Foto: Archivo.
Cubalex recibió información enviada por una fuente anónima que describe un escenario crítico en el campamento de trabajo correccional Ho Chi Minh, ubicado en Jaruco, provincia Mayabeque, donde las condiciones de vida, la seguridad y la gestión del penal se encuentran profundamente deterioradas.
La denuncia señala que la comida es insuficiente, mal elaborada y sin insumos básicos como sal o aceite. Sin embargo, cuando llegan autoridades de la Dirección de Establecimientos Penitenciarios del Ministerio del Interior (MININT), la preparan adecuadamente para aparentar normalidad y desmentir las quejas de los reclusos.
Circulación de drogas con total impunidad
En línea con una denuncia reciente de Cubalex, la información apunta a la existencia de una red de distribución de la droga conocida como “el químico”, operando sin control dentro del penal.
Los reclusos señalados como parte activa de esta red son identificados como:
- Yaidel Álvarez (alias “el Naroco”)
- Yoel Alexander Borrero (alias “el Bemba”)
- Osmany Palomino (alias “el Fixty”)
- Livan Carbonell (alias “el Ocanco”)
- Germán López Torres, identificado como uno de los principales traficantes y consumidores, con amplios privilegios y capacidad de influir en oficiales
- Eugenio Atie, quien presuntamente tendría acceso a un teléfono celular para coordinar pedidos de droga
Castigos y restricciones abusivas
La denuncia advierte que los reclusos no reciben acceso al sol, una violación de sus derechos básicos que afecta directamente su salud física y emocional. La exposición regular a la luz natural es un componente mínimo del trato digno en cualquier sistema penitenciario, y su privación prolongada puede provocar debilidad muscular, afectaciones del sistema inmunológico, deterioro de la salud mental, depresión y ansiedad.
Restringir el acceso al sol no solo incumple estándares internacionales de derechos humanos, sino que además constituye una forma de castigo encubierto, aplicada de manera arbitraria y sin justificación médica ni disciplinaria legítima.
Privilegios dentro del penal
Según la fuente, el segundo jefe del campamento concede beneficios ilegales a reclusos procedentes de Güines, su lugar de origen. Estos privilegios incluyen:
- Visitas fuera de la fecha establecida
- Acceso a pabellón los sábados
- Permisos para realizar llamadas telefónicas
- Exención de las obligaciones laborales impuestas al resto de la población penitenciaria
Descontrol y negligencia en la seguridad interna
La denuncia advierte que los reclusos Orman Garbey y Juan Carlos Mendoza (alias “Margot”) tendrían llaves de acceso dentro del penal, abriendo y cerrando puertas sin supervisión alguna. Esta situación habría facilitado fugas y otros incidentes graves, poniendo en evidencia la ausencia de garantías mínimas de seguridad y de una gestión penitenciaria efectiva.
Condiciones inhumanas y represalias
Marta Perdomo ha denunciado que a su hijo, el preso político del 11J Jorge Martín Perdomo, recluido en el campamento, solo le permiten una hora de sol a la semana, a pesar de que la exposición a la luz natural es esencial para la salud física y mental de las personas privadas de libertad. También le han negado con frecuencia las llamadas telefónicas, llegando a estar más de dos semanas sin poder comunicarse con su familia.
Denunció además que le prohibieron tener libros y papeles, bajo el pretexto de que podrían utilizarse para fabricar “el químico”. Jorge Martín también ha sido amenazado por el jefe del penal, conocido como “López”, en represalia por exponer golpizas, abusos y condiciones inhumanas dentro del campamento.
La familia también ha reportado condiciones extremas de insalubridad y maltrato en ese centro:
- Falta de acceso a agua potable.
- Castigos arbitrarios como forma de castigo.
- A quienes se niegan a trabajar los encierran en un anfiteatro donde gotean aguas albañales del techo, un espacio tan insalubre que ni siquiera pueden sentarse.
Estas denuncias describen un patrón sistemático de corrupción, impunidad, castigos colectivos, negligencia y violaciones graves de derechos humanos dentro del campamento penitenciario Ho Chi Minh. No se trata de hechos aislados, sino de prácticas reiteradas que revelan fallas estructurales en la administración penitenciaria: ausencia de controles internos, privilegios otorgados de manera arbitraria, castigos sin base legal, condiciones de insalubridad extrema y la tolerancia —e incluso participación— de funcionarios en actividades ilícitas como el tráfico de drogas.
Estas prácticas vulneran obligaciones básicas del Estado cubano en materia de prevención de la tortura, protección de la integridad personal y garantía de condiciones mínimas de vida para las personas bajo su custodia, tal como exigen las Reglas Mínimas de las Naciones Unidas para el Tratamiento de los Reclusos (Reglas Mandela) y otros estándares internacionales de derechos humanos.
Cubalex continuará documentando, verificando y visibilizando estos hechos.
Si tienes información que desees compartir de manera segura, puedes escribirnos por nuestros canales de contacto.