Jineteo y genocidio: La verdadera reserva del comandante

Jineteo y genocidio: La verdadera reserva del comandante

Lo que queda es lo que verdaderamente se ha estado guardando para el pueblo en la secreta reserva del comandante: jineteo y genocidio

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Cola para entrar a tienda en divisas (foto archivo)

MIAMI, Estados Unidos.- Jóvenes cubanos: ¡amárrense los fajines! Cubanas menores de 40 años: ¡invéntense cinturones de castidad! El régimen de Raúl Castro y Miguel Díaz-Canel ha anunciado que, para sobrevivir, pretende chulearlos a todos. El socialismo anti-yanqui no es sostenible ya sin la entrada de dólares americanos. Y como está claro que las arcas del gobierno ya no podrán ingresar dólares directamente de sus negocios y traquimañas, el pueblo de Cuba, de ahora en adelante, será el responsable de generar “fulas” para que con estos el régimen pueda comprar y operar.

Las 72 tiendas estatales donde ahora el pueblo podrá adquirir de todo en Moneda Libremente Convertible (MLC) son el mecanismo macabro que acaba de inaugurar el Estado para poder apropiarse de los dólares que lleguen a manos de particulares. Será una bien engrasada centrífuga.

“Cuando los dólares sean canjeados en los bancos estatales, o sean depositados allí, en lugar de haber dejado beneficios sólo del 10% por concepto de gravamen [en el cambio a CUC], regresarán a las arcas del Estado con beneficios del 200%, o más, por impuestos al consumidor sobre el precio mayorista de importación o de producción nacional”.

Como comentó un periodista independiente recientemente, a la dictadura no le queda otro remedio que “arrastrarse hasta el dólar, quitarle el gravamen, a ver si la comunidad cubana en el exilio le resuelve la grave crisis de liquidez que atraviesa”. Los exiliados —el lumpen proletariado, la escoria, aquellos a quienes “no los queremos, no los necesitamos”, citando a Fidel Castro— somos ahora, de la nación, el salvavidas.

Patria y muerte: ¡Los chulearemos! Pioneros por el comunismo: ¡A jinetear con el Che! Comandante-en-jefe: ¡Nos prostituiremos! ¡Agrupémonos todos en la lucha final, a vender nuestros cuerpos para dolarizar! ¡Adelante, cubanos, que Cuba premiará nuestro exterminio!

No hay duda, hemos llegado al desquicie, a lo impensable. Nuestro pueblo se ve sumido en un nivel de degradación que suena a pesadilla, pero es la realidad. Desde el Comité Central, el partido único ordena buscar dólares a como sea: casándose con extranjeros, pesquisando turistas, robándole a visitantes, perfeccionando el chupa-chupa, sonsacando novios por internet, chantajeando a parientes lejanos, alquilando médicos, enfermeras, ingenieros, bioquímicos y maestros, vendiendo artesanías y obras de arte a ricos coleccionistas “de afuera”.

¡Zafarrancho de combate! La nueva consigna y misión nacional es buscar, generar, robar y hasta falsificar el preciado billete yanqui. ¡Habrá que jinetear en grande, sea cual sea el sexo o la orientación sexual! El régimen ya propuso una nueva consigna: “Nadie quedará desamparado”. En realidad, la consigna es: “Nadie quedará sin ser chuleado”.

Han de surgir más programas gubernamentales para arrendar servicios como se ha hecho hasta ahora con los médicos. No me sorprendería que la Federación de Mujeres Cubanas iniciara un programa con China comunista para arrendar cubanas (que califiquen) a través de contratos matrimoniales por diez años. Sucede que luego de 35 años (1981-2016) de la política comunista oficial de “un solo hijo”, y el resultante aborto masivo de fetos hembra, se ha producido en China un crítico déficit femenino. Hoy por hoy, hay en China 30 millones más hombres que mujeres. Muchos de esos chinos —llamados “guang guan”, o “ramas secas”— interesados en hallar esposa, jamás la encontrarán.

Cuba ya alquila servicios —médicos y técnicos— desde hace años, a 10 000 por cabeza, anuales, generando así miles de millones de dólares para el Estado. Hasta marzo de 2018, la Unidad Central de Cooperación Médica (UCCM) contó con 28 729 colaboradores en 59 países, China incluida.

