Anciano holguinero: ‘Aquí nunca hay mejoría, todo es desgracia’
Pese a su avanzada edad, el holguinero Rosell Peña Tamaño, de 87 años, sobrevive en las calles de su ciudad gracias a la caridad pública
Pese a su avanzada edad, el holguinero Rosell Peña Tamaño, de 87 años, sobrevive en las calles de su ciudad gracias a la caridad pública
A diario, Reina Moreno Arias, una holguinera de 56 años, camina toda la ciudad con su carga a cuestas, en busca de comida y dinero
En medio de la grave crisis social, económica y política que atraviesa el país, cada vez aparecen más personas viviendo en las calles, sobre todo ancianos y enfermos
Los ‘deambulantes’, como los llama eufemísticamente la prensa oficial cubana, son apenas la parte más evidente y poco ‘estética’ de ese mal de indigencia que padecemos los cubanos
Cada vez hay más limosneros y personas que andan por La Habana con sus pocas pertenencias guardadas en sacos, jabas, maletas o mochilas medio rotas, pues no tienen donde vivir
“La fría noche les recibió con un plato de comida caliente que con sensibilidad cristiana ofrecieron las manos de los jóvenes salesianos”, indicó la Oficina de Prensa del Obispado de Santa Clara
De los 74 enfermos, 58 casos están relacionados con un brote del virus en un hogar social que atiende a indigentes
En La Habana siempre hubo enfermos mentales deambulando por las calles; más de uno terminó convirtiéndose en celebridad popular
En su mayoría, se trata de personas abandonadas por su propia familia, discapacitados o jubilados que piden limosnas para vivir, algunos sin viviendas donde pernoctar
Pese a su avanzada edad, el holguinero Rosell Peña Tamaño, de 87 años, sobrevive en las calles de su ciudad gracias a la caridad pública
A diario, Reina Moreno Arias, una holguinera de 56 años, camina toda la ciudad con su carga a cuestas, en busca de comida y dinero
En medio de la grave crisis social, económica y política que atraviesa el país, cada vez aparecen más personas viviendo en las calles, sobre todo ancianos y enfermos
Los ‘deambulantes’, como los llama eufemísticamente la prensa oficial cubana, son apenas la parte más evidente y poco ‘estética’ de ese mal de indigencia que padecemos los cubanos
Cada vez hay más limosneros y personas que andan por La Habana con sus pocas pertenencias guardadas en sacos, jabas, maletas o mochilas medio rotas, pues no tienen donde vivir
“La fría noche les recibió con un plato de comida caliente que con sensibilidad cristiana ofrecieron las manos de los jóvenes salesianos”, indicó la Oficina de Prensa del Obispado de Santa Clara
De los 74 enfermos, 58 casos están relacionados con un brote del virus en un hogar social que atiende a indigentes
En La Habana siempre hubo enfermos mentales deambulando por las calles; más de uno terminó convirtiéndose en celebridad popular
En su mayoría, se trata de personas abandonadas por su propia familia, discapacitados o jubilados que piden limosnas para vivir, algunos sin viviendas donde pernoctar