Los estragos de la nube de polvo del Sahara en Cuba

Los estragos de la nube de polvo del Sahara en Cuba

“Es una maldición que nos ha caído. Primero apareció el caracol gigante africano, después el coronavirus y ahora el polvo del desierto”

polvo del Sahara
Holguín. Foto del autor

HOLGUÍN, Cuba.- Las crisis de asma de Karel han sido más intensas por estos días, y para calmar la constante falta de aire utiliza con frecuencia su aparato broncodilatador. Todo era muy extraño, él ignoraba los motivos hasta que acudió al médico y así supo la posible causa del súbito deterioro de su salud. Una inmensa nube de polvo del Sahara que cubre la ciudad de Holguín ha agravado su padecimiento respiratorio. “Tendré que sobrellevar la crisis de asma hasta que se vaya el polvo”, dice Karel, mientras aspira una vez más del broncodilatador.

Como cada año, la nube de polvo del Sahara llega por estos días a Cuba. Provoca temperaturas altas, una disminución de la calidad del aire y el aumento de enfermedades en los seres humanos y plagas en los cultivos. Este año el evento meteorológico coincide con la COVID-19, que durante tres meses ha mantenido en vilo a los cubanos.

La nube de polvo ha creado expectación entre los holguineros, a plena luz del día, y desde cualquier punto de la ciudad, se observa una imagen borrosa de la Loma de la Cruz, el emblemático símbolo citadino.

“Hay tanto polvo que apenas se ve la Loma de la Cruz”, le comenta Ángela a su vecina que comparte el asombro por la inusual anomalía. El evento meteorológico ha “blanqueado” el cielo de Holguín y a la par las altas temperaturas asociadas al fenómeno castigan a los lugareños.

“El insoportable calor no me dejó dormir anoche. El ventilador echaba el aire caliente y por lo que veo, hoy será igual”, dice Ángela.

La nube de polvo oculta al sol y la bruma crea un ambiente sombrío. Pequeñas e imperceptibles partículas afectan al sistema respiratorio. Muchas personas refieren tener resequedad en la boca y molestias en la garganta.

Por su parte, las interpretaciones apocalípticas de algunos sobre la inusitada situación contrastan con el sentido del humor de otros. “Ahora si vale la pena trabajar porque el día se mantiene nublado”, dice Carlos, un mecánico de bicicletas.

La nube de polvo es generada por las tormentas de arena y polvo del desierto del Sahara y el Sahel, las cuales pueden alcanzar alturas de tres a siete kilómetros, y avanzan hacia el oeste transportadas por los vientos alisios. Sus cien millones de toneladas de polvo han recorrido los casi siete mil kilómetros de Océano Atlántico que separan a Cuba de África.

De acuerdo con la Organización Panamericana de la Salud (OPS), el peligro que genera el polvo radica en las partículas PM 10 (material con tamaño entre 2.5 y 10 micras) y PM 2.5 (inferior a 2.5 micras), altamente nocivas para la salud humana. También reside en las bacterias, virus, hongos, ácaros, estafilococos y contaminantes orgánicos; al igual que en el hierro, calcio, fósforo, silíceo, mercurio y pesticidas que transportan dichas nubes desde África.

En esta época aumentan las enfermedades cardiorrespiratorias tales como alergias y crisis asmáticas, los broncoespasmos —dificultad seria para respirar—, dolor torácico y otras enfermedades respiratorias agudas. Así mismo, puede traer picor en los ojos, conjuntivitis, rinitis e infecciones en la piel.

El doctor Francisco Durán, jefe nacional de Epidemiología del Ministerio de Salud Pública de Cuba, opinó sobre el vínculo entre el evento meteorológico y el coronavirus: “Aparentemente no tiene relación con que se produzca un mayor contagio o un menor contagio de la COVID-19 por la presencia de la nube de polvo del Sahara. De todas formas, el evento meteorológico provoca un cuadro respiratorio”, explicó.

Para disminuir los efectos negativos de la nube de polvo el doctor Durán recomendó el uso del nasobuco y evitar salir de casa.

La OPS también solicita cubrir las fuentes de almacenamiento de agua, tirar agua antes de barrer para evitar la re-suspensión del polvo, evitar realizar ejercicio al aire libre en las horas de más sol, y beber abundante líquido para prevenir la deshidratación.

El polvo del Sahara está vinculado al declive de las poblaciones de coral pues transporta un hongo endémico de África, el cual, al caer por su peso, alcanza el ecosistema y provoca que los corales lo asimilen y enfermen.

Con el fenómeno natural se pronostica un incremento de la escasez de alimentos por la aparición de plagas en el arroz, frijoles, frutales, caña de azúcar y otros cultivos, así como la disminución de la probabilidad de lluvias, causando sequía.

Especialistas afirman que la nube de polvo del Sahara continuará rumbo oeste hasta llegar en los próximos días al occidente del país.

“Es una maldición que nos ha caído. Primero apareció el caracol gigante africano, después el coronavirus y ahora el polvo del desierto”, lamenta Horacio, un señor de 72 años que espera en una cola para comprar agua potable.

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Acerca del Autor

Fernando Donate Ochoa

Fernando Donate Ochoa

Periodista independiente. Reside en Holguín

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