
República de Chikungunya
Hoy es la República de Chikungunya y quienes la gobiernan, quizás conociendo lo que significa la palabra “chikungunya” en lengua Makonde (“doblarse por el dolor”), no están ni estarán jamás dispuestos a ofrecernos otra cosa.

Hoy es la República de Chikungunya y quienes la gobiernan, quizás conociendo lo que significa la palabra “chikungunya” en lengua Makonde (“doblarse por el dolor”), no están ni estarán jamás dispuestos a ofrecernos otra cosa.

Aunque los carteles de “no botar basura” se multiplican, la gente continúa arrojando desechos en espacios públicos: hay pocos contenedores, la mayoría está roto, y el servicio de recogida es irregular o inexistente.

En cada cuadra, manzana, barrio, pueblo o ciudad, familias enteras yacen abatidas, sin fuerzas para mover un miembro.

El vertedero improvisado genera preocupación entre vecinos y trabajadores del centro educativo.

En algunos puntos, los desperdicios llegan casi hasta las casas, ya sea por su frente o por el lateral. La fetidez se siente desde lejos.

En el corazón mismo de la capital pueden verse monumentales lomas de desechos sólidos que invaden las calles, entorpeciendo la circulación vehicular.

El cortocircuito en los cables ocultos bajo la basura se extendió hasta los cajeros automáticos ubicados en el Bulevar de San Rafael.

Talleres Delis ha sido contratada para mejorar el estado del parque de equipos utilizados en la recogida de basura en El Cerro, en un intento experimental que durará un mes.

Los microvertederos permanecen muchas veces por más de una semana en las esquinas de Santa Clara, atrayendo a roedores, animales carroñeros y a los llamados «buzos».

Ante la falta de combustible, recurren a los carretoneros, pero de los 659 que necesitan solo laboran 252.

Hoy es la República de Chikungunya y quienes la gobiernan, quizás conociendo lo que significa la palabra “chikungunya” en lengua Makonde (“doblarse por el dolor”), no están ni estarán jamás dispuestos a ofrecernos otra cosa.

Aunque los carteles de “no botar basura” se multiplican, la gente continúa arrojando desechos en espacios públicos: hay pocos contenedores, la mayoría está roto, y el servicio de recogida es irregular o inexistente.

En cada cuadra, manzana, barrio, pueblo o ciudad, familias enteras yacen abatidas, sin fuerzas para mover un miembro.

El vertedero improvisado genera preocupación entre vecinos y trabajadores del centro educativo.

En algunos puntos, los desperdicios llegan casi hasta las casas, ya sea por su frente o por el lateral. La fetidez se siente desde lejos.

En el corazón mismo de la capital pueden verse monumentales lomas de desechos sólidos que invaden las calles, entorpeciendo la circulación vehicular.

El cortocircuito en los cables ocultos bajo la basura se extendió hasta los cajeros automáticos ubicados en el Bulevar de San Rafael.

Talleres Delis ha sido contratada para mejorar el estado del parque de equipos utilizados en la recogida de basura en El Cerro, en un intento experimental que durará un mes.

Los microvertederos permanecen muchas veces por más de una semana en las esquinas de Santa Clara, atrayendo a roedores, animales carroñeros y a los llamados «buzos».

Ante la falta de combustible, recurren a los carretoneros, pero de los 659 que necesitan solo laboran 252.
