La repatriación, un derecho en crisis

En momentos en que la pandemia de COVID-19 afecta a millones de personas en el mundo, los límites fronterizos se han endurecido y la repatriación se transforma, cada vez más, en un derecho en crisis
Las casas de miles de personas están ahora cerradas, en una cuarentena solitaria que no incluye a sus dueños. Una toalla doblada en el ropero, la escoba en el rincón de siempre, algún tubo de dentífrico que una vez se guardó como reserva; las fotos de la boda, de una graduación, del año del niño. En el cofre de la cómoda los viejos recuerdos que solo importan a uno mismo y a la gente que involucran, a nadie más. Todo eso a la espera del regreso, mientras los ciudadanos de cada país, a donde no pueden volver en medio de la pandemia, viven con lo indispensable en cualquier otra parte del mundo.
Abril llegó. Se fueron completos los largos días de enero, febrero y marzo. En China, el país donde empezó todo, acabó la cuarentena; en otros está a medias. Para el resto, ahora es que comienza la (in)actividad. Cuba es de estos últimos. El cierre de fronteras fue declarado por el gobierno de Miguel Díaz-Canel a partir del tercer martes de marzo. Los extranjeros tendrían que salir y los residentes debían entrar en un plazo no mayor a 72 horas. Una semana después, el último martes de marzo, el gobierno volvió a reunirse y el presidente notificó a la prensa oficial que este contexto «nos ha llevado a suspender el arribo al país de todo tipo de aeronave, ya sea vuelo regular o chárter, que traslade pasajeros, pues ello también constituye un riesgo adicional para nuestro pueblo».
Desde Canadá, el Consulado cubano en Toronto recomendó el 19 de marzo a «todos los ciudadanos cubanos que se encuentran de visita en Canadá y tienen reservados su vuelo de regreso a Cuba para los próximos días» establecer contacto con las correspondientes aerolíneas para obtener «informaciones sobre el estatus de sus vuelos y las posibilidades de regresar a nuestro país».
Casi todas las aerolíneas relacionadas por la página restringían garantías de regreso al país y decían centrarse a partir de ese día en la repatriación de sus clientes.
Del otro lado, en la propia Isla, extranjeros denunciaban la mala gestión de su vuelta a casa. El grupo Chilenos varados en Cuba movilizó las redes sociales la semana pasada, porque la Embajada de su país no garantizaba su repatriación y, en cambio, coordinaron con el gobierno cubano la reubicación en hoteles que los mismos ciudadanos chilenos tienen que costear.
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Siete días bastaron para darle un giro a la situación. La curva del coronavirus en Cuba provocó la radicalización de las medidas. Durante la reunión gubernamental del martes 31 de marzo, el ministro de Salud Pública, José Ángel Portal Miranda, enunció que en el país se confirmaron hasta esa fecha 186 casos positivos a la COVID-19, de ellos 29 extranjeros y 157 cubanos.
De ahí que los efectos se trasladaran al ámbito turístico y el ministro de Turismo, Juan Carlos García Granda, declaró: «En el sector se emitieron las orientaciones para el proceso de cierre y compactación de instalaciones hoteleras y extrahoteleras. Los turistas que permanecen en los hoteles se mantienen con restricciones de salida y orientaciones de no aglomeración en áreas comunes».
La reunión sacó a la luz «las gestiones pertinentes con embajadas y líneas aéreas para la salida de los turistas que aún permanecen en territorio nacional». La prensa oficial no detalló cuáles son esas gestiones ni con qué embajadas.
No obstante, el presidente Miguel Díaz-Canel Bermúdez dejó claro que siempre se tendrán en cuenta posibles excepciones, como es el caso de la salida de colaboradores cubanos hacia diferentes naciones, la llegada a Cuba de donaciones de otro gobierno, una emergencia que requiera facilitar los servicios aeroportuarios, y el arribo de determinado comercio y mercancías.
Entre esas excepciones, de no ser porque sucedió un día antes, tendría que incluirse el aterrizaje de una aeronave Boeing 767, de la aerolínea alemana Condor, para el abastecimiento de combustible en el aeropuerto internacional Frank País, de la oriental ciudad de Holguín.
