A finales de febrero, Sara, una joven madre soltera que trabaja como dependienta en una cafetería de la ciudad de Holguín, sintió que ya no aguantaba más. Sufría un dolor intenso en la parte inferior del abdomen desde hacía semanas y llevaba dos meses sin menstruar.
El olor a azúcar y a alcohol inunda la estancia, una oscura habitación sin ventanas. Armando se mueve ágil y seguro alrededor del enorme tanque plástico, de 55 galones, que expele gases de destilación de licor. Hace tanto calor que tiene que secarse el sudor de su frente a cada instante. Lo hace como si fuera un reflejo.
Un mercado de Holguín, Cuba (Foto de Fernando Donate)
En un puesto de venta de la ciudad de Holguín, al oriente de Cuba, hay fotografías de los revolucionarios Camilo Cienfuegos y Ernesto Guevara, además de un gran cartel con el eslogan de la empresa estatal: «Frutas Selectas, lo más selecto del trópico».
Lo que no hay es fruta o alimento alguno a la venta.