El preso político Jorge Luis Rodríguez Valdés, conocido como “Tangallo”, fue trasladado nuevamente a una celda de castigo en la prisión Kilo 8, en Pinar del Río, por exigir una visita que le correspondía y que las autoridades le negaron de manera arbitraria.

Tangallo no tiene familiares cercanos y la Seguridad del Estado prohibió al activista Eduardo Díaz Fleitas visitarlo en prisión. Aunque gestionaron que otra persona le entregara artículos de primera necesidad, las autoridades también lo impidieron.

Según información enviada a Cubalex, Tangallo exigió su derecho a la visita frente al jefe del órgano de prisiones de la provincia, y por este motivo lo enviaron a la celda de castigo.

Recientemente, estuvo 27 días en celda de castigo por una supuesta sospecha de tuberculosis, y anteriormente, estuvo 17 días, lo que evidencia un patrón sistemático de represalias a través del aislamiento.

El uso frecuente del aislamiento prolongado incumple con los estándares internacionales, como las Reglas Mandela, que prohíben esta práctica. La falta de revisión independiente aumenta el riesgo de abusos y violaciones de derechos.

Además, el aislamiento prolongado tiene un impacto devastador en la salud física y mental de los reclusos, generando trastornos psicológicos graves como ansiedad extrema y estrés postraumático. Estas prácticas son consideradas una forma de tortura.

El caso de Tangallo es un ejemplo más de las condiciones inhumanas a las que son sometidas las personas privadas de libertad en Cuba, y de las represalias especialmente severas que enfrentan los presos políticos.