Se produjo —según medios cubanos— ante la negativa de algunas terminales aeroportuarias del Caribe de ejecutar la operación de la que dependían 221 pasajeros provenientes de Nicaragua, desde donde los repatriaban hacia Frankfurt, Alemania. De acuerdo con la cuenta en Twitter del Instituto de Aeronáutica Civil de Cuba, la operación humanitaria se realizó cumpliendo con todas las medidas de protección, a fin de evitar posibles contagios con el nuevo coronavirus.
Varios días antes, también se valoró como excepción la evacuación de pasajeros y tripulantes del crucero británico MS Braemar, algunos de ellos enfermos de COVID-19. Viajaron de regreso a Reino Unido en cuatro vuelos chárter directos, luego de que las autoridades cubanas accedieron al traslado cumpliendo con las medidas sanitarias establecidas por la Organización Mundial de la Salud y el Ministerio de Salud Pública.
El destino Europa, además, ha contado con vuelos de repatriación, como el que salió en la madrugada del martes, desde La Habana, y con destino a Helsinki. FINNAIR (aerolínea finlandesa) llevó de regreso a casa a decenas de ciudadanos europeos que habían quedado varados en Cuba en medio de la pandemia del nuevo coronavirus, informó la página Unión Europea en Cuba.
«Con esta operación suman tres los vuelos de repatriación que se realizan con éxito en el país, gracias al apoyo financiero del Mecanismo de Protección Civil de la Unión Europea (UCPM) y al efectivo trabajo de coordinación desarrollado entre la Delegación de la Unión Europea en Cuba y las embajadas de los Estados Miembros en la isla caribeña —se lee en sus redes sociales, donde compartieron imágenes del hecho».
Con igual propósito —detallaron— en los próximos días se han planificado otros vuelos, por lo que recomendamos a los ciudadanos europeos que aún permanecen en Cuba y deseen regresar a sus hogares, que se mantengan en contacto con sus representaciones diplomáticas en el país».
¿Estos vuelos formarán parte de las excepciones? Es algo que no se ha explicado públicamente, si bien el gobierno cubano comunicó que la medida se implementaría en las próximas horas y sería dada a conocer por la Aeronáutica Civil de Cuba a las aerolíneas que continúan realizando vuelos a la Isla, para que se implementen los protocolos que están establecidos en estos casos.
Depende tanto del lugar de partida como del destino la posibilidad de repatriación en este contexto. Las coordinaciones entre Europa y Cuba para la salida parecen más efectivas que para la entrada de cubanos, y también más transparentes que las concernientes al territorio de América. Es cierto que algunos países, como Perú, cerraron sus fronteras y los cubanos allá quedaron en el limbo. Lo mismo le sucede a argentino; más de 20 mil se fueron antes de la cuarentena, otro tanto en el puente de la frontera con Brasil debido al cierre de ambos países —cuenta la periodista Nicole Martín.
Por su parte, Mariel Lozada, miembro de la Red Global de Periodismo de Investigación, pone la lupa en los venezolanos que carecen de respuesta para regresar a Venezuela o a sus residencias en la diáspora, mientras otros países de la región gestionan el regreso de sus miles de ciudadanos.
Lozada cuenta la historia de una joven compatriota suya que pudo volver a casa, a diferencia de la mayoría: más de 200 en Estados Unidos, 250 en Bogotá. Para lograrlo, hizo un recorrido por los países que aún mantenían vuelos a Venezuela: Cuba y Nicaragua. Vía Conviasa llegó a La Habana y debió seguir. «El vuelo desde La Habana, según reportan pasajeros, no fue un vuelo humanitario: cada pasaje costaba entre 600 y 1000 dólares americanos».
A la misma Habana llegó una colombiana; aeropuerto a reventar: mucha gente desesperada tratando de salir a sus países: madres con niños, muchos argentinos sin opciones. Muy caótico. Al llegar a Panamá para continuar a Colombia supo que Cuba cerraba sus fronteras ese día y se sintió afortunada al conseguir ese vuelo.
BBC Mundo reportó sobre «la incierta situación de miles de latinoamericanos varados en otros países tras el cierre de fronteras por el COVID-19». La situación es internacional, pero ¿qué hay de las excepciones previstas por Cuba?
Muchas llaves continúan a la espera de abrir sus puertas. La movilidad nunca es tan necesaria como cuando se trata de volver a lo que se concibe como espacio personal. Estar dentro de tu casa, con tus seres queridos, tu mesita de noche y aquel dentífrico que guardaste cerca de un cepillo de dientes que usó algún ex, no debería ser un lujo.
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