No nos sorprendería, entonces, si a alguien en el Buró Político se le ocurriera establecer un programa de arrendamiento femenino optativo, con contratos por 10 años, todos los gastos pagados por China, para el “alquiler” de esposas para, digamos, veinte mil “guang-guanes”.

El programa podría dirigirlo Mariela Castro, y podría llamarse, cínicamente, “Guang guán pone cuarto”. Treinta mil dólares al año —el valor de una esposa es mucho mayor que el de un médico— por 10 años, multiplicado por 20 000 cubanas equivaldría a 6 000 millones de dólares.

¿Suena descabellado? Sí, descabellado y peor: alucinante, detestable e indeseable. No obstante, no es más descabellado que el arrendamiento de personal médico de ambos sexos, o que las actuales orientaciones oficiales para que los cubanos consigan dólares, como sea. Hemos visto, en sesenta y un años, que el régimen cubano es capaz de cualquier ignominia contra ese pueblo.

Pero —siempre hay “un pero” — hay salvedades: ¿qué de las personas mayores (de más de 55 años), los enfermos y discapacitados, y los jubilados, que comprende a las mujeres a partir de los 60 años y a los hombres a partir de los 65? Con contadas excepciones, el jineteo —sexual o no— es para gente más joven, de menos de 40 años. Los cubanos y las cubanas hasta los 40 o 45 años tienen aún suficiente energía, imaginación, y maneras de jinetear, de sonsacar, de zapatear la calle, rastrear la Internet, inventar y resolver como para cumplir las nuevas metas.

También para los de entre 50 y 60 años siempre está la posibilidad de un pariente en el exterior; o de un hijo o hija que haya emigrado o emigre y que desde “afuera” ayude; o que rastree la calle; o que prepare durofríos y cakes de cumpleaños por encargo; o que alquile su casa por hora para la fornicación revolucionaria.

La cosa no se ve tan factible para las personas que padecen enfermedades crónicas o viven con alguna discapacidad funcional, ni tampoco para los jubilados. Para ellos mucha necesidad, mucha hambre, mucha miseria. Sus jubilaciones de entre 10 y 15 dólares mensuales, abonadas en inservibles pesos cubanos, no alcanzan ni para la canasta básica. Se trocará la mortadela por una libra de pollo, menuda ayuda cuando el pollo cuesta más. El pan tendrá moho, el arroz, gorgojos, y la harina gusanos. Los enlatados y las conservas, de vencidos, sabrán rancios y apestarán a podrido. Que se vayan preparando nuestros ancianos para su residencia permanente en el cementerio: lo que viene es la hecatombe.

El jinetear los dólares tiene graves implicaciones raciales, además. Los cubanos afrodescendientes son los que menos remesas reciben, ya que la mayoría no tiene parientes o amigos en el exterior. Me hace pensar, con pavor, en el número de verano 1991 de Playboy Internacional, con su inmenso titular Sol, Sexo y Socialismo, impreso sobre los glúteos desnudos de una cubana negra, e ilustrado el interior de la revista con imágenes seductoras de cubanas negras y mulatas retozando en las playas. ¿Qué es lo que se nos viene encima, una obligada prostitución piel canela propiciada por la industria turística, o una limpieza étnica fríamente calculada desde el poder blanco?

Tiempos graves exigen medidas graves. Sépase que los déspotas dueños no sacrificarán sus privilegios, ni los de sus decadentes hijos. Cuba tendrá que recurrir más y más al uso del dólar americano para sus operaciones comerciales y la administración del Estado. No se puede proyectar con certeza que los parientes en la diáspora continúen aportando 4 000 millones de dólares al año al fisco cubano como hicieron en 2019. Esa cifra se verá reducida en el futuro cercano, pues la situación económica —y política— en la “Yuma” ha cambiado.

Lo que queda es lo que verdaderamente se ha estado guardando para el pueblo en la secreta reserva del comandante: jineteo y genocidio.

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Acerca del Autor

Ileana Fuentes

Ileana Fuentes

Escritora y feminista. Autora de "Cuba sin caudillos: Un enfoque feminista para el siglo 21".

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