«Esa noche se ensayó un país»: El relato de un actor que se unió a la manifestación del 27 de noviembre de 2020

Salí de la rectoría de mi universidad, el Instituto Superior de Arte (Isa), de discutir con el rector una carta que rechazaba la expulsión (me niego a llamarle de otra manera) de mi profesora Anamely Ramos. Fuimos tres socios a entregar el documento. Cuando salimos les dije: «¿Vamos al Ministerio?» Ellos tenían miedo. Yo sí cogí el rutero.
Les amigues de la secundaria, del teatro, me escriben: «Te estás marcando mucho Triana, no seas cabecita de playa, vete del país, al final no vas a lograr nada». Tuve que bloquear a mi family en el Facebook porque les iba a dar un infarto. Advertencias perentorias, advertencias de amigues: «¡Triana se estaba marcando mucho!» En la noche del 26 de noviembre quedó claro que, desde la comodidad de una pantalla y publicando, no se podía estar. Había que poner el cuerpo. Hay que ponerlo.
La carta, firmada en la rectoría. Los socios, en sus casas. Anamely, desaparecida por la Seguridad del Estado. Cerca de 40 artistas frente al Ministerio. Una asamblea de balance del Partido Comunista de Cuba en el Isa. Así llegamos al 27 de noviembre.
Quien me venga a hablar mal de San Isidro desde un sofá y con iPhone 11 en la mano, puede irse a otra parte. ¿Qué has hecho tú por este país? ¿Hablar por los pasillos? Hay que hacer silencio ante la valentía. Eso hay que respetarlo.
Los principales reclamos de los 30 representantes que entraron al Ministerio de Cultura fue un proceso justo para Denis Solís y el cese de la represión contra el Movimiento San Isidro. Pero ese día fue mucho más que eso. Todavía estoy procesando todos los pequeños gestos de solidaridad, empatía, inteligencia y amor que sentí ese día. Amigues del teatro, de las redes, de la noche habanera, familia, vecinos, mostros de la cultura de este país, mis maestros, allí estaba casi todo el mundo en cuerpo o alma.
Me eché a llorar cuando llegó el director de cine Fernando Pérez. Vino luego una amiga actriz y me dijo: «Tenía que venir porque tengo más de 60 años y nunca había ido a una protesta».
Había un área para distribuir las botellas de agua que la gente donaba. Llegó el momento en que había demasiadas porque todo el mundo estaba comprando agua y algún alimento para los manifestantes. Otros tuiteaban que esa noche se caía la dictadura. Por supuesto que no, vamos a estar claros. La mayor parte de la gente no está enterada ni movilizada. Están puestos para sobrevivir.
Confieso que nunca sentí miedo ante la turba de agentes represivos que estuvieron a punto de irnos arriba. Confié en la unidad y en el espíritu inteligente y pacifista de la multitud. Una amiga quedó en pasarme unos libros sobre la cultura de la paz. ¿Ese será el camino?
En la noche llegó La Diosa, cayendo en paracaídas ante las cámaras y los flashes. Plantó bandera: «Señor Alpidio Alonso, yo le pido por favor que me dejen trabajar». Por un momento fue simpático que en medio de aquella turba cultureta apareciera esa mujer con unos coturnos y su pelo fosforescente. Pero después no fue gracioso: ella también estaba reclamando desde su estilo y su dolor particular. Eso fue lindo. La reguetonera killer, los artistas encumbrados, los novatos, los estudiantes, los periodistas independientes, los activistas, las feministas, todos dijeron: «aquí tengo un podio». Y no hay que ser triunfalistas ni ingenuos, pero ese día algo cambió para todes.
Por estos días sigo procesando, desde la sorpresa y el dolor, el nivel de adoctrinamiento al que te someten desde que tienes «uso de razón». La supremacía cis-hetero-patriarcal en la escuela y los libros de texto; la propaganda y el adoctrinamiento político desde que naces, al punto que llegas a dudar de tus ideales, los de verdad; el miedo que uno coge frente a las palabras opositor, dictadura, protesta, disentir.
En estos días estoy empoderándome, radicalizándome, desaprendiéndome. Qué bueno que lo puedo hacer con 23 años. Sé que a mis hijes les podré dar una educación libertaria.
¿Trincheras de ideas valen más que trincheras de piedras? Pues los millennials están atrincherándose con un celular y un power bank en la mano. Internet, ese es nuestro güinche, nuestro molotov, nuestra AKM. Oda a internet, que ya no hay vuelta atrás. Y el 27 de noviembre de 2020 fue nuestra pila bautismal, nuestro sacrificio del macho cabrío, nuestro sabbath. Lo que vendrá ahora depende de todes nosotres, pero esa noche se ensayó un país.

Leivy Carrillo
| #
Amazing 😍😍😍 estoy tan orgullosa de ti
Reply
Felix
| #
orgullosa de que hayan jovenes como tú, no pierdan el rumbo !
Reply
Sheila
| #
Muy orgullosa de ti mi niño.
Reply
Claudio Gaitan Garmendia
| #
Mis respeto y apoyo para ti y cada ser que te acompañó ese 27N. Fueron cientos los que llegaron ese día al Mincult, pero muchísimos más los que seguimos los rastros que dejaban en la red. Espero con ansias la puesta en escena de la Cuba que ensayaron ese día. Fuerza, mucha fuerza desde la distancia. #Somos27N #27N
Reply
Yoleysi
| #
Mi niño te felicito ,tienes un par de “aquellos “que se necesitan …por algún lado tiene que comenzar …
Reply
EnriqueZeppelin
| #
Dany la verdad es difícil de describir pero hay q intentarlo siempre…..un abrazo caballo Flaco, con todo en la diestra
Reply
Maite Bravo
| #
Mis mayores felicitaciones para tan gran acto heroico tenían que abrir los ojos y darse cuenta de la mentira y terror en el cual están viviendo el pueblo de Cuba en especial la juventud pensante e inteligente de nuestro pueblo adelante hermano ya aquí nosotros en el exilio nos hemos quedado sin patria ni sentir no sabemos lo que somos hemos perdido nuestra
Idocincrasia ;pero ustedes no, Adelante valientes Mambises
Reply
Javier García Villaveirán
| #
Así se hace Dani, valientes palabras desde el amor y el deseo de expresar el sentir
Reply
Jimmy Roque
| #
Muy valiente danielito. Un fuerte abrazo. Cuidate.
Reply
robertikoramos
| #
#MásComoTú
Reply