo diga es porque ha sido parte de la fiesta”.

No obstante, insiste en que hay que hablar del tema “porque el respeto llega por una pila de vías y no siempre puede ser desde el acto violento, que es armar el escándalo, lo que no es sano sino una trampa y otra manera de perpetuar los prejuicios y el racismo. Una vez nos clasificaron los colonialistas, otra vez el Partido (Comunista), y ahora que tenemos la oportunidad estamos blanqueando la realidad contándola a medias, llena de omisiones y sesgos”. 

Incluso, los negros y afrodescendientes “nos hemos acomodado también a que vengan otros a contar nuestra historia”, lamenta. 

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María Matienzo Puerto

Maria Matienzo Puerto: Una vez soñé que era una mariposa venida de África y descubrí que estaba viva desde hacía treinta años. A partir de entonces construí mi vida mientras dormía: nací en una ciudad mágica como La Habana, me dediqué al periodismo, escribí y edité libros para niños, me reuní en torno al arte con gente maravillosa, me enamoré de una mujer. Claro, hay puntos que coinciden con la realidad de la vigilia y es que prefiero el silencio de una lectura y la algarabía de una buena película.